Una de las primeras fotografías de la banda provincial Poopo de Oruro
Por: Benjamín
Chávez – Escritor / Este articulo apareció en el periódico La Razón de
La Paz el 23 de febrero de 2014
Aproximadamente a una legua al este de Villa
Poopó, capital de la provincia Poopó del departamento de Oruro, se encuentra la
diminuta comunidad de Qalajawira, que en idioma quechua significa Río de
piedras. No es más que un grupo de media docena de casas de adobe y techo de
paja, desordenadas en la suave pendiente que, desde el río, asciende hacia las
faldas del cerro Khele Khele.
En primavera, una hierba amarilla, escasa y ondulada que se
asemeja al pelaje de las cabras, tapiza la pampa que la circunda, como una
lámina de cuero extendido sobre la boca de un bombo inmenso. Es un paisaje
agreste rodeado de montañas de roca plomiza y tierra ocre con escasas
posibilidades para la agricultura y aún para la tenencia de animales. No
obstante, allí vivían algunas familias dedicadas al cultivo de la papa, la
elaboración del chuño y el pastoreo de pequeños rebaños de llamas y ovejas, que
apenas les daba para su subsistencia.
Hacia 1930, una de las familias que vivía en Qalajawira era
la de don Esteban Gonzales y Juana Benito, quienes tuvieron dos hijos: Santiago
(1932) y Sinforiano (1937). Ambos se criaron jugando por los alrededores de las
casas, subiendo a las laderas de los cerros, ayudando en las labores agrícolas,
en la elaboración del chuño y de la t’unta en las cristalinas aguas del río y
llevando a pastear a los pequeños rebaños que poseían. Asistieron a la escuela
primaria en Pampita, una comunidad vecina a la que debían dirigirse caminando.
Allí aprendieron a leer, a escribir y algunas nociones básicas de aritmética y
otras materias que, en aquella época y en esos parajes tan alejados de las
ciudades, era lo que la educación formal podía ofrecer. CRECER. Así pasaron los
años y los hermanos Gonzales fueron creciendo en la sencillez y la austeridad
de su comunidad, una más entre otras similares, sin nada especial que la
diferencie de sus vecinas Ancalliri, Vilaque, K’hoa o Chiricuyo, que de tan
pequeñas, no figuran en los mapas.
Abel Gonzales Mamani director de la banda intercontinental Poopo de Oruro en Qalajawira
A finales de los años 30, cuando Santiago y Sinforiano
Gonzales eran niños, el país se recuperaba de la experiencia bélica con el
Paraguay, hecho que había transformado profundamente la sociedad boliviana.
Andando el tiempo, los hermanos Gonzales terminarían siendo
músicos. Santiago tocaría el bajo desde su adolescencia y Sinforiano se dedicaría
a la trompeta y, a sus 26 años, fundaría una banda que llegaría a ser la más
exitosa del país. Pero los inicios, los primeros acercamientos a la música, a
la música de las bandas de instrumentos de bronce, iban a producirse allí mismo
en Qalajawira…
Hacia la segunda mitad de la década de los años 40 y, a lo
largo de los años 50, de vez en cuando, aparecía por el camino, un personaje
que, a caballo, a lomo de mula o en bicicleta, llegaba hasta Qalajawira a pasar
algunas temporadas. Era don Francisco Mamani, a quien apodaban el Chile y que
luego llegaría a ser suegro de Sinforiano.
El Chile era músico de una banda del ejército en Oruro, que
aprovechaba sus días libres para volver a su terruño a visitar a su familia.
Vestía su uniforme militar con el orgullo propio de quien había participado en
la Guerra del Chaco e impresionaba vivamente a los muchachos Gonzales quienes,
para imitarlo, intentaron aprender a tocar la trompeta.
Francisco Mamani alentaba esa inquietud en los hermanos
Gonzales prestándoles su instrumento e impartiéndoles lecciones preliminares y
rudimentos del arte de su interpretación, y siguió apoyándolos por mucho tiempo
más, sobre todo a Sinforiano, una vez que éste se convirtió en su yerno al
casarse con su joven hija de 17 años, Inés Mamani.
Una vez aprendido el arte de la trompeta, Sinforiano Gonzales
logra enrolarse a la banda de la Policía Boliviana en Oruro. Decidido a
forjarse un futuro en esa institución, se aplicó al trabajo durante
aproximadamente dos años, no obstante, un infortunado hecho cambiaría su
destino. Él estaría en el “repaso” o práctica habitual de la banda, cuando
recibió la triste noticia de que su padre acababa de morir. Prontamente obtuvo
el permiso para dirigirse hasta Poopó, donde logró asistir al velorio de don Esteban,
pero notó que necesitaría quedarse un día más para ayudar a su madre en el
entierro y así lo hizo.
Cuando volvió a Oruro a reincorporarse a su trabajo, el
comandante lo llamó ante su presencia y le increpó la demora. Sordo ante la
justificada razón esgrimida por el músico, lejos de la compasión, el comandante
lo abofeteó fuertemente en medio de insultos proferidos a gritos.
Esa misma tarde, dolido por la incomprensión, Sinforiano
Gonzales presentó su baja de la Policía y, sin ya nada que hacer en Oruro,
retornó a su pueblo, donde intentó varias estrategias para sobrevivir. Fue así
que consiguió trabajar en la minería, en el alto socavón de Cóndor Iquiña
ubicado a 4.650 metros de altura cerca de Villa Poopó, trabajo que realizaría
por quince largos años.
Fue en esos días en los que, inquieto e incansable como era,
enriquecía sus ocupaciones laborales con la práctica de la música, ya en
solitario, ya con uno o dos amigos con quienes se reunía para interpretar
huayños, bailecitos, cuecas y otros ritmos. Sinforiano Gonzales tenía alguna
experiencia en ejecuciones musicales para animar fiestas pues, ocasionalmente,
aceptaba peticiones para ese fin, de gente que venía a requerirlo de las
comunidades vecinas.CONTRATO. Doña Inés Mamani recuerda que debía despertarse
muy temprano para prepararle la comida a su esposo, quien desde las cuatro de
la mañana intentaba perfeccionar melodías con la trompeta y menciona cómo,
cierta vez, llegaron personas desde Huanuni a contratarlo, anoticiados de la
presencia de un músico en las perdidas serranías de Poopó. Sinforiano aceptó el
desafío y se comprometió a asistir ese fin de semana a honrar el contrato. Para
ello acudió a un par de amigos y, en una escena que se antoja cinematográfica,
una mañana muy temprano, los tres se encaminaron a pie, remontando los cerros,
munidos de trompeta, bajo y bombo, a la fiesta de la famosa mina de estaño
distante a muchas horas de camino.
Sinforiano Gonzales, casado y con hijos, se estableció en
Villa Poopó. Si bien no abandonó del todo la casita de Qalajawira donde tenía
pequeñas parcelas de siembra y pastoreo, paralelamente a su labor de minero,
montó una pequeña tienda de abarrotes en su casa frente a la plaza del pueblo.
Un buen día, mientras volvían del trabajo, varios amigos de la cooperativa
minera le hicieron una petición. —Sinforiano— le dijo uno —tú que sabes tocar,
¿por qué no armas pues una bandita y tocas en la plaza? —Sí pues, unas retretas
para distraernos—, acotó otro amigo. —Todo es trabajar y farrear no más—, entre
risas, dijo un tercero.
Sinforiano estuvo de acuerdo porque él, como minero, sabía
muy bien de los rigores de la vida en días vacíos cuando los trabajadores
salían de interior mina para encontrarse con el frío, el viento y la
desolación. Entonces, juntó a unos cuantos músicos más o menos principiantes
que había por allí, su hermano Santiago entre ellos, y se dedicaron a
practicar. Al poco tiempo, un domingo de 1962, la improvisada formación de
apenas ocho operarios, subió discretamente los cinco escalones del quiosco de
la plaza de Villa Poopó y rompió el silencio del pueblo con los primeros
acordes de una sencilla melodía que, para Sinforiano Gonzales y los suyos,
nunca más habría de callar. El pueblo entero reaccionó con entusiasmo y desde
entonces las retretas dadas por la banda cada semana eran esperadas con
expectación y alegría.
Así fue pasando el tiempo y las retretas de la banda de
aficionados eran infaltables, hasta que un buen día, unos comerciantes que
habían llegado a Poopó, sin duda a alguna de sus ferias, los escucharon y los
contrataron para que amenizaran un matrimonio. Esa fue la ocasión propicia para
bautizar la banda y dejar de ser solo un grupo de amigos que se reunían los
domingos para tocar algunas piezas. Sinforiano Gonzales lo pensó un poco y terminó
adoptando el nombre más lógico para quienes le debían todo a su tierra natal.
Con una indisimulada sonrisa que delataba su satisfacción dijo: Poopó,
Provincial Poopó.
El acto oficial de instauración de la banda se celebró el día
sábado 4 de enero de 1964, en el marco de las celebraciones del año nuevo, en
veneración al Niño Jesús, cuando las autoridades de Poopó (alcalde y
corregidor), reconocieron y celebraron su fundación, posesionando al señor
Sinforiano Gonzales Benito como Director de la Banda de diez músicos llamada
Provincial Poopó de Oruro.
Desde su fundación, la Banda Provincial Poopó recorrió varias
provincias del departamento de Oruro y en 1974, contratados por una morenada,
viajaron a tocar a la fiesta de Pucarani, capital de la provincia Los Andes del
departamento de La Paz. Para entonces la banda ya estaba conformada por 20
músicos y esa fue la primera vez que cruzaron las fronteras departamentales.
La Poopo desata la fiesta en cualquier celebración
Sin embargo, para considerarse importante, toda banda debía
tocar en el Carnaval de Oruro y la Poopó lo consiguió gracias al apoyo de don
Genaro Frontanilla Vistas, un próspero empresario dueño de concesiones mineras
en Poopó y un periódico en Oruro (El Expreso), quien en 1975 la contrató
para que acompañe a la Diablada Auténtica de Oruro, más conocida como la
“diablada de los mañazos”, el conjunto folklórico más antiguo del Carnaval
orureño.
Es pertinente identificar la década de los años 80, cuando la
familia Gonzales, y por consiguiente la banda toda, es decir, su administración
(ya que contaba todavía con muchos operarios de las provincias Poopó, Avaroa y
otras), se muda a Oruro, como la década de consolidación de una banda que,
habiendo nacido como provincial, se perfila como una banda de importancia
nacional.ABEL. Abel Gonzales Mamani nació en 1964 en Villa Poopó. Es el segundo
hijo de Sinforiano Gonzales e Inés Mamani, y sería quien desde muy joven
formaría parte del sueño musical de su padre. A pesar de que Javier, su hermano
mayor, también tocaría en la banda, Abel estaba predestinado, por su pasión y
compromiso con la música, a ser el sucesor de su querido y admirado Papá Sinfo
en la dirección de la Banda Poopó.
Nacido el mismo año en que se fundó la banda, sus primeros
recuerdos se mezclan con el sonido de los instrumentos y, desde temprana edad,
quiso ser músico de banda. Específicamente le atraían los platillos y
aprovechaba el tiempo libre que le dejaban las tareas de siembra y pastoreo en
las que ayudaba a la familia y, posteriormente, las vacaciones de la escuela
Ismael Montes donde estudió la primaria, para dar rienda suelta a su pasión.
Con un tío se hizo construir un par de platillos, recortando
las tapas de los envases de manteca argentina que don Sinfo utilizaba para la
elaboración de pan, en una panadería que había abierto como uno más de los
emprendimientos propios del ser trabajador e incansable que era. Como las tapas
de las latas de manteca tenían agarradores, Abel vio siempre en ellas unos
potenciales platillos. Así, armado de esos instrumentos, se iba a las afueras
del pueblo y subía al cerro Khele Khele a tocar durante horas, ritmos de
comparsa que escuchaba y memorizaba en las festividades de Poopó.MÚSICO. En un
principio su padre no veía con buenos ojos la afición de su hijo, pues
consideraba que la vida del músico era una vida dura y quería algo mejor para
Abel y sus hermanos. Sin embargo, la perseverancia del muchacho pudo más y, un
buen día, cuando la banda tenía un compromiso en Mina Bolívar, el propio
Sinforiano Gonzales le dijo que lo aceptaba como platillero y viajaron con él.
Abel tenía 12 años y ya estaba donde siempre había querido estar.
Abel Gonzales sería miembro estable de la banda desde
entonces y su importancia crecería con el tiempo, hasta convertirse en una
pieza fundamental. Su talento musical, así como su innegable olfato para
aprovechar oportunidades, harían de su aporte un elemento crucial en el éxito
de la banda, cuyos capítulos más gloriosos estaban todavía lejos en el tiempo.
Varios años después de acompañar a la Diablada Auténtica
Oruro, la banda toca con la prestigiosa Morenada Central, uno de los conjuntos
folklóricos más importantes del Carnaval orureño.
Dentro de la dinámica propia de una festividad como el
Carnaval de Oruro, con un largo recorrido de complejos procesos sociológicos,
la banda Poopó fue ganando terreno y conquistando el favor del público, gracias
a la feliz confluencia de varios factores que inciden directamente en su
consolidación hasta alcanzar el éxito como institución. Un éxito que, en la
siguiente década, sobre todo a partir de 1993, será abrumador e incuestionable.
El primer viaje que realiza la banda Poopó fuera de las
fronteras nacionales se produce en 1979 cuando participan en la fiesta de la
Candelaria en Puno, Perú, donde obtienen el primer premio otorgado por la
Federación Folklórica de Puno por su excelente interpretación.
La banda, que había viajado con su nombre original de
Provincial Poopó, luego de esa experiencia decide cambiarlo por el de Banda
Internacional Espectacular Poopó, en justicia a los logros obtenidos. Y es con
ese nombre que, durante la década de los años 80, participa en el Carnaval de
Oruro, donde afianza su personalidad institucional, gracias a sus esmeradas
interpretaciones musicales y la feliz combinación de otros elementos.UNIFORME.
Precisamente, un aspecto ajeno a lo estrictamente musical, le confiere un sello
de identidad distinguido. Otra vez es Abel Mamani el responsable de esta jugada
maestra. Nos referimos al emblemático uniforme de saco rojo, pantalón y
sombrero marfil que hacen a la banda Poopó reconocible en cualquier parte.
Durante todos sus años de vida, la banda había ensayado
varios uniformes. Desde que naciera sin uno definido, cuando los músicos
recurrían a los ternos de colores oscuros que poseían, pasando por los ponchos
color vicuña, los trajes cafés, hasta llegar a los uniformes de saco azul,
corbata gris y pantalón plomo con el que tocaron durante varios años durante
los años 70, no existía una clara distinción de la Poopó con otras bandas del
Carnaval de Oruro.
Abel Gonzales recuerda haber visto por televisión la
inauguración de un importante evento deportivo (probablemente el de las
Olimpiadas de Montreal en 1976), en la que la delegación canadiense desfiló con
un vistoso traje de saco rojo y pantalón blanco en obvia alusión a la bandera
de ese país. La imagen quedó grabada en él y se juró lograr que algún día, la
banda vista de forma similar. ¿Por qué? Porque su talento nato para el
marketing le hizo ver el potencial de ese combinado que resultaría tan
atrayente en medio de los sobrios colores de las demás bandas de música.
Un buen día se armó de coraje y se lo propuso al director, su
padre, hombre de férrea disciplina forjada en el trabajo constante, quien en un
primer momento no quiso ni escuchar hablar de semejante ocurrencia. Pero Abel
insistió e insistió durante años, hasta que, harto ya, don Sinforiano convocó a
la banda y les comunicó que el traje que harían confeccionar para lucir en el
siguiente carnaval sería ése.
Se armó un alboroto y casi toda la banda amenazó con
renunciar. ¡Cómo pues! ¿Saco rojo? ¿Rojo? ¡Ni que fuéramos payasos! Don
Sinforiano estuvo a punto de ceder, pero Abel se incorporó y les dijo: ¡Los que
quieran irse pueden hacerlo, pero la banda entrará con ese uniforme! Al poco
tiempo, a medida que ya se acercaba el carnaval, comenzó el solitario
peregrinar de los músicos a la casa Gonzales a recoger las telas roja y marfil,
para hacerse confeccionar el nuevo traje.
1990 es el año en que la Banda Internacional Poopó realiza
varios viajes al extranjero. En abril, acompaña a la Diablada Ferroviaria a
Colombia y se presentan en el Segundo Festival Iberoamericano de Teatro
realizado del 6 al 15 de dicho mes en la ciudad de Bogotá.
El 2 de agosto, viajan a la Argentina por invitación del
consulado boliviano en Córdoba, ocasión en que los residentes bolivianos
otorgaron plaquetas de reconocimiento a la banda.
El 5 de octubre, visitan el Brasil y de ahí vuelan a Europa
para presentarse en Londres, Inglaterra el día 6 de octubre. Al día siguiente,
la banda se traslada a España y participa del Segundo Festival Tardor de Barcelona
y en el quinto Festival Iberoamericano de Cádiz. Luego viajan a Italia. En poco
más de medio año han tocado en seis países de dos continentes y obviamente, la
banda que había nacido como provincial y que ya era denominada internacional,
pasó a llamarse con justa razón, intercontinental gracias a su periplo europeo.
Al año siguiente, el 16 de abril de 1991 tocan en Panamá y
tres días después lo hacen en México, en el Tercer Festival Indigenista,
oportunidad en la que también acompañan a la Diablada Ferroviaria por el DF,
Puebla y Ciudad Hidalgo.
Otra ocasión importante en que la banda estuvo presente fue
el 15 de abril de 1992, fue cuando, siempre acompañando a la Diablada
Ferroviaria, se presentaron frente a varios presidentes y altas autoridades en
la Casa de la Moneda de Santiago de Chile, donde interpretaron la cueca Viva mi
patria Bolivia.
Entre el 2001 y el 2011, la banda realizó viajes a Lima,
Perú; a la fiesta Charrúa de Buenos Aires, Argentina. A Iquique y Arica en
Chile y fue invitada por primera vez al Festival Boliviano en Virginia, Estados
Unidos de Norteamérica, ocasión en la que también visitaron las ciudades de Los
Ángeles, Nueva York, Miami, Chicago, Houston, e incluso llegaron hasta el
Canadá.
Desde entonces, las participaciones de la banda en eventos
como la fiesta Charrúa en la Argentina y el festival boliviano en los Estados
Unidos se repiten casi anualmente.
DIRECCIÓN. Sinforiano Gonzales Benito falleció en Oruro a los
75 años de edad, el 23 de diciembre de 2012 y sus restos descansan en el
cementerio de Poopó. Desde ese mismo momento, Abel Gonzales se hizo cargo de la
dirección de la banda, que cuenta con la participación de su hermano Javier y
sigue siendo una empresa familiar.
Aunque profundamente dolido por la pérdida de su padre, Abel
Gonzales no se permitió ni un minuto de pausa para encaminar, por todo lo alto,
a la banda a la celebración de sus Bodas de Oro y, además de todo el programa
de festejos, que incluye la presentación de este libro, la grabación de un
disco con las más emblemáticas composiciones de la banda y varias otras
actividades, en memoria de su padre, se ha propuesto trabajar para la
concreción de un sueño: la construcción de la Escuela de Música “Sinforiano
Gonzales Benito” en Villa Poopó.
Los planes y proyectos de su director para la banda son
muchos y muy ambiciosos pues, como su padre, sabe que la banda ocupará el
centro de su atención y cuidados hasta que Dios le dé fuerzas para ello.
Entrevistado recientemente por un periódico, tras el más
reciente viaje de la banda a los Estados Unidos de Norteamérica, Abel Gonzales
declaró: “La Poopó es la imagen de las bandas, uno no puede estar triste, es
nuestra responsabilidad, es nuestro arte, y donde vamos llevamos alegría a la
gente. Somos intercontinentales, queremos ser ¡intergalácticos!”HISTORIA. Si
bien la historia de la Banda Intercontinental Poopó está por hacerse, tarea
propia de investigadores de temas culturales y musicológicos, hasta aquí hemos
narrado a grandes rasgos los momentos más importantes de esta agrupación
musical, que con esfuerzo y perseverancia ha alcanzado el éxito y es, en la
actualidad, la banda más virtuosa, más grande, más espectacular, más talentosa,
en suma, la mejor banda del Carnaval de Oruro y por ende de Bolivia.
Toda una vida regalando su arte a millones de personas,
enriqueciendo con su música las fiestas más importantes y llevando la música
boliviana a través del mundo, hacen de la Banda Intercontinental Poopó un
referente indiscutible de la cultura popular y de la historia del país.
BANDA POOPÓ SE QUEDÓ SIN SU
COMPOSITOR… SINFORIANO GONZALES
Misa de Santa Cecilia en 2013
Por: Alicia Navía
Mier – periodista / Este articulo apareció en el periódico La Patria de Oruro
el 30 de diciembre de 2012
Tras una larga vida llena de composiciones
musicales, falleció el fundador de la Banda Poopó, don Sinforiano Gonzales, a
quien lamentablemente no se le rindió el homenaje póstumo como artista ante la
indiferencia de autoridades y también medios de comunicación.
Este hecho hace que desde el matutino LA PATRIA
recordemos quién fue y por qué se le debe un agradecimiento eterno, pues
gracias a él tuvimos la oportunidad de bailar diabladas, morenadas,
cacharpayas, tinkus, cuecas y otro tipo de ritmos muy característicos de la
época de carnavales.
Don Sinforiano fue el principal artífice de la
fundación de la Banda Provincial Poopó, cuyo denominativo fue cambiando por el
paso del tiempo a Banda Internacional Poopó de Oruro.
Según se pudo conocer a través de la página web
que tiene el grupo de músicos, el inicio de tan magnífica institución se
realizó con la fundación de una banda pequeña organizada para ofrecer retretas
los días domingos en Villa Poopó, capital de la provincia Poopó del
departamento de Oruro, hoy en día la Capital del Folklore Boliviano cuenta con
la banda más importante del país.
Gonzales conocedor del arte musical tras haber
trabajado como músico de la Policía Nacional, reunió a varios trabajadores
mineros de la mina Poopó, su lugar de origen para constituir una banda que
brinde momentos de distracción y esparcimiento a los pobladores.
Una vez logrado el objetivo de reunir 15 personas
iniciaron con ensayos, cuyos resultados se convirtieron en retretas que
ofrecían a la población como dicen "por amor al arte" en el kiosco de
la plaza central de Villa Poopó, actuación que gustó a la población y que
incentivó a los músicos a mejorar sus interpretaciones con las composiciones de
don Sinforiano Gonzales.
Ante el estímulo recibido, el 4 de enero de 1964
se funda la Banda Provincial Poopó de Oruro, entidad que es partícipe de la
fiesta en honor al Niño Jesús posesionando su habilidad y profesionalismo.
Al transcurrir el tiempo, la Banda Poopó de Oruro
al participar en distintas festividades a nivel nacional es conocida hasta
lograr rebasar las fronteras del país en la década de los 80, motivo por el que
cambia su denominativo por
Banda Internacional Poopó de Oruro.
A partir de la década de los 90 la Banda Poopó por
su calidad interpretativa y de melodía creada por su director participó de
eventos culturales y festividades en distintos países de Sudamérica,
Centroamérica y Europa. Así hoy en día la Banda Poopó es conocida como la Banda
Intercontinental Poopó de Oruro.
Desde su fundación en 1964, los 15 músicos de la
Banda Intercontinental Poopó trabajaron mucho para mejorar en sus
presentaciones siguiendo la filosofía y espíritu de sobresalir para ser los
mejores, motivo por el que se aceptó el ingreso de más componentes llegando en
la actualidad a más de 100 músicos con quienes se incorporó la ejecución de una
diversidad de instrumentos que permitieron mejorar los sones de las danzas y
composiciones de don Sinforiano Gonzales.
"La incursión de la Banda en el Carnaval de
Oruro, expresión máxima del folklore en Bolivia, fue el inicio de un camino
ascendente", aseguró en alguna oportunidad el maestro Sinforiano Gonzales
Benito, motivo por el que decidió dejar de lado cualquier otro tipo de
actividad que no sea la conducción del grupo de banda de música de su creación.
Este hecho provocó el apoyo de toda su familia que
siempre le brindó un respaldo total, especialmente su esposa Inés Mamani, y luego
tres de sus hijos, Javier, Abel y Germán Luis que actualmente integran el
grupo.
Los otros hijos e hijas, Alberto, Williams, Teresa
y Rossi, apoyan creando e innovando la vestimenta o algunos acordes para
mejorar continuamente la presentación de la banda de música.
Los resultados se ven plasmados en la aprobación
de cientos de personas que a través de las páginas sociales en internet brindan
sus felicitaciones y apoyo moral a tan prestigiosa institución fundada por don
Sinforiano.
Es importante destacar también que su
participación en el Carnaval en algunas oportunidades fue peleada por conjuntos
como la Gran Tradicional Auténtica "Diablada Oruro" en la época que
tenía el apoyo de Genaro Frontanilla Vistas,
En el transcurso de los años 80 los músicos de la
Banda Internacional Poopó de Oruro se vinculan a la Fraternidad Morenada
Central Oruro, conjunto para el cual don Sinforiano compone varias piezas
musicales, apoyando de esta forma al engrandecimiento de tan importante grupo
con la colaboración de Ricardo Escóbar, Prudencio Flores y Willy Tapia.
Posteriormente también acompaña a la Fraternidad
Reyes Morenos "Ferrari Ghezzi", luego retorna a la Morenada Central y
se vincula con la Morenada Central Cocanis logrando el apoyo en sus
composiciones de los artistas José "Jacha" Flores y Gerardo Yáñez.
Con el apoyo recibido y el gran desempeño de la
Banda, don Sinforiano recibe invitaciones el exterior llevando su arte en 1979
a Puno Perú, donde recibieron su primer premio internacional denominado
Santísima Virgen de la Candelaria , otorgado por la Federación Folklórica de
Puno.
Dicha presentación le merece la invitación de la
Embajada de Colombia, en abril de 1990 al viajar con la Diablada Ferroviaria al
Segundo Festival Iberoamericano de Teatro, realizado en Bogotá. En agosto de
ese mismo año, viaja a la Argentina, a invitación de la Embajada de Bolivia en
ese país; los residentes bolivianos entregan sendas plaquetas recordatorias por
tan maravillosa presentación.
En octubre de ese mismo año, visita Brasil, de
paso a Europa. En Europa visita Londres-Inglaterra y en España participa del
Segundo Festival de Tardor de Barcelona en homenaje al Quinto Centenario del
Descubrimiento de América. Luego de todo este recorrido la Banda adopta la
denominación de Banda Intercontinental Poopó de Oruro.
En abril de 1991, visita Panamá con la Diablada
Ferroviaria y luego pasa por México para un evento internacional indigenista,
donde recibe una plaqueta recordatoria de los residentes bolivianos por su
brillante participación en ese evento.
En 1993, con la Diablada Ferroviaria, participa
del Festival Mundial de Teatro ITI-Chile. En una presentación en el Palacio de
la Moneda, en presencia del Presidente de Chile, en el patio de este palacio
interpreta la cueca Viva mi Patria Bolivia. Luego efectuó actuaciones en Viña del
Mar y Valparaíso.
En los últimos cinco años la Banda
Intercontinental Poopó en todas sus presentaciones incorporó la presentación
musical de la Banda considerando ritmos del acervo musical nacional,
latinoamericano e internacional en general, innovaciones que se realizaron
dirigidas por don Sinforiano Gonzales.
Entre las morenadas compuestas por el maestro
Gonzales, se recuerda Mi Oruro, En la vida, Las matraquitas, Muñequita, Los
maquineros, Los novenantes, Central en Oruro, Central Oruro, Virgen morena y
Oruro patrimonio.
Gracias a su aptitud para la composición varias
diabladas llevan su sello como Soy de la Fraternidad, Mi recuerdo, Buzos rojos,
Recuerdo de Quime Diablada Urus, Cacharpaya, Diablada Urus.
Además tuvo el tino de componer cacharpayas, caporales,
tinkus cuecas y una variedad de comparsas con las que se disfruta del baile en
la zona Sur en la época de Carnaval.
Es de esta manera que el maestro de músicos,
Sinforiano Gonzales, aportó con su arte al engrandecimiento de la música
nacional que se pasea a través del mundo y no solo en nuestro departamento.
Paz en su tumba a tan insigne personaje que queda
para siempre en su lejana tierra Poopó donde fue enterrado por sus seres
queridos y amigos que le acompañaron durante su larga y fructífera trayectoria
como músico y le recuerdan con mucho agradecimiento al haberles permitido ser
parte de la gran Banda Internacional Poopó de Oruro.
Sinforiano Gonzales
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