ORURO: CIUDAD CONSTRUIDA POR GENTE DE PASO EN SU
MAYORÍA SÓLO ÁVIDOS DE FORTUNA
Plaza Castro de Padilla en Oruro
Este artículo apareció publicado en el periódico La Patria
el 1 de noviembre de 2009
Nuestra historia y su desarrollo están muy ligados a
las infraestructuras que con el transcurrir de los años han ido cambiando,
aunque algunas de ellas se han mantenido con ciertas distorsiones.
Lamentablemente, nuestro pueblo ha sido habitado por personas de paso, como menciona el historiador Mauricio Cazorla, en el texto Oruro de Antaño, (publicado el año 2002, con el apoyo de la Boliviana Ciacruz): "Los cambios que experimentó la ciudad a lo largo de toda su historia, especialmente en los últimos cien años, alentada por la innovadora y fuerte corriente progresista, posibilita la construcción de hermosos edificios admirables hasta la actualidad, sobre la base de antiguas construcciones que de alguna manera no podían ser conservadas por su carácter rústico y sencillo propio de una ciudad construida por gente de paso en su mayoría sólo eran ávidos de fortuna".
Esa interesante producción, nos muestra la historia de Oruro en base a sus edificaciones, cuyo pasado en muchas ocasiones permaneció oculto entre los legajos y archivos importantes, los cuales revelan la magnificencia de nuestro pueblo, que en determinadas ocasiones han podido demostrar valores. "Poco o nada se conoce en la actualidad, merced al descuido de los coterráneos de no poder asumir este criterio con la merecida dedicación; algunos investigadores en un empeño personal han descubierto algunos de los hechos que se postraban en el olvido y cuya magnificencia fue reconocida por nuestros contemporáneos, resultados que evidencian la importancia de los personajes y el lugar donde vivían", explica Cazorla.
Me parece interesante el poder compartir este tema con todos los lectores, sobre todo aquellos que no tuvieron la oportunidad de observar este libro, que muestra imágenes de antaño, de edificios y algunas actividades que se realizaban en la sociedad orureña, especialmente en el auge de los minerales.
Cazorla inicia su recorrido por la historia a través de las construcciones haciendo referencia al primitivo conglomerado Uru, ubicado en esta parte del Altiplano, los cerros conforman una especie de media luna, que cobijó a los primero pobladores de San Miguel de Oruro, luego por la Villa de San Felipe de Austria, hasta consolidarse en el adecuado nombre de ciudad de Oruro.
Las primitivas viviendas construidas a finas del siglo XVI alrededor de la capilla de San Miguel, fueron derruidas para dar lugar al nuevo plan de reordenamiento urbano encomendando por nuestro fundador, Manuel Castro y Padilla, a los proyectistas Álvaro de Moya y Pedro Maleto, conforme al diseño trazado entorno a la Plaza Mayor, asemejando a un gigantesco tablero de ajedrez visto desde los cerros. Para ese tiempo a un año de fundarse la villa tenía una población de veinte mil habitantes.
Junto con el diseño, se distribuyeron "adecuadamente" las edificaciones públicas, religiosas, viviendas y hasta el barrio de "indios" que evitando ser despectivos, la referencia está ligada a los trabajadores de interior mina.
En torno a la plaza se dotó de Cabildo, alcaldía, Casa de Rescates y la Iglesia Parroquial. En otro lado de la ciudad de distribuyó a las iglesias de San Agustín, la Merced, San Francisco, Del Carmen, Santo Domingo y San Miguel, esta último por ser la primera iglesia existente se destinó al culto de los primigenios mineros.
Asimismo se afirma que con el andar del tiempo, los jesuitas emplazaron su iglesia en los predios de uno de los ángulos de la Plaza Mayor, constituyéndose en la iglesia Matriz, en lo que se conoce como la antigua Catedral, posterior a su expulsión en el año 1767, en la actualidad se levanta un hermoso templo, cuya construcción se inició con Monseñor Abel Antezana en los años veinte.
También en aquella época colonial se erigió la ermita del Socavón donde se veneraban a diferentes imágenes de parte de los trabajadores que a su paso hacia la mina dedicaban una sublima y personal oración, encomendando su seguridad en los intrincados socavones del Pie de Gallo.
Con la decadencia de la minería a fines del Siglo XVII, mucha gente abandonó la Villa, dejando en total descuido sus primitivas viviendas, otros, sin embargo, asumían el espíritu de ser lugareños, cambiando el tradicional techo de paja de sus hogares por el de teja, dando mayor comodidad en su habitad urbano; empero, de estas expresiones no subsiste ejemplo alguno en la actualidad.
Esta es una pequeña introducción expuesta por el historiador para luego adentrarse con mayor profundidad a lo que fue la Iglesia parroquial, donde actualmente se encuentra ubicada la Prefectura del Departamento de Oruro, cuya infraestructura hoy por hoy, está siendo totalmente distorsionada una vez más por criterios que no tienen nada que ver con la conservación de nuestro patrimonio, al igual que el Hotel Edén.
Sin embargo me parece importante, estas referencias que nos hace conocer Cazorla, para contextualizar un poco, lo que había en Oruro y que en pequeña cantidad se mantiene, lugares como la Iglesia de San Miguel de la Ranchería, el edificio principal de la Alcaldía Municipal, y algunos otros deteriorados por el paso del tiempo, y tal vez atribuir a la falta de recursos económicos para su restauración.
Pero también al cumplir 403 años de fundación de la ciudad de Oruro, debemos hacer un alto, sobre el rol que los mismos orureños estamos cumpliendo en el desarrollo de nuestra ciudad, y me voy a la última parte de la aseveración de Cazorla, en el primer párrafo que cité de él, cuando señala "Una ciudad construida por gente de paso, en su mayoría sólo ávidos de fortuna". Esa frase debe motivarnos a un análisis, muchas veces escucho decir a los orureños que viven afuera, --cuando vuelvo a Oruro no veo progreso-- pero ¿qué han hecho ellos por el desarrollo de su ciudad?, es fácil irse y volver a querer encontrar algo mejor, sin hacer nada, sin aportar nada, más al contrario su esfuerzo y trabajo, dársela a otras ciudades o lugares, que no está mal, cada quien debe hacer lo suyo, pero si no di nada y me conformé con irme, creo que debo estar callado.
Los que vivimos en la tierra que nos cobijó al nacer, y trabajamos día a día aportando nuestros impuestos y esfuerzo en ella, sí reconocemos que muy poco se hizo por Oruro, pero si bien nos lamentamos por todos estos 403 años de vida, al insistir que Oruro dio todo por el país, siendo el sostén del mismo, sin ningún miramiento ni egoísmo, lamentablemente debemos observar que aun siguen en esta ciudad esas personas que hacen su riqueza y la invierten en otros lugares.
Ese pensamiento de gente que está de paso, aun haya nacido en esta alta tierra de los Urus, ya que no es mentira, trabajan aquí pero todo su capital lo invierten en otros departamentos.
Entonces debemos pensar que la solución no está en irse, sino en aportar ideas, emprendimientos, cómo atraer inversiones, y cómo crear más fuentes de trabajo, pues si podemos poner negocios o empresas en otros lugares, por qué no hacerlo en ¿Oruro? tal vez nuestras normas estén algo erradas pero también se las puede cambiar.
Lamentablemente, nuestro pueblo ha sido habitado por personas de paso, como menciona el historiador Mauricio Cazorla, en el texto Oruro de Antaño, (publicado el año 2002, con el apoyo de la Boliviana Ciacruz): "Los cambios que experimentó la ciudad a lo largo de toda su historia, especialmente en los últimos cien años, alentada por la innovadora y fuerte corriente progresista, posibilita la construcción de hermosos edificios admirables hasta la actualidad, sobre la base de antiguas construcciones que de alguna manera no podían ser conservadas por su carácter rústico y sencillo propio de una ciudad construida por gente de paso en su mayoría sólo eran ávidos de fortuna".
Esa interesante producción, nos muestra la historia de Oruro en base a sus edificaciones, cuyo pasado en muchas ocasiones permaneció oculto entre los legajos y archivos importantes, los cuales revelan la magnificencia de nuestro pueblo, que en determinadas ocasiones han podido demostrar valores. "Poco o nada se conoce en la actualidad, merced al descuido de los coterráneos de no poder asumir este criterio con la merecida dedicación; algunos investigadores en un empeño personal han descubierto algunos de los hechos que se postraban en el olvido y cuya magnificencia fue reconocida por nuestros contemporáneos, resultados que evidencian la importancia de los personajes y el lugar donde vivían", explica Cazorla.
Me parece interesante el poder compartir este tema con todos los lectores, sobre todo aquellos que no tuvieron la oportunidad de observar este libro, que muestra imágenes de antaño, de edificios y algunas actividades que se realizaban en la sociedad orureña, especialmente en el auge de los minerales.
Cazorla inicia su recorrido por la historia a través de las construcciones haciendo referencia al primitivo conglomerado Uru, ubicado en esta parte del Altiplano, los cerros conforman una especie de media luna, que cobijó a los primero pobladores de San Miguel de Oruro, luego por la Villa de San Felipe de Austria, hasta consolidarse en el adecuado nombre de ciudad de Oruro.
Las primitivas viviendas construidas a finas del siglo XVI alrededor de la capilla de San Miguel, fueron derruidas para dar lugar al nuevo plan de reordenamiento urbano encomendando por nuestro fundador, Manuel Castro y Padilla, a los proyectistas Álvaro de Moya y Pedro Maleto, conforme al diseño trazado entorno a la Plaza Mayor, asemejando a un gigantesco tablero de ajedrez visto desde los cerros. Para ese tiempo a un año de fundarse la villa tenía una población de veinte mil habitantes.
Junto con el diseño, se distribuyeron "adecuadamente" las edificaciones públicas, religiosas, viviendas y hasta el barrio de "indios" que evitando ser despectivos, la referencia está ligada a los trabajadores de interior mina.
En torno a la plaza se dotó de Cabildo, alcaldía, Casa de Rescates y la Iglesia Parroquial. En otro lado de la ciudad de distribuyó a las iglesias de San Agustín, la Merced, San Francisco, Del Carmen, Santo Domingo y San Miguel, esta último por ser la primera iglesia existente se destinó al culto de los primigenios mineros.
Asimismo se afirma que con el andar del tiempo, los jesuitas emplazaron su iglesia en los predios de uno de los ángulos de la Plaza Mayor, constituyéndose en la iglesia Matriz, en lo que se conoce como la antigua Catedral, posterior a su expulsión en el año 1767, en la actualidad se levanta un hermoso templo, cuya construcción se inició con Monseñor Abel Antezana en los años veinte.
También en aquella época colonial se erigió la ermita del Socavón donde se veneraban a diferentes imágenes de parte de los trabajadores que a su paso hacia la mina dedicaban una sublima y personal oración, encomendando su seguridad en los intrincados socavones del Pie de Gallo.
Con la decadencia de la minería a fines del Siglo XVII, mucha gente abandonó la Villa, dejando en total descuido sus primitivas viviendas, otros, sin embargo, asumían el espíritu de ser lugareños, cambiando el tradicional techo de paja de sus hogares por el de teja, dando mayor comodidad en su habitad urbano; empero, de estas expresiones no subsiste ejemplo alguno en la actualidad.
Esta es una pequeña introducción expuesta por el historiador para luego adentrarse con mayor profundidad a lo que fue la Iglesia parroquial, donde actualmente se encuentra ubicada la Prefectura del Departamento de Oruro, cuya infraestructura hoy por hoy, está siendo totalmente distorsionada una vez más por criterios que no tienen nada que ver con la conservación de nuestro patrimonio, al igual que el Hotel Edén.
Sin embargo me parece importante, estas referencias que nos hace conocer Cazorla, para contextualizar un poco, lo que había en Oruro y que en pequeña cantidad se mantiene, lugares como la Iglesia de San Miguel de la Ranchería, el edificio principal de la Alcaldía Municipal, y algunos otros deteriorados por el paso del tiempo, y tal vez atribuir a la falta de recursos económicos para su restauración.
Pero también al cumplir 403 años de fundación de la ciudad de Oruro, debemos hacer un alto, sobre el rol que los mismos orureños estamos cumpliendo en el desarrollo de nuestra ciudad, y me voy a la última parte de la aseveración de Cazorla, en el primer párrafo que cité de él, cuando señala "Una ciudad construida por gente de paso, en su mayoría sólo ávidos de fortuna". Esa frase debe motivarnos a un análisis, muchas veces escucho decir a los orureños que viven afuera, --cuando vuelvo a Oruro no veo progreso-- pero ¿qué han hecho ellos por el desarrollo de su ciudad?, es fácil irse y volver a querer encontrar algo mejor, sin hacer nada, sin aportar nada, más al contrario su esfuerzo y trabajo, dársela a otras ciudades o lugares, que no está mal, cada quien debe hacer lo suyo, pero si no di nada y me conformé con irme, creo que debo estar callado.
Los que vivimos en la tierra que nos cobijó al nacer, y trabajamos día a día aportando nuestros impuestos y esfuerzo en ella, sí reconocemos que muy poco se hizo por Oruro, pero si bien nos lamentamos por todos estos 403 años de vida, al insistir que Oruro dio todo por el país, siendo el sostén del mismo, sin ningún miramiento ni egoísmo, lamentablemente debemos observar que aun siguen en esta ciudad esas personas que hacen su riqueza y la invierten en otros lugares.
Ese pensamiento de gente que está de paso, aun haya nacido en esta alta tierra de los Urus, ya que no es mentira, trabajan aquí pero todo su capital lo invierten en otros departamentos.
Entonces debemos pensar que la solución no está en irse, sino en aportar ideas, emprendimientos, cómo atraer inversiones, y cómo crear más fuentes de trabajo, pues si podemos poner negocios o empresas en otros lugares, por qué no hacerlo en ¿Oruro? tal vez nuestras normas estén algo erradas pero también se las puede cambiar.
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