LA COCA; NARCOTRÁFICO Y POLÍTICA EN BOLIVIA

LA COCA; NARCOTRÁFICO Y POLÍTICA EN BOLIVIA


Este articulo fue publicado en www.derechos.org
La coca es un arbusto que exige bastantes cuidados. Es de clima amazónico, pero sólo rinde cosechas de buena calidad entre los 1.000 y 2.000 metros de altura sobre el nivel del mar; por debajo de estas alturas, la exuberancia de su propia vegetación disminuye la riqueza de sus hojas, pero también necesita sombra.
Por estas características, la coca ha sido cultivada tradicionalmente sólo en las cabeceras de valle de los primeros contrafuertes al Este de la cordillera oriental de los Andes, denominados «yungas»; más precisamente, en la franja que se extiende entre las ciudades de La Paz (Bolivia) y el Cuzco (Perú): los Yungas, Larecaja, Carabaya, Paucartambo, Vilcabamba, etc. La conformación del terreno, sumamente quebrado e inclinado, ha obligado a cavar una especie de «andenes», encareciendo mucho la explotación. En cambio, en la región de El Chapare (Bolivia) no existe ese problema, pues el terreno es mucho más llano.
El arbusto se multiplica por medio de su semilla. Esta se siembra en almácigo, donde la plantita vive un año. Pasado éste, se trasplanta a su lugar de crecimiento definitivo. Su ciclo vital puede alcanzar los 40 o más años, pero su producción principal tiene lugar entre los 4 y los 20 años. La hoja del arbusto se cosecha entre tres y cuatro veces al año. Cada cosecha recibe el nombre de «mita» (turno de trabajo) y suele tener una duración de 40 a 50 días.
Pero no basta con cosechar la hoja de la planta. Inmediatamente después hay que tenerla toda una noche bajo techo, luego extenderla durante tres días al aire libre, cuidando de removerla cada día para que reciba los rayos solares por ambos lados. Al cabo de los tres días y antes de recogerla es preciso humedecerla para evitar que se quiebre en el momento de encestarla. Sólo después de todas estas minuciosas operaciones se la puede meter en cestos de junco (como se hacia durante la Colonia y el siglo pasado) o en «tambores», que son unos mazos trenzados de hoja de plátano, con una capacidad de 60 libras cada uno ( (1)).
Una vez embalada, la coca puede conservarse en buen estado durante todo un año en un ambiente seco como es el clima del Altiplano andino.


Año
Cestos
Tm (1)
Fuente Especial
A) Epoca Colonial
1548
17.190
139
ca. 1798
375.000 (mín)
3.037
450.000 (máx)
3.641
B) Epoca republicana
1832
400.000
3.240
D'Orbigny
1845
441.927
3.579
1868/69
238.593
1.935
1882/1883
228.431
1.850
1923
5.000
SPY
1935
3.000
Morales
1937
7.335
Censo Agropecuario
1944
4.651
1945
4.830
Meneses
1950
4.830
Censo Agropecuario
1955
240.556
1.948
1958
3.287
Aduana de La Paz
C) Epoca estadística mundial (2)
1960
3.638
1963
4.800
Muñoz Reyes
1965
5.515
INE
1966
5.276
1967
6.460
INE
1968
4.220
INE
1969
4.860
1970
6.000
INE
1971
6.800
INE
1972
8.818
South
1973
9.400
INE
1974
12.015
South
1975
11.800
INE
1976
6.440
1977
15.600
1978
15.410
PRODES
19.500
25.248
DNSCP
Notas:
(1) Para la equivalencia de los cestos en toneladas métricas se calcula el peso de cada cesto en 18 libras y la libra en 450 gramos.
(2) Esta serie ha sido confeccionada en base a los datos recopilados anualmente por los organismos especializados de la ONU; cuando había a disposición cifras superiores- procedentes de estudios realizados en Bolivia, se han preferido éstas.


El verbo «masticar» que se emplea en castellano no es el más apropiado para explicar en qué consiste el «coqueo»; en Bolivia se utiliza la expresión aymara de «acullicar» para referirse a la acción de consumir la coca masticándola.
El «acullico» se realiza de la siguiente manera. Las hojas de coca son extraídas de una pequeña bolsa -denominada «chuspa», tejida en multicolor filigrana, que los indígenas suelen llevar a la altura del pecho, pendiendo del cuello- y depositadas en el fondo de la boca, entre la mejilla y las encías. Se le añade una sustancia alcalina denominada «llujta» o «tocra», extraída de cenizas vegetales, que sirve para liberar los alcaloides de las hojas de coca y acelerar su absorción por la sangre. Las hojas no son, pues, propiamente masticadas, sino sólo mezcladas con la saliva, hasta que hayan desprendido todo su «jugo».
Los 45 minutos durante los cuales una bolita de coca es conservada en la boca constituyen una unidad de medida del tiempo que se designa con el nombre de «cocada». Antiguamente la cocada servía también para medir la distancia: 3 kilómetros, correspondientes al trecho que era capaz de caminar un indígena por terreno llano y con carga; dos kilómetros, si era por montaña.
Según un análisis nutricional de las hojas de coca llevado a cabo por el Museo Botánico de la Universidad de Harvard (Estados Unidos), la ingestión de 100 gr. de coca puede satisfacer la cantidad diaria que un organismo adulto necesita en calcio, hierro, fósforo, y en las vitaminas A, B2 y E. En 1977, Timothy Plowmann, de la misma universidad, demostró que 100 gr. de coca proporcionan 305 calorías, 19 gr. de proteínas, entre 3,3 y 5 gr. de grasas, 46 gr. de hidratos de carbono, 1,5 gr. de calcio, 1,4 gr. de vitamina C y 11.000 UI de vitamina A. Entre 50 productos vegetales latinoamericanos, la coca aparece a la cabeza en contenido de esas sustancias nutritivas.
El médico boliviano Cecilio Oliva subraya que entre los que coquean no se da la diabetes, ni la poligiobulia (el aumento de glóbulos rojos que produce la altura), ni las caries dentales, ni la calvicie ni el cáncer. Por otra parte, el coqueo aumenta la glucosa en la sangre, disminuyendo así la sensación de hambre.


APETITO
Aumenta 115
Disminuye 27
CIRCULACION
Estimulada 107
Deprimida 0
CORAZON
Fortalecido 117
Irregular 3
RESPIRACION
Más honda 14
Atenuada 40
Disminuida 5
TEMPERATURA
Aumentada 14
Disminuida 3
No influye 3
PRESION SANGUINEA
Elevada 88
Disminuida 2
FUNCION SEXUAL
Aumentada 60
Disminuida 4
MUSCULATURA
Fortalecida 36
Debilitada 1
SUEÑO
Mejorado 58
Disminuido 30
NERVIOS
Estimulados 109
Sedativo 21
ACTIVIDAD MENTAL
Estimulada 109
Deprimida 3
FUNCION DIGESTIVA
Mejorada 104
Igual 8
INTESTINOS
Constipación 6
Igual 17
NUTRICION
Mejorada 85
Igual 4
VISION
Aumentada 21
Disminuida 5
Resultados de una encuesta realizada en 1987 por el médico norteamericano William Golden Mortimer entre 369 médicos que dijeron haber recurrido a la coca para sus pacientes. Se reproduce el número de respuestas obtenido a cada una de las preguntas, tal como aparecieron publicadas en "Perú: A history of Coca", Nueva York, 1901 8reeditado en 1974)


La cocaína es un alcaloide que se extrae de la hija de coca, cuya fórmula química es C17H21NO4. En el argot de sus adictos se la conoce también bajo diversas denominaciones, tales como «nieve» o «pichicata» en Bolivia, «tía blanca» en Perú, «perica» en Colombia, «girl» o «lady» en Estados Unidos, «soplo», «pitazo», «coke» o simplemente «la C».
Su aislamiento en laboratorio y su identificación como el principal de los numerosos alcaloides que contiene la coca tuvo lugar en Alemania entre 1855 y 1862, aunque el principio básico de la producción de lo que hoy se denomina «pasta» de coca (que no es otra cosa que una mezcla de alcaloides compuesta de dos tercios de cocaina) ya era conocido por los guajiros colombianos desde mucho antes.
El descubrimiento de la cocaína fue resultado de una época en que en Europa se comenzaba a tomar en serio las virtudes de la hoja de coca, gracias sobre todo a la obra del neurólogo Paolo Mantegazza «Sulie virtio igieniche e medicinale della Coca» (1859). Sin embargo, durante mucho tiempo aún se siguió hablando de la coca cuando se pensaba en la cocaína, confundiendo ambos términos o atribuyendo a la cocaína todas las propiedades conocidas de la coca (como si fuese su «esencia» o su único principio activo), por lo que al descubrimiento no siguió la profundización del conocimiento de sus propiedades específicas y de su utilidad.
Fue la aplicación de las propiedades anestésicas de la cocaína a la cirugía (lo que permitió la invención de la anestesia local) por parte de Karl Koller, en 1884, y la publicación, el mismo año, del ensayo «Ueber Coca» del más tarde famoso creador del psicoanálisis Sigmund Freud lo que despertó el primer interés general por la droga.
Freud tampoco distinguía la coca de la cocaína y las recomendaba indistintamente contra todo tipo de enfermedades, especialmente para aliviar la tensión nerviosa, la fatiga y los malestares físicos que entonces se designaban con el nombre de «neurastenia». Aunque abandonó sus investigaciones sobre la cocaína en 1887, Freud dejó claramente sentado que debía ser considerada como un estimulante del tipo de la cafeína y no como un narcótico del tipo del opio y el cannabis (Lester Grinspoon y James B. Bakalar, en «Cocaine: A Drug and its Social Evolution», Harvard, 1977).
Durante la última década del siglo XIX, el multifacético uso terapéutico del extracto de coca empezó a ser desplazado (en buena medida, bajo los auspicios de la empresa farmacéutica norteamericana Parke Davis) por el consumo de cocaína pura con fines recreativos en forma de polvo para inhalar. Este tipo de uso de la droga se extendió rápidamente entre todas las clases de la sociedad, tanto en Estados Unidos como en Europa, sobre todo en el submundo de la llamada «alta sociedad» y del mundo artístico.
Con el fin de contribuir a la necesaria diferenciación entre la coca y la cocaína y defender las virtudes del coqueo frente a las nacientes acusaciones de «cocainismo», entendido como una nueva forma de toxicomanía, el médico norteamericano William Golden Mortimer se dedicó a sistematizar todos los conocimientos existentes hasta entonces acerca de la coca y, en 1901, publicó el estudio más completo que se haya escrito sobre ella, «Perú: A History of Coca» (reeditado en 1974 con el titulo de «History of Coca: 'The Divine Plant' of the Incas»).
No obstante, a pesar de los descubrimientos de Freud y de las aportaciones de Mortimer, la ignorancia y los prejuicios dominantes (derivados del desprecio colonialista hacia la hoja de coca y su uso por parte de los habitantes nativos de los Andes americanos) terminaron imponiéndose: pronto acabó la cocaína siendo reducida a la misma categoría que la morfina y la heroína y, por tanto, clasificada como una droga tanto o más peligrosa que las opiáceas.
A partir de 1906, el gobierno de Estados Unidos emprendió una escalada legislativa en contra del uso de la cocaína. Los países europeos adoptaron legislaciones análogas, en parte debido a las presiones ejercidas por los Estados Unidos. En 1922, el Congreso norteamericano definió oficialmente a la cocaína como un narcótico y prohibió su importación, así como la de las hojas de coca. En virtud de su ilegalización, tanto el consumo de la cocaína como el interés científico-médico por ella declinaron casi completamente desde entonces hasta el final de los años sesenta.


Está claro que las grandes potencias no se han preocupado por la marea de las drogas más que desde el momento en que se han visto inundadas por ella.
De hecho, el tráfico internacional de las drogas es un fenómeno tan viejo como el colonialismo europeo y se desarrolló bajo la protección de banderas como la inglesa, holandesa y portuguesa.
Así, la «Compañía de las Indias Orientales», creada en 1599, se dedicó a fomentar, sin escrúpulo alguno, la producción, el comercio y el consumo de opio en la India, droga sobre la cual se arrogó el monopolio mundial y de la cual extrajo enormes ganancias. Al comienzo, la droga estaba destinada al propio país productor, pero llegó un momento en que la producción sobrepasó al consumo interno e incitó a los traficantes a buscar nuevos mercados.
China fue la siguiente víctima de la expansión del narcocolonialismo. Sin embargo, la inundación corruptora del mercado chino terminó provocando una legítima reacción de defensa: las dos «Guerras del Opio» (1839 y 1857/58) contra los ocupantes ingleses. Si bien la primera constituyó un triunfo de la dignidad nacional china (en Cantón se incineraron 1.500 Tm de la droga), en la segunda ésta sucumbió debido a una serie de claudicaciones de funestas consecuencias, en 1870, por ejemplo, los victoriosos intereses mercantiles ingleses, franceses y norteamericanos envenenaban a la población china a razón de 7.000 Tm anuales de opio.
Pero lo intereses económicos creados por el tráfico del opio ya no se podían parar. El afán del lucro los llevó a la búsqueda de nuevos mercados. Fue así como se fue extendiendo el hábito de la drogadicción por toda el Asia, el mundo árabe, hasta llegar a Europa. Y así como cada vez más iban aumentando los volúmenes de producción y distribución de la droga, también se iban tecnificando los procedimientos de transformación de la materia prima original.
Así fueron surgiendo derivados del opio como la morfina y la heroína (que es éter diacético de morfina) o la codeína, la tabaína y la papaverina; o nuevas drogas, como la marihuana, el hachís y la grifas extraídas de la planta denominada «cannabis sativa», la mesalina de la planta de mescal, el LSD o ácido lisérgico y la cocaína de la planta de la coca.
Fue entonces, cuando la marea de las drogas ya no se podía parar, que los gobiernos de las potencias coloniales se empezaron a preocupar por controlar el fenómeno y, en 1909, crearon una Comisión del Opio en Shangai hasta llegar, en 1931, a la suscripción, en el marco de la Sociedad de las Naciones, de la primera Convención de Limitación en la Fabricación y Distribución de Estupefacientes.


Tanto el informe de La Guardia de los EE. UU. como el informe Callaghan de Gran Bretaña sostienen que la nocividad de las drogas elaboradas a partir de la planta denominada «cannabis», es decir, el hachís y la marihuana, no es peor que la del alcohol o la del tabaco. Es precisamente por eso que han alcanzado la gran difusión que tienen en todo el mundo. Ambos informes sostienen también que no es cierto que el consumo de estas drogas (denominadas «blandas», dentro de las cuales se sitúa también la cocaína) conduzca necesariamente al consumo de las drogas «duras», como son la heroína o la morfina.
La nocividad de las drogas suele ser enfocada desde tres puntos de vista: el de su capacidad de crear dependencia, el de su potencialidad de generar abuso y el de sus posibilidades terapéuticas. El caso más sorprendente es el del alcohol y el tabaco: tienen capacidad adictiva, generan frecuentemente abuso y no tienen ninguna utilidad terapéutica. Y, sin embargo... ¡son tolerados por la sociedad!
Es verdad que cada individuo se comporta respecto a cada droga de forma generalmente diferente, de tal modo que no es fácil predecir cuál será el resultado del consumo en cada caso. Pero la peligrosidad del consumo de una droga determinada también tiene que ver con su tolerancia o no por parte de las normas sociales.
Así, por ejemplo, la represión penal indiscriminada es, sin duda, una de las causas de la delincuencia y de la consiguiente violencia a las que suele estar asociado el consumo de drogas. El toxicómano, para procurarse la cantidad de dinero que necesita para adquirir la sustancia prohibida, fácilmente puede caer en las redes del narcotráfico, convirtiéndose en revendedor o incluso en traficante y hasta puede verse impulsado a recurrir, alguna vez, al robo o a la prostitución.
También es verdad que, cuando una droga tolerada por la tradición sale de su contexto y, por ejemplo, se exporta, los nuevos consumidores. Por lo general, son más proclives al abuso y los daños son más notorios. Así ha sucedido cuando negociantes sin escrúpulos han introducido grandes cantidades de alcohol en grupos indígenas que no lo conocían. Lo cual no quita que, en los países llamados «desarrollados», el alcoholismo se haya convertido en la cuarta causa de la mortalidad (después de las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y los accidentes). Y, sin embargo, su consumo aún no está legislado en la mayor parte del mundo.


Del " Vin Mariani " a la Coca-Cola
Angelo Mariani, químico corso y comerciante avispado, fue el primero en hacer de la cocaína un gran negocio. En su laboratorio-invernadero de París llegó a cultivar plantas de coca. En 1863 lanzó al mercado un vino hecho a base de extracto de coca, que bautizó «Vin Mariani». En poco tiempo, esta bebida se convirtió en uno de los productos farmacéuticos de prescripción médica más populares de la época.
Mariani escribió varios artículos propagandísticos de sus productos (elixir, pastas, pastillas, té, todo a base de coca), el más difundido de los cuales fue «La coca y sus aplicaciones terapéuticas», en 1980. Su vino ganó premios y medallas, en Inglaterra fue declarado «el vino de los atletas», en Francia era considerado como «el tensor por excelencia de las cuerdas vocales». Entre sus clientes figuraban conspicuos personajes, tales como los Papas León XIII y Pío X, los escritores Emilio Zola, Julio Verne y Alejandro Dumas, el científico Tomás A. Edison, el compositor Ulysses Grant, el zar de Rusia, los reyes de España, Grecia, Noruega y Suecia, el Príncipe de Gales y numerosos artistas y gentes del mundo del cine y del teatro.
En la misma época, la empresa farmacéutica norteamericana Parke Davis vendía cocaína bajo forma de cigarrillos, en bebida alcohólica llamada «Coca Cordial», así como en aerosoles, ungüentos, en barritas y en soluciones de sal a punto para ser inyectadas.
Es muy probable que la popular Coca-Cola sea, en su origen, una mala imitación del vino Mariani. Su inventor es un farmacéutico de Georgia (Estados Unidos), John Sinyth Pemberton, que lanzó su bebida en 1895 como medicamento contra el dolor de cabeza y como estimulante. Su «secreto» radicaba en que la nueva bebida contenía, aunque en ínfima dosis, cocaína. En 1186, Pemberton retiró de ella el alcohol y le añadió nuez de cola (que contiene cafeína) y ciertas esencias agrias. En 1888 sustituyó el agua ordinaria por agua gaseosa.
Fue en 1891 cuando Griggs Candler, otro farmacéutico, compró todos los derechos relacionados con la Coca-Cola y, al año siguiente, fundó la actual empresa multinacional. En 1906, la cocaína empezó a ser ilegalizada en los Estados Unidos y los administradores de la «Coca-Cola Company», como buenos hombres de negocios, se apresuraron a retirarla de la fórmula secreta de la Coca-Cola y la reemplazaron con cafeína. Sin embargo, en 1909 aún existían en el mercado 69 imitaciones de la Coca-Cola, conteniendo todas cocaína.


Datos básicos sobre el mercado de la cocaína
El día 13 de julio de 1981 se realizó en Lima una Conferencia de Ministros de Justicia y Delegados de 22 países para elaborar un Convenio destinado a combatir el tráfico internacional de las drogas. En este importante encuentro se dieron los siguientes datos.
  • Los tres países latinoamericanos más implicados en la comercialización y el tráfico de la droga son Perú, Bolivia y Colombia.
  • Entre Bolivia y Perú producen el 90 % de la hoja de coca del mundo.
  • A Bolivia le corresponde el 60 % de esa producción.
  • Colombia, a través de sus laboratorios clandestinos, es el mayor productor de clorhidrato de cocaína.
  • La demanda interna boliviana de hoja de coca es de 15.000 toneladas anuales.
  • La producción boliviana de hoja de coca en los últimos años alcanza a unas 80.000 toneladas métricas.
  • El año 1980 se introdujeron en los Estados Unidos unas 40 toneladas de clorhidrato de cocaína.
  • En el mercado primario, los 500 kilos de hoja de coca se cotizan a unos 1.200 dólares.
  • Un kilo de clorhidrato de cocaína, cuando llega a los Estados Unidos, vale 60.000 dólares.
  • En la reventa, ese kilo se convierte en 8 kilos a través de múltiples adulteraciones, llegando a valer hasta 500.000 dólares.
  • El valor de las ventas totales de cocaína en las calles de las ciudades de los Estados Unidos supuso un gasto de unos 30.000 millones de dólares.
De estos datos se desprenden dos conclusiones importantes:
1. Que en realidad el dinero que sale de los Estados Unidos para pagar la cocaína es de unos 2.400 millones de dólares, quedando en manos de los grupos mafiosos de ese país la fabulosa cifra de 27.600 millones de dólares. Es, por lo tanto, un problema prioritario interno de los Estados Unidos.
2. En todo este proceso, mientras la cocaína va perdiendo pureza aumenta, sin embargo, su valor. El problema de la adulteración y el de la subida exorbitante de los precios también son aspectos netamente internos de los Estados Unidos.



Drogas decomisadas en todo el mundo (datos comparativos entre los años 1947 y 1980)



Año 1947
Año 1980
Opio
41.845 Kg
51.785 Kg.
Morfina
264 Kg.
1.487 Kg
Heroína
187 Kg.
2.511 Kg
Otros opiáceos (dosis)
148.033 Ds.
452.577 Ds.
Cocaína
41 Kg
11.967 Kg.
Cannabis (hierba)
2.355.354
Kg. 5.521.296 Kg.
Cannabis (resina)
45.877 Kg.
140.445 Kg.
Cannabis (líquida)
336 Kg
1.025 Kg
Estupefacientes sintéticos
148.000 Ds
241.798 Ds.
Estimulantes
5.775.978 Ds.
30.628.662 Ds.
Depresivos
849.960 Ds
25.291.507 Ds.
LSD
13 7.3 10 Ds.
284.504 Ds
Otros alucinógenos
3.845.020 Ds.
7.785.830 Ds.


Fuente: Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas 1981.






Analizando las listas de las personas que están presas en las cárceles de Bolivia por tráfico, por elaboración o por consumo de cocaína se llega a las siguientes conclusiones:
  1. La mayoría de los detenidos son hombres y mujeres de condición muy humilde, meros colaboradores o peones en la elaboración o el transporte (generalmente a pie) de la pasta básica.
  2. La mayor parte de las señoritas presas lo están por haber colaborado personalmente en el tráfico internacional de cocaína. La mayoría lo ha hecho por necesidad económica, ya que se les pagaba 5.000 dólares por cada viaje.
  3. Es muy alto el número de extranjeros presos en Bolivia, correspondiendo el número más elevado a los ciudadanos de los Estados Unidos y en segundo lugar a los de Colombia.
  4. Entre los detenidos se puede decir que no se encuentra ninguno de los grandes. «Los peces gordos», tanto militares como civiles, siguen «gozando de buena salud». De los tres importantes que permanecen detenidos, dos están en Estados Unidos (Alfredo Gutiérrez y Marcelo Ibáñez) y uno en Suiza (Roberto Suárez Levi, hijo).
  5. La palabra «prófugo» que emplean los Servicios de Seguridad bolivianos cuando se refieren a los narcotraficantes que no están presos, en realidad significa que siguen gozando de total libertad, ya que no se ha abierto proceso contra ellos.


La Paz, 15 de enero de 1982.- Jefes militares de Bolivia y Argentina afirmaron en La Paz que proseguirán luchando unidos contra el extremismo internacional, al tiempo que enunciaban críticas al proceso democrático que vivió Bolivia en 1979 y a los «guerrilleros de salón», entre los que se mencionó a los editorialistas.
Los planteamientos fueron formulados durante la condecoración a tres oficiales de la Misión Militar argentina que prestaron asesoramiento al Ejército boliviano. Se trata de los tenientes coroneles Julio César Durand, Benjamín Cristoroforetti y Osvaldo Guarnaccia.
Durand manifestó que «hoy como ayer, un puñado de soldados argentinos, integrando el Ejército boliviano, lucha por preservar la libertad que ambos países obtuvieron en los albores de la liberación americana». Luego hizo un balance histórico de esa tarea y reveló que «no hace muchos meses, en el proceso político boliviano, en el que siglas, frentes, etc., pugnaron por alcanzar el poder político, se debatieron intereses internacionales, directamente en convivencia con la delincuencia ideológica». (Tomado de «El Diario», de La Paz, reproducido en «Resumen de la actualidad argentina».)


Narcotráfico: Dos casos elocuentes
México, 9 de septiembre de 1982 (IPS). Elementos del ejército y de la policía capturaron en el sur del país, luego de un enfrentamiento a tiros, una banda de cinco traficantes de droga que transportaban a Estados Unidos 343 kilogramos de cocaína pura procedente de Colombia, se informó hoy aquí.
El contrabando, el más grande que se ha registrado en México, venía en una avioneta bimotora «Cesna» con matricula norteamericana, que fue sorprendida por el ejército cuando sus tripulantes la reabastecían de combustible en una pista clandestina ubicada en las cercanías de la ciudad de Palenque, en el Estado sureño de Chiapas.
Según un portavoz policial, el grupo de contrabandistas está compuesto por Richard Lyman Pitt, ex piloto de la Fuerza Aérea estadounidense, Michael Joseph Culler, James Scott y Gayla Stieffel, todos norteamericanos y aviadores y, los tres primeros, ex combatientes en Vietnam. El quinto es Alfonso Santander, de nacionalidad mexicana y residente en Miami.
La droga incautada tiene un valor aproximado de 490 millones de dólares en el mercado negro de Estados Unidos, según las estimaciones policiales.
Durante su confesión ante la policía mexicana, el piloto Pitt indicó que éste era el tercer viaje que realizaba con droga procedente de Colombia, utilizando a México como trampolín. El primero lo efectuó en enero pasado, cuando transportó 174 kilogramos de cocaína, por la cual le pagaron 174 mil dólares.
Durante el segundo viaje transportó 120 kilogramos e igual que en anterior hizo una escala técnica en una pista clandestina en el Estado oriental de Quintana Roo.
Según la versión policial, Pitt revelé que había efectuado estos viajes por cuenta de un grupo de contrabandistas de droga, cuya sede central está en Miami y entre los cuales mencionó a Angel García, un cubano nacionalizado norteamericano, quien le contrató personalmente.
La policía mexicana añadió, a su vez, los nombres de los colombianos César Romero y Kick Rodríguez y al jamaiquino Jaime Ramírez, quienes presumiblemente radican en Miami, como miembros de esta banda internacional de narcotraficantes.
Los cinco detenidos fueron puestos hoy a disposición de un juzgado criminal de esta capital, que los enjuiciará por delitos contra la salud y contrabando, señalaron los portavoces policiales.
Río de Janeiro, 30 de septiembre de 1982 (IPS). La policía federal anunció hoy la captura de la mayor partida de narcóticos de que se tenga noticia en el país: 100 kilos de cocaína pura, valuados en casi 100 millones de dólares, interceptados en la localidad de Cerqueira César, Estado de San Pablo.
La droga era transportada en un avión bimotor «Seneca», procedente de Corumbá, en la frontera boliviana. Se señaló que el responsable del contrabando es el Cónsul de Bolivia en Corumbá, Rubén Julio Saucedo, de 33 años.
Saucedo fue sorprendido por la policía en la casa de una hacienda de Cerqueira César cuando cargaba un saco de cuatro kilos de cocaína. En el interior de la casa fueron encontrados otros 24 sacos, que acababan de ser descargados del avión.
La policía conjetura que la banda de Saucedo ya había conseguido con anterioridad pasar varias partidas de cocaína y todo indica que la última vez que lo hicieron lograron introducir casi 150 kilos de cocaína pura.
Los traficantes, que comenzaron a prestar testimonio hoy, confesaron que el destino final del cargamento de cocaína era Estados Unidos, donde Saucedo tiene varios contactos. El Cónsul, dijo la policía brasileña, es hijo de Rubén Julio Castro, quien desempeñó un alto cargo en el Ministerio de Gobierno de Bolivia durante la presidencia del general Hugo Bánzer.


Una de las causas, si no la principal, de la inestabilidad política de Bolivia es, a todas luces, el tristemente célebre fenómeno del golpismo militar. La imagen pública de Bolivia aparece en todo el mundo indisolublemente asociada a la del golpe militar; como si fuese una enfermedad endémica, como si fuese un producto típico, como si perteneciese al folklore nacional. Así como «Bolivia» y «cocaína» aparecen inseparables en la memoria de la opinión pública internacional, también «Bolivia» y «golpismo» suelen jugar el rol de sinónimos. En las enciclopedias y atlas mundiales, Bolivia figura batiendo todos los récords mundiales en frecuencia de golpes militares. En la ciencia política ya se ha acuñado el término de «bolivianización» de un proceso político.
Desde que las Fuerzas Armadas se apoderaron del Palacio de Gobierno el 4 de noviembre de 1964 (poniendo así fin a 12 años de gobiernos civiles populistas), o sea, desde hace 18 años, se han producido en Bolivia diecisiete cambios de gobierno, de los cuales nueve mediante golpes de Estados militares y cinco mediante «golpe dentro del golpe». En estos mismos 18 años, han pasado por el sillón presidencial nada menos que 16 generales, almirantes y coroneles, siendo el último de la lista (al cerrar esta edición) el General Guido Vildoso Calderón. Decididamente, las Fuerzas Armadas son un auténtico factor de inestabilidad política para Bolivia.
La conclusión anterior cobra aún más fuerza si se tiene en cuenta que, generalmente, el golpismo engendra el contragolpismo y que en el recuento anterior sólo figuran los golpes triunfantes. Un rápido vistazo a los últimos diez años pone en evidencia la gravedad del problema. En 1972, al año siguiente de haberse apoderado sangrientamente del gobierno, el General Bánzer tuvo que enfrentar la defección de su primer ministro del Interior, el Coronel Selich, el cual fue asesinado un año después tras dos intentos de desplazar a Bánzer. En 1974, éste logró resistir al levantamiento de los oficiales jóvenes, en junio, y a otro «putsch», en noviembre, después de lo cual consolidó su dictadura por el excepcional lapso de tres años.
En julio de 1978, una vez fracasado el proyecto banzerista de legitimar la dictadura mediante elecciones, el General Pereda arrebata el gobierno a Bánzer para intentar implantar un «banzerismo sin Bánzer» y es derrocado a su vez, en noviembre, por el General Padilla y los oficiales jóvenes, quienes convocan a nuevas elecciones generales. En octubre de 1979, sólo dos meses después de la instalación del primer gobierno civil democráticamente elegido tras 15 años de gobiernos militares, una asonada militar exige el retorno de los militares al Palacio de Gobierno. Al mes siguiente, las FF.AA. derrocan al presidente constitucional Walter Guevara Arze y apoyan el sangriento e infructuoso intento del Coronel Natusch de aplastar la democracia.
El 17 de julio de 1980, otro golpe sangriento pone fin definitivamente a la efímera «apertura democrática», destituye a la presidenta interina Lidia Gueiler Tejada y coloca en la Presidencia de la República al General García Meza. Un motín en el Colegio Militar, en marzo, dos intentonas del Coronel Lanza en Cochabamba, en mayo, y el levantamiento de los Generales Cayoja y Añez, en junio, preceden, a lo largo de un primer semestre de 1981 marcado por la desintegración de la unidad de las FF.AA., la sublevación de los Generales Natusch y Añez, en agosto, que finalmente desplaza a García Meza. El triunvirato que lo reemplaza sólo dura un mes: en septiembre, un «reajuste» interno se salda con la promoción del General Torrelio a la Presidencia. En julio de 1982, otra «operación» semejante sustituye a Torrelio con Vildoso... hasta el próximo golpe.


Periodistas apresados al tratar de entrevistar a Altmann
L.P.25.AP.- Un periodista y una fotógrafa del «New York Times» fueron apresados el día 24 de agosto de 1981 durante cuatro horas por agentes de Seguridad del Gobierno de Bolivia cuando intentaban entrevistar a Klaus Altmann, un ex oficial nazi de las SS, en Cochabamba.
El apresamiento tuvo lugar después que la señora Altmann (según oficiales del Servicio de Seguridad) los llamara por teléfono.
«Nosotros vimos al señor Altmann asomando a una ventana de su residencia», dijo la fotógrafa Marisabel Villasante de Schumacher, de Florida, y el periodista Peter McFarren, corresponsal de La Paz.
«Viajamos a Cochabamba con Edward Schumacher, director de la oficina del 'New York Times', en Buenos Aires. El volvió a La Paz ayer por la mañana, dejándonos instrucciones para entrevistar al señor Klaus Altmann-Barbi», explicaron a The Associated Press.
«Estuvimos esperando fuera de la casa unos 45 minutos, llamando a la puerta cada cierto tiempo, cuando fuimos detenidos. No se nos acusó de violar ninguna ley. Nuestros interrogadores dijeron solamente que habíamos sido 'imprudentes'. La policía local no intervino para nada», dijeron.
Según la señora de Schumacher y McFarren, fueron llevados a la Sección Segunda de la Séptima División de Ejército, en un vehículo del Servicio Especial de Seguridad (SES), escoltado por otro vehículo de la Policía Militar.
«Fuimos interrogados separadamente y amenazados físicamente. Se nos dijo incluso, que tendríamos que permanecer ahí por varios días. Pero en ningún momento sufrimos abusos físicos», añadieron.
Ambos fueron liberados cuatro horas después de su apresamiento.
Edward Schumacher presentó una denuncia ante la Cancillería boliviana y en la Secretaría de Información de la Presidencia, donde se le aseguró que el incidente sería investigado.
Klaus Altmann o Klaus Barbi es un ex oficial nazi de la SS de Hitler, buscado actualmente por los gobiernos de Francia y de Alemania Federal, acusado de numerosos crímenes de guerra, (Agencia AP. «Presencia», 26-VIII-81.)


La secta de Sun Myung Moon
El 4 de septiembre de 1981, el matutino «Los Tiempos», de Cochabamba, reveló que «la secta religioso-política del predicador Sun Myung Moon habría apoyado con la considerable suma de 5 millones de dólares el golpe de Estado del General García Meza». Más aún: días antes del golpe, el «visionario» Moon habría anunciado el inminente derrocamiento del gobierno constitucional de la presidenta Gueiler.
El segundo hombre en importancia dentro de la secta, el Coronel surcoreano Bo Hi Park, confirmó indirectamente lo anterior, pues fue el primer visitante extranjero que se apresuró en felicitar a García Meza tras el golpe. De regreso en los Estados Unidos, comentó: «Por fin el padre Moon va a tener un país y pondrá su trono en la ciudad más alta del mundo (...). Moon no quiere morir sin haber alcanzado la cumbre del poder en algún país y ha dado instrucciones a sus seguidores para que trabajen en ese sentido.»
¿Quién es Moon? La revista norteamericana «Psychology Today» caracteriza su ideología como «una mezcla de cristianismo pentecostal, misticismo asiático, anticomunismo y psicología pop». La secta ha encontrado abierta resistencia en muchas partes del mundo por utilizar técnicas para «controlar la mente». También es ostensible su afán por servirse de los medios de comunicación de masas.
La secta inició sus actividades en los Estados Unidos en 1973 bajo el nombre de «Asociación del Espíritu Santo para la Unificación de la Cristiandad Mundial», aunque se la conoce simplemente como «Iglesia de la Unificación». Lo que más llama su atención es su vertiginoso crecimiento económico. El seminario y la fastuosa mansión palaciega donde reside habitualmente Moon, en Tarry Town (Nueva York), están evaluados en 12 millones de dólares. También cuentan con grandes propiedades en la zona céntrica de Manhattan y en los Estados de Massachusetts y Alaska.
Publican dos diarios en los Estados Unidos, uno de ellos en castellano, el «Noticias del Mundo». En Uruguay iniciaron trámites para instalar un hotel de cinco estrellas, una estación de TV y dos radioemisoras. En Brasil también pretendían establecer una Universidad, pero fueron denunciados por someter a sus adeptos a entrenamiento militar en las cercanías de São Gabriel (Rio Grande do Sul).
He ahí otra de las fuentes de financiación del fascismo en Bolivia. ¿O será que la secta también se enriquece con el tráfico de drogas'?


La Cocaina en Europa : El «Cocaine Express»
Las nuevas rutas del tráfico internacional de la cocaína tienen como principal escala de tránsito hacia Europa la capital española.
Según la información que actualmente maneja la Interpol, el 80% de la cocaína que llega desde Bolivia, Perú y Colombia, se distribuye a través del aeropuerto de Barajas, aduana que ofrece al traficante amplias posibilidades de introducir la droga, ya que no dispone del sistema de detección por radiografía. Debido a esto, el método más común para pasar la droga sin que sea descubierta es el propio cuerpo, introduciendo en el recto o en la vagina varios preservativos que van llenos de cocaína de alto grado de pureza.
El aeropuerto de Barajas tiene un promedio de unos 400 vuelos diarios, lo que supone un enorme trabajo de control. En el momento actual se está tramitando la adquisición del sistema de rayos X con el fin de detectar la droga introducida en el cuerpo.
Los organismos de Seguridad calculan que apenas cae en manos de la policía el 10% de la droga manejada por los narcotrafícantes. La Custome and Excise Investigation Division, organismo internacional que controla toda la información sobre las aduanas europeas, calcula que por el aeropuerto de Barajas entran alrededor de 1.000 kilos de cocaína anualmente. La ruta clásica parte de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) o de Bogotá, para llegar hasta Barajas y desde ahí internarse en todo el mercado europeo. Entre los expertos, a esta ruta se la denomina «COCAINE-EXPRESS».


Sólo en el año 1982 la cocaína causó, directa o indirectamente, la muerte de varios artistas famosos como los actores John Belushi y Patrick Dewaere y el cineasta Rainer Fassbinder.
De 1976 a estas fechas el número de muertos por abuso de la cocaína se ha cuadriplicado y se ha sextuplicado el número de internados por el uso indebido de esta droga. Según la revista «Fortune», entre los 500 productos más comercializados actualmente en el mundo la cocaína ocupa el 7.ºlugar.
La cocaína, según los médicos especializados, crea una verdadera tempestad en el cerebro. Bajo su influencia el sistema nervioso se transforma en una especie de «central telefónica sobrecargada». El sistema nervioso no consigue controlar normalmente los impulsos e informaciones que le llegan y la persona queda sobreexcitada.
Después de tomar grandes dosis o de un consumo crónico, la cocaína puede acarrear problemas psicológicos o reacciones paranoicas. La euforia puede transformarse en profunda depresión.
Poco se sabe con respecto a las dosis. Ningún consumidor puede fijar su límite normal e ideal. Diez miligramos de cocaína (que es la dosis normal) pueden proporcionar todas las sensaciones deseadas, pero para los más sensibles, 30 miligramos pueden ser excesivos.
Los científicos han establecido que son mortales la dosis de 800 a 1.430 miligramos para el uso oral. En cuanto al uso por inyección puede llegar a ser fatal desde 100 miligramos hasta 2.500. En cuando al uso por inhalación nasal es mortal la dosis de 22 hasta 260 miligramos. («Der Spiegel», «Facetas», 15-VIII-82.)


Paul Reutershan, ex sargento de la guerra del Vietnam, murió a la edad de 27 años de cáncer, meses después de haber vuelto desde el frente de batalla a los Estados Unidos. Antes de morir desató una polémica que creó en cierto momento un verdadero drama nacional al acusar públicamente de asesinato a la empresa multinacional DOW CHEMICAL y al gobierno de los Estados Unidos.
Argumento principal de la acusación: El cáncer que Paul padecía, así como el de muchos otros ex combatientes de la guerra del Vietnam habría sido provocado por la exposición prolongada de sus cuerpos a una sustancia química defoliante, fabricada por la Dow Chemical y que las tropas norteamericanas lanzaban sobre las selvas del Vietnam para arrasar con toda la vegetación. A este producto el Pentágono le asignó el nombre de código «AGENT ORANGE» («Agente Naranja»). Al morir Paul debía más de 40.000 dólares en cuentas a hospitales y médicos.
Entre 1962 y 1970 se destruyeron en Vietnam tres millones de hectáreas de selva. A este crimen ecológico se le denominó militarmente «OPERACION PLUTON». El «Agente Naranja», especie de hormonas sintéticas, destruyó totalmente millones de árboles y plantas, matando además toda la fauna de la región, con una rapidez impresionante. Pero la diseminación cancerígena no era menos nefasta para los agresores.
El «Agente Naranja» es una mezcla de dos sustancias químicas: el ácido triclorofinoxiacético con un subproducto llamado dioxina. La dioxina ha sido definida como «la más tóxica de todas las sustancias fabricadas por el hombre». (Doctor Barry Commoner.) La dioxina es un veneno tan poderoso que solamente 84 gramos colocados en el agua potable matarían instantáneamente a los 10 millones de habitantes de una gran ciudad. Es además un agente deformador un millón de veces más poderoso que la talidomida y un elemento cancerígeno potencial. Pero hasta que en 1970 las presiones de la opinión pública, estimulada por ecologistas y científicos, obligó al gobierno de los Estados Unidos a suspender la «Operación Plutón» ya habían sido desparramados sobre el Vietnam cerca de 70 kilos del «agente naranja».
En la Convención de Ginebra, donde se buscaba firmar un tratado para la erradicación de las armas biológicas, químicas y bacteriológicas, los Estados Unidos consiguieron que los «herbicidas» fueran catalogados como «defoliantes» y no como armamento químico.
En la desesperada y desigual lucha del pobre ex sargento Paul Reutershan con el gobierno de los Estados Unidos y contra la Dow Chemical fundó una organización denominada Agent Orange Victims International. Uno de los científicos que asesora a esta organización declara: «Es imposible afirmar con precisión la cantidad de dioxina que penetró en los tejidos del cuerpo de más de dos millones de soldados norteamericanos que pasaron por el Vietnam, pero la opinión nuestra es que esa cantidad fue lo bastante grande como para generar repercusiones devastadoras.»
Toda la ironía y el drama humano causado por esta especie de «bomba reloj» están contenidas en la frase que Paul Reutershan pronunció pocas horas antes de morir: «Yo ya morí en el Vietnam y ni siquiera lo sabía ... » («Penthouse International», V-1976. Martha Tarbell.)


El detonante para que en Estados Unidos se produjera una escalada incontrolable en el consumo de las drogas y, sobre todo, de la cocaína, fue la guerra del Vietnam.
La revista «Visión» nada sospechosa de antinorteamericanismo, afirma: «La contradictoria posición de los Estados Unidos. el mayor cliente mundial de las drogas, se expresa en que, por una parte, trata de frenar la producción y el tráfico, sobre todo en otros países, y, por otro, cierra los ojos y aun favorece a los productores y a los consumidores dentro de su propio país. Este hecho constituye el aliciente principal para el acelerado aumento del comercio ilícito.
Las propuestas para la legalización del uso de las drogas parece, finalmente, unta como mal menor o, cuando menos, de haber ganado la batalla y ya se apunta como mal menor o, cuando menos, de más bajo costo para la economía nacional. Todo hace suponer que en breve en los Estados Unidos el uso de las drogas será similar al uso del alcohol o del tabaco.
Hay otros estimulantes producidos legalmente en los Estados Unidos: el valium fue prescrito medicalmente; sólo en el año 1970, en 51 millones de recetas, habiéndose vendido en ese sólo año 32 millones de píldoras. En la actualidad esas cantidades posiblemente se han duplicado. Alcanzan a millones y millones las ventas anuales de tranquilizantes, hipnóticos, antidepresivos y calmantes.
El alcoholismo le cuesta anualmente a Estados Unidos 45.000 millones de dólares, de los cuales 20.000 millones corresponden a pérdidas de producción, 16.000 millones a gastos de salud y servicios sociales y 5.500 millones a accidentes automovilísticos. Los automovilistas que conducen en estado de ebriedad dan muerte en atropellos a 30.000 personas anualmente y dejan malheridas a 120.000.
Tanto la heroína como la marihuana se pueden conseguir en cualquier barrio de las ciudades de los Estados Unidos. El único inconveniente para adquirir la cocaína es su alto precio, que llega a costar 2.200 dólares la onza.
En Estados Unidos se venden libremente manuales en los que se enseña alpúblico consumidor dónde conseguir las drogas, cómo reconocerlas, cómo comprobar su calidad y cómo purificarlas. Con respecto a la cocaína el manual más conocido se titula «The Cocaine Hand Book».
Diez años de lucha en contra de las drogas han resultado un total fracaso debido, sobre todo, a que la política de Estados Unidos con respecto a los estupefacientes ha sido ambigua y, no pocas veces, contradictoria. («Res. Visión», 8-11-1982.)


Nota:

1. Dos «tambores» constituyen una «carga» (125 libras), que es la unidad de comercialización de la coca en Bolivia.


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