ALTA TIERRA DE LOS URUS

ALTA TIERRA DE LOS URUS


Por: Pdsta. Guillermo Moscoso Bermúdez / Extracto de www.angelfire.com

En este nuevo aniversario de la gesta Libertaria de 1781, los orureños estamos unidos y orgullosos de nuestra bendita tierra, siguiendo el ejemplo de nuestros antecesores en la lucha por su progreso y adelanto.
Siempre tendremos los brazos abiertos para los hermanos bolivianos que deseen contribuir a ese anhelo de  trabajo y engrandecimiento, por ser la razón de nuestra existencia.

Hablar de Oruro, es rememorar un pasado de gloria y un presente digno y enaltecedor, porque a lo largo del tiempo demostramos que para el orureño no hay fuerza que nos doblegue en el afán de hacer grande a esta querida región altiplánica de Bolivia.

Los orureños jamás dejamos de preocuparnos por el bienestar del pueblo, porque está en conciencia de todos, que en base a una labor mancomunada podemos surgir con un haz de voluntades.
Nunca en nuestro ser cundió el pesimismo, a tal punto que hoy, pese a muchas vicisitudes, vemos a nuestra ciudad y a las 16 provincias del Departamento en un franco y positivo desarrollo.
El espíritu activo y hospitalario se mantiene intacto, haciendo honor a lo que muchos coterráneos bolivianos expresan de que "NO HAY PERSONAS MAS AMABLES QUE LOS ORUREÑOS, PORQUE SE DEJAN QUERER", y ante el frío de su clima tienen el calor humano.
Han pasado 222 años en que Sebastián Pagador propiciara la acción que nos libró del yugo español, quedando grabada por siempre su proclama de que todos debemos dar evidentes pruebas de nuestro amor a la Patria, sacrificando gustosos nuestras vidas en defensa de la libertad, convirtiendo toda la humildad y rendimiento en ira y furor con los sojuzgados ibéricos.
Nuestra querida ciudad de Oruro, ya no es aquella que incorrectamente, fuera calificada antes de triste y desolada a la que miraba espantada la vicuña.
Pero con el tiempo, gentes llegadas de diferentes confines del mundo, sentaron bases en Oruro, contagiándose del tesón de sus habitantes, trabajando junto a ellos y estableciendo florecientes industrias hasta plasmar en realidad un verdadero centro industrial de Bolivia.
Esa febril actividad hizo que Oruro se transformara en una capital cosmopolita, al extremo que como recuerdan las gentes de la tercera edad, gracias a su permanente y dinámica labor, por las riquezas que producen y los ingresos saneados, poco a poco se catalogó en la mejor ciudad del país, comparable con urbes como New York y Londres.
Alta Tierra de Oruro, como te calificara tu hijo pródigo Luis Mendizabal Santa Cruz, hoy al recordar 222 años de vida, quienes vivimos bajo su seno, cobijados con el manto sagrado de la Virgen del Socavón, a viva voz decimos que será por siempre el suelo de los libres y fuertes.
A lo largo de nuestra historia, la bravura del orureño por defender el solar patrio estuvo siempre latente, conservando por entre todos los peligros la independencia de Bolivia. Ejemplos de esa valerosa y edificante misión, quedó grabada durante la Guerra de Pacífico y la contienda bélica del Chaco, donde muchos paisanos ofrendaron sus vidas y otros retornaron con gloria, defendiendo la heredad nacional.
Oruro, ganador de muchos títulos por forjar la nacionalidad boliviana, debe necesariamente ser también conceptuada como CAPITAL DEL ALTIPLANO por tener tradición para atesorar, expresar e interpretar el riquísimo acervo etnográfico de la zona.
Sabemos que en varias regiones del Departamento existen abundantes extensiones que merecen fomentar la productividad agropecuaria. Es cierto que la minería es el pilar fundamental de la razón de existir del orureño, pero también es muy cierto que el trabajo diario, nos enseña de que hay otras fuentes que provoquen el desarrollo regional.
No debemos dejar de lado aquellas incursiones que cumplió la ahora extinguida Corporación Regional de Desarrollo, estableciendo qué zonas del occidente orureño guardan en sus entrañas activos bolsones de gas y petróleo, que de ser profundamente reestudiados, se podrá comprobar que aquí en Oruro hay extraordinarias reservas de esos productos, que a la postre servirán de mucho, no sólo a Oruro, sino al país en su conjunto.
En este nuevo amanecer del 10 de Febrero, los orureños estamos en el indeclinable deber de seguir forjando un mejor futuro, porque ese es el fin que llevamos en la sangre.
El orureño no se amilana ante nada, ni ante nadie. Surge vigoroso y combativo cuando se trata de engrandecer el terruño. Hace frente a todo lo que significa desasosiego, llevando adelante un trabajo que inclusive supere el cansancio y la fatiga, al saber que cual TITAN DE LOS ANDES, está en sus manos el construir un nuevo destino para hombres, mujeres y niños.
Ingresamos en el tercer año del siglo XXI, viviendo una época muy especial, donde el constante modernismo exige un profundo accionar del ser humano, con el fin de adoptar el modo de vida a esa corriente.
Ante este nuevo desafío, el orureño dijo presente, comenzando a elaborar tareas tendientes a lograr objetivos concretos, que estén a la par de ese fenómeno.
Con ello una vez más se ve que jamas estamos a la zaga, sino por el contrario, somos los primeros en asimilar esas transformaciones a través de nuestras instituciones de formación académica, donde los jóvenes (hombres y mujeres) se preparan para ser profesionales de bien al servicio de su tierra, para vislumbrar un mañana pleno de progreso, desarrollo y avance armónico, identificándose con el quehacer orureño y, por ende, con nuestra patria Bolivia.


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