LA VILLA DE
ORURO NACIÓ POR LA RIQUEZA MINERAL
Primera página del Acta de Fundación de la Villa
Por: Ximena Miralles Iporre -
Directora LA PATRIA / Este articulo apareció publicado en el periódico La
Patria el 3 de noviembre de 2013
Diferentes
hechos rodean a la historia de la fundación de la Villa de Oruro, con el nombre
de "Muy noble y muy leal Villa de San Felipe de Austria", pero quizás
los más sobresalientes giran en torno al redescubrimiento de ricas minas de
plata en el asiento de Oruro, que fue denominado por el cura Francisco de
Medrano como asiento de minas de San Miguel, por ser ese santo el preferido
protector de los españoles, en 1594.
El cura Medrano llegó con sus hermanos Diego y
Juan, este último era diestro cateador de riquezas minerales, realizado el
descubrimiento, los tres fueron de los primeros pobladores no nativos de Oruro.
Historiadores como Marcos Beltrán Ávila y Ángel
Torres Sejas, coinciden en este momento previo a la fundación de la Villa de
San Felipe de Austria hoy conocida como ciudad de Oruro, capital del
departamento homónimo.
El asiento minero de San Miguel comenzó a poblarse
gracias a Alonzo Álvarez de Nava Revolledo, quien contaba con miles de pesos
cuando se enteró de la fama que tenía dicho asentamiento y al descubrir la
riqueza argentífera del suelo orureño comenzó a contratar a la gente ofreciendo
buena paga, agasajos, buen trato y fácil trabajo, cosa que no existía ni
siquiera en las ricas minas de Potosí, por lo que mitayos de diferentes
asientos mineros, inclusive de la Villa Imperial de Potosí, llegaron hasta el
asiento de Oruro para trabajar en sus minas.
El asiento minero creció gracias a la situación de
bonanza que antes de su fundación como villa contaba con más de tres mil
trabajadores, muchos, dueños de vetas en los diferentes cerros y 400 españoles,
algunos con sus familias.
Por este auge que se mostraba creciente y en la
creencia de que "siendo villa, los requerimientos serían oportunamente
atendidos, tendrían autoridades administrativas propias y serían
fundadores" (1) se decidió comisionar a Diego de Medrano, "como
principal descubridor y poblador de estas minas", para que realice la solicitud
respectiva ante la Audiencia de Charcas, por lo que éste se trasladó hasta la
Villa de La Plata con ese cometido.
Diego de Medrano solicitó en La Plata autorización
para la fundación, además que se les proveyese de indios mitayos y de azogue.
La Audiencia envió al capitán Gonzalo de Paredes
Hinojosa, Corregidor y Justicia Mayor de la Villa de Salinas del Río Pisuerga,
quien llegó acompañado de Diego de Velasco, experto en el reconocimiento de la
calidad de los minerales. La Audiencia recibió noticias más que alentadoras
sobre la riqueza de esta tierra orureña, por lo que decidió dar curso a la
fundación, eligiendo al oidor Manuel de Castro y Padilla para verificar lo
informado por Paredes Hinojosa y proceder a la fundación de ser necesario.
Una vez autorizada la fundación de la villa por la
Audiencia de La Plata, llegó don Manuel de Castro y Padilla al asiento de
Oruro, acompañado por una comitiva, el 30 de julio de 1606, que fue recibida
con regocijo por el vecindario del asiento de San Miguel, que aceptó gustoso
cubrir los gastos de la estadía de Castro y Padilla.
Una vez cumplido su descanso, Castro y Padilla
comenzó a visitar las diferentes minas, vetas y socavones, aún a riesgo de su
propia vida, pues esos parajes eran peligrosos; era asistido por expertos en
estas cuestiones.
"El 31 de julio de 1606, el Licenciado Castro
y Padilla dictó los dos primeros autos que los mandó pregonar disponiendo que
los vecinos que tenían sus casas y solares, presenten sus títulos y demás
recaudos ante su Merced y que no edifiquen más sin el permiso debido, para el
que trazo de la población sea regular; también ordenó presenten los títulos de
los ingenios" (2).
Fue así que Castro y Padilla fue dictando
diferentes autos para ir organizando todo en la futura Villa. Luego de las
disposiciones preparatorias, el 29 de octubre de 1606, Castro y Padilla dictó
el auto fundamental, manifestando el motivo de su visita al asiento de minas de
San Miguel.
"Mando hacer la dicha población e fundación
en la parte i lugar en que las personas que vinieron a labrar las dichas minas
han hecho más de ciento cincuenta casas de su vivienda por ser la más cómoda de
cielo, suelo i temple que hai en el paraje á donde se descubrieron i están las
dichas minas, i al nacimiento del sol que todo el día le baña i calienta,
arrimado a los cerros de ellas que le cercan en forma de media luna i abrigando
los vientos que corren sin resistencia en esta Provincia" (3), señala en
partes salientes del auto.
FUNDACIÓN
El día de la fundación, 1 de noviembre de 1606,
bajo un cielo azul y pleno de sol, arrodillado en un almohadón de terciopelo
carmesí, Manuel de Castro y Padilla juró ante el Libro de los Evangelios, que
el vicario Martín Usunsulo tenía sobre la mesa y estas fueron sus palabras:
"Hacer en nombre del Rey y de los santos cuatro evangelios, la Villa que
él fundaba para el servicio de Dios, de su Real Majestad, para bien de los
vecinos, moradores y naturales y que guardaría y cumpliría lo que dicho cargo de
poblador tenía de derecho" (4).
Tras el juramento de fundación y concluida la
solemne misa, alguien apareció con un estandarte de damasco carmesí, con las
armas reales en el centro, que fue bendecido por el preste y entregado al oidor
Castro y Padilla, quien lo tomó en sus manos y salió a la plaza, flanqueado por
Gerónimo de Ondegardo y Francisco de Medrano, quienes tomaron cada uno una de
las puntas del pendón.
Cuando la comitiva llegó a la plaza, ante la
maravillada multitud se elevó una oración por la Villa, a la cual se bendijo y
acto seguido el oidor Castro y Padilla enarboló el estandarte tres veces
seguidas y tres veces pronunció las siguientes palabras: "la mui noble y
mui leal Villa de San Felipe de Austria, por el Rey don Felipe, nuestro señor,
i por sus sucesores en la Corona de Castilla i León i el Pirú", añadiendo
la última vez "¡que Dios guarde muchos años!" (5). Luego éste
procedió a la delimitación de la jurisdicción de la Villa.
Ese mismo día se eligió a las autoridades como los
alcaldes ordinarios, el alférez real o custodio del estandarte, alguacil mayor,
fiel ejecutor y los regidores, además, el fundador designó al Escribano Público
y del Cabildo, además al Procurador General y al Mayordomo de Rentas.
El Cabildo rindió homenaje al Rey Felipe III en la
persona de Castro y Padilla.
Luego de la elección de autoridades, la comitiva
regresó a la iglesia Mayor donde se cantó el Te Deum y se oró por su Majestad.
Como último acto luego de la fundación se acompañó al Alférez Real a su
domicilio para que en él guardase el estandarte, hasta que fuese necesario
sacarlo, para actos oficiales.
Tras toda esa solemnidad se procedió al regocijo
general, donde corrió comida y alcohol, prolongándose el festejo durante 8 días.
Una vez consolidada la fundación de la Villa y
habiendo pasado los días de regocijo, el Cabildo ejercitó su derecho a petición
y reunidos el 9 de noviembre se hizo un memorial de 17 peticiones a favor de la
Villa ante el oidor Manuel de Castro y Padilla.
Al momento de celebrarse el primer aniversario de
fundación de la Villa de San Felipe de Austria, ya había varios conventos, se
edificaron rápidamente 700 casas particulares, la población creció a 30 mil
habitantes, además que en fue un año de auge en la minería.
El libro de los cabildos y el acta de fundación
están, hoy por hoy, a buen recaudo en la Biblioteca de Investigadores de la
Casa Municipal de la Cultura de Oruro, sin embargo, las primeras hojas están
casi destruidas, por lo que no es posible leer bien lo que en ellas se señala,
no obstante las firmas de los fundadores están claramente estampadas.
Es así que, todo comenzó por el auge de la minería
y en la actualidad la ciudad de Oruro continúa dependiendo de esa actividad,
aunque el comercio también le da sostenibilidad a esta región de Bolivia.
Fuente:
Libro 2, CAPÍTULOS DE LA HISTORIA COLONIAL DE
ORURO, Marcos Beltrán Ávila, Colección Cuarto Centenario de la Fundación de
Oruro, Editorial Sierpe.
ORURO EN SU HISTORIA, Ángel Torres Sejas,
Editorial Juventud
Referencias bibliográficas:
1 Oruro en su Historia, Ángel Torres
2 Capítulos de la Historia Colonial de Oruro,
Marcos Beltrán
3 Oruro en su Historia, Ángel Torres
4 Capítulos de la Historia Colonial de Oruro,
Marcos Beltrán
5 Oruro en su Historia, Ángel Torres
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