Por: David Aruquipa Pérez / Este articulo apareció
publicado en el periódico Pagina 7, el 8 de febrero de 2015
Carlos Espinoza es uno de los personajes
más importantes del Carnaval de Oruro, que incursiona en el baile a los
18 años. Participa por primera vez de negrita (personaje femenino) en la danza
de los negritos de El Pagador, conjunto que hasta la actualidad es parte de la
fiesta.
Sin embargo, el aporte más importante de Espinoza fue la promoción y
creación de un nuevo personaje que se denominara "la figura” de la
Morenada. Por un lado, esta "figura” influye y revoluciona una época
promoviendo la visibilidad de "homosexuales” en las fiestas del Carnaval
de Oruro y la fiesta del Señor del Gran Poder, en la ciudad de La Paz. Por otro
lado, impulsa la participación de las mujeres con los trajes que se les conoce
hasta hoy en día.
La innovación de
la China Morena
Carlos Espinoza concreta su primera transgresión al revolucionar el traje
original de las chinas morenas, incluyendo elementos que reflejaban una nueva
estética "travesti”.
Ésta fue influenciada por la presencia de las vedettes de los años 60 y 70, según
el mismo Carlos:
"Después de haber bailado dos años, yo quería innovar el baile tanto como
la vestimenta, entonces yo fui una de las personas que cambió bastante el modo
de vestir de la morena, de la china morena. Subí el largo de la pollera, subí
el largo de las botas, entonces ya se hizo muy diferente.
"Nosotros empezamos con colores fuertes, como yo estaba inmerso en la
costura, sabía qué colores estaban de moda, qué telas eran de actualidad.
Entonces, me atrevo a decir que usé colores muy llamativos y, en cuanto a
modelos, yo podría decir que eran más femeninos que los que usaban los señores,
teniendo en cuenta que los bordados eran de fantasía, no los que siempre habían
usado con dragones o con víboras; no eran netamente folklóricos, sino, al contrario
eran bordados de fantasía con pedrería, perlas, canutillos, cosas de
actualidad.
"En cuanto a las botas, después de haber bailado unos cinco años, ya
estuvo de moda el taco de plataforma, entonces empecé también a incluir eso en
la moda de las figuras femeninas y también en la comunidad gay, con plataforma
y tacones bastante altos, de 12 a 15 centímetros. Las botas eran diez
centímetros hacia arriba de la rodilla.
"La pollera ya era más corta, (30 centímetros)... En algunos casos tenían
mangas a la moda de esa época: campana plato, con volados en gaza
plisada; modelos muy de actualidad, más modernos, más actualizados. Yo sacaba
los modelos de los figurines de trajes de noche o hacíamos trajes de novia,
entonces sacábamos esos modelos”.
Esta nueva estética se manifiesta como innovación provocativa de la época y con
elementos de sexualidad entonces reprimidos, como el erotismo, la sensualidad y
el placer. Este personaje es altamente sexualizado, provoca admiración y seduce
a los espectadores, convirtiéndose así en un personaje abiertamente
"travesti”, que se populariza y se posiciona en el Carnaval de Oruro y
otras fiestas.
Se recuerda también, desde la memoria de Espinoza, que incluso músicos
renombrados como José Zapata, Pepe Murillo y Los Chaskas, que empezaban a hacer
folklore, llegaban desde La Paz para relacionarse directamente con estas nuevas
protagonistas de la danza de la morenada.
También la aceptación y el apoyo venían tanto de los bailarines de las propias
fraternidades, como del público espectador, boliviano y extranjero, que
esperaban y ovacionaban su presencia.
El destape
de la figura
La rápida conversión de las figuras de la morenada que lucían tan
atractivas, hacían del Carnaval de Oruro una fiesta con mayor presencia
turística. Esto trajo consigo el destape, la visibilidad de la población
travesti, homosexual o "marica” -como se la conocía en la época-.
Todas las morenadas contaban con su propias chinas morenas. Inicialmente, tal
como menciona Espinoza, se había estilizado el traje, pero aún se
conservaba la careta de la china tradicional, con significados tradicionales de
la cultura popular.
También puede entenderse esta careta como una forma de esconderse apelando al
engaño festivo, para generar un ambiente de seducción y curiosidad, que
provocaba saber quién está detrás de esos trajes tan sensuales.
Luego llega Lis Karina, seudónimo de Franz Hidalgo, quien en
complicidad con Carlos Espinoza develan este personaje:
"Lis Karina ya era más exhibicionista porque yo llegué a usar la
careta casi ocho años, que tampoco era de las que usaban las personas que antes
bailaban de chinas morenas. Yo me hice otra careta muy diferente, incluso en
color, el mío era un verde dorado, pero los que llegaron posteriormente ya
bailaron sin careta, luego, tuve que quitarme la careta.
"En realidad el día sábado tiene un significado muy grande en el Carnaval
porque es el día de la devoción a la Virgen del Socavón. Entonces, hacíamos el
recorrido de principio a fin, hasta entrar a la iglesia y recién allí nos
quitamos la máscara delante del altar de la Virgen.
"El domingo, ya indistintamente ya se
podía bailar sin máscara; nosotros aprovechamos eso para bailar sin máscara.
Entonces los maquillajes, que eran de fantasía, con pestañas postizas,
las uñas y todo aquello que estaba por entonces de moda; nos actualizábamos,
cada año había más innovación en todas las figuras que participaban en el
Carnaval. Todo esto era más o menos en el Carnaval de Oruro de 1975”.
Las chinas morenas, eran personajes imprescindibles en las fiestas populares,
debido a su representación visual y estética; entonces fraternidad o conjunto
de morenada que no tenga "sus” chinas morenas, no era una morenada de
prestigio.
Surgimiento de
otras "chinas”
Carlos Espinoza (Ofelia) y Lis provocaron el surgimiento de otras
"chinas”, como Barbarella (Peter Alaiza), Titina, Diego Marangani, Candy,
Juana, Rommy, Lucha y otras que se apropian del personaje de la china morena.
La influencia de Espinoza iba destapando, además, otros aspectos
relacionados, por ejemplo, a temas de clase y de competencia entre las mismas
chinas morenas.
Y fue en esa época que Barbarella (Peter Alaiza), vestida de "china”, se
aproxima y le da un beso al presidente de facto de entonces, Hugo Banzer
Suárez, en plena fiesta del Gran Poder.
Este hecho se tradujo en la prohibición de la presencia homosexual en las
fiestas, misma que llegó al Carnaval de Oruro, pero en menor dimensión. Al
respecto, Espinoza menciona que le contaron sobre este hecho,
aunque él mismo ya participó ese mismo año en la fiesta del Gran Poder,
bailando en otra fraternidad, la "Morenada Eloy Salmón de los
maquineros”.
Esta prohibición acelera el ingreso de las mujeres a la danza de la morenada,
hecho también asentado por Espinoza. Las mujeres ingresan al Carnaval de Oruro. Para ese entonces, la mujer orureña
de clase acomodada, precisamente por razones de discriminación de raza,
género y prohibiciones sociales, no participaba de las fiestas.
Después de la prohibición del ingreso de homosexuales el año 74, Espinoza
estimula una nueva incorporación, la de las mujeres. Como él mismo explica,
tenía varias amigas, vinculadas a su trabajo de costura y moda, y las animó a
que bailaran.
Al principio fueron "diez jovencitas” de la sociedad orureña, a las que
fueron sumando otras mujeres jóvenes de otros departamentos, incluidas reinas
de belleza, entre 1975 y 1980.
Desde ese momento, entonces, participan las mujeres pero con la estética
travestí que se refleja en los primeros trajes de estas "figuras” de
la morenada. Con el tiempo se han transformado sin perder este
aporte inicial de la estética travestí, quedando en la memoria que, antes, este
personaje era representado por homosexuales.
Espinoza es reconocido como uno de los artistas folklóricos más
importantes de Oruro, no solamente bailó en el Carnaval de Oruro, sino también
en la fastuosa Entrada del Gran Poder, fiestas de municipios como Huanuni,
Quillacollo, Copacabana y otros pueblos rurales de Bolivia.
La importancia de visibilizar a este personaje histórico, Carlos Espinoza
"Ofelia”, permite ver que su historia no ha quedado estancada en la
memoria, pues pervive hasta la actualidad en el imaginario popular y social.
Es un referente de una época desde su visibilización, que nos permite
reflexionar en los avances y desafíos que se suceden en estos
nuevos tiempos, donde la china morena es la reina de las morenadas.
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