Foto: Quirquincho Orureño.
Cuenta la leyenda que hace mucho, el viejo Quirquincho
(armadillo que habita en el Altiplano de Bolivia) nacido en un arenal del
Oruro, acostumbraba pasar las horas echado en la grieta de una piedra donde el
viento la hacía cantar. Este animalito tenía un gran gusto por la música, tanto
que se deleitaba en grande cuando oía cantar a las Ranas en las noches de
lluvia. Sus pequeños ojos se ponían húmedos de la emoción y se acercaba hasta
el charco donde ellas estaban ofreciendo su gran concierto. En ese momento, el
Quirquincho dijo: "Oh, si tan solo pudiera cantar así, sería muy pero muy
feliz."
Las Ranas a pesar de oír sus palabras, no se conmovían, mas
todo lo contrario, se burlaban de él y le decían: "Oye, por más vengas
todas las noches y siempre nos escuches hasta el fin de tus días, jamás
aprenderás nuestro hermoso canto, porque eres muy tonto." El Quirquincho
quien era humilde y resignado, no se ofendía por tales palabras, mas solo se
deleitaba con la armonía de aquel canto, y no entendía la ofensa que en ella
encerraba. Un día, unos canarios pasaron cantando en una jaula que llevaba un
Hombre, y al oírlos, se puso muy feliz por tan lindo canto. Tanto fue su
fascinación, que sin darse cuenta siguió al Hombre por un largo camino sin
darse cuenta. Las Ranas también habían escuchado el bello canto de estas aves,
así que salieron para oírlos mejor.
Luego dijeron: "Aquellos cantantes son de nuestra
familia, ya que los Canarios son Sapos con alas. Sin embargo, nosotras cantamos
mejor." Al poco rato, iniciaron su canto interrumpido, hasta que una de
estas Ranas dijo: "Oigan, miren, el Quirquincho va detrás de aquel hombre,
parece que quiere aprender a cantar como un canario jajajaja..." Mientras
tanto, el Quirquincho seguía corriendo tras aquel Hombre de las jaulas, hasta
que de pronto, una de sus patitas se iba cansando al pisar la caliente arena.
"Que pena, ya no puedo andar más, y aquellos músicos se
van." Dicho esto, El Quirquincho se detuvo y solo pudo ver cómo se pedía
aquella divina música a lo lejos Cuando ya era de noche, este amiguito
regresaba a su casa, y al pasar cerca de la choza de Sebastián Mamani, el
Hechicero, tuvo la idea de visitarlo para hacerle un curioso pedido.
"Estimado señor..." - Dijo el Quirquincho llorando
–
"Usted que todo lo puede, enséñeme a cantar como los
canarios."
Cualquier persona que no fuera un Hechicero, se hubiera
reído, pero Sebastian Mamani no lo hizo, mas solo se puso serio y dijo:
"Yo puedo enseñarte a cantar mejor que los Canarios, Ranas y los Grillos
Quirquincho, pero tienes que pagarla enseñanza...con tu vida."
"¡Acepto todo!" - Dijo el Quirquincho
- "Pero enséñeme a cantar."
"Está bien..." - Dijo el Hechicero –
"Pero cantarás mañana, esta noche, perderás la
vida."
"¿Cómo?" - Dijo muy sorprendido el Quirquincho –
"¿Cantaré después de muerto?" El Hechicero, a$rmó
su duda.
Al día siguiente, el Quirquincho amaneció cantando con una
voz maravillosa en las manos del Hechicero. Cuando este pasaba cerca por el
charco de las Ranas, estas se quedaron mudas y muy asombradas: "¡Cielos!
¡Vengan amigas! ¡es impresionante!... ¡El Quirquincho aprendió a cantar!"
"¡Es verdad!, ¡canta mejor que nosotras!" "¡Y mucho mejor que
los canarios o grillos!" Muertas de envidia, siguieron con saltos al
Quirquincho que ahora, convertido en un Charango, emitía sonidos musicales muy
hermosos. Lo que ellas ignoraban de nuestro buen Quirquincho, es que como todo
gran artista, ha dado su vida por el Arte.
Observaciones:
Quirquincho: Un animalito Armadillo típico del Altiplano
Boliviano (concretamente de Oruro).
Charango: Instrumento musical de cuerdas con sonido agudo.
Su construcción se basa en base de un caparazón del Quirquincho. Hoy en día se
construye este en base a madera.
Charango quirquincho músico, del artista
restaurador Katari Nina de La Paz, Bolivia.
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Links relacionados
Por favor, corrijan la imagen, el que aparece como charango tallado es un armadillo, no un quirquincho. La imagen y el diseño del charango armadillo que aparece más arriba es del artista restaurador Katari Nina de La Paz, Bolivia. Les pido incluir el crédito correspondiente.
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