RELATO DE LA DIABLADA: LA LUCHA DEL BIEN CONTRA EL MAL

Lucifer es sometido por el Arcángel Miguel
Por: Dehymar Antezana Antezana – Periodista / Este articulo apareció publicado en el periódico La Patria de Oruro el 5 de marzo de 2011

La diablada de Oruro tiene una particularidad muy esencial, que ninguna otra diablada del mundo, plagiada a la nuestra, la tiene, y es precisamente su relato, el "Relato de la Diablada", que data como su danza, de tiempos inmemoriales. 
Se dice, que el primer relato de la diablada nació en Paria, primera ciudad de Bolivia fundada en 1535. Unos autores mencionan que la data del relato es del siglo XVIII, mientras que otros afirman que es de mediados del siglo XVI, aunque no hay certeza de ello.

Según Augusto Beltrán Heredia, en su libro "El Carnaval de Oruro – Bolivia", señala que el fondo de la representación del "Relato de la Diablada", no es otro que aquel pasaje bíblico de la rebelión de los diablos, en las etapas sucesivas de la eterna lucha del bien y del mal. 

"De base esencialmente moral, la obra tiene una finalidad, sugerente al evidenciar un tema religioso dentro del ambiente vernáculo del pueblo", afirma.
Por su parte, Jorge Vargas Luza afirma en su obra, "La Diablada de Oruro, sus máscaras y caretas", que el relato de la diablada fue escrito originalmente por el cura Ladislao Montealegre.
Vargas asegura que la importancia de la representación de este drama, radica en el desarrollo del "Auto Sacramental" de la lucha dialogada, al enfrentarse las fuerzas malignas con el representante de Dios.
Primeramente, dice, Lucifer interviene dando a conocer su poder, arengando a sus huestes a seguirle y a revelarse contra el Demiurgo. Seguidamente, aparece en escena el Arcángel Miguel para entablar lidia hasta derrotarlo: Sin embargo, a continuación hace su aparición Satanás que en defensa de su amo reclama el derecho a gobernar a los cristianos y corre la misma suerte.
Una vez derrotados Lucifer y Satanás, el Ángel exige la presencia de cada uno de los siete diablos que personifican a los siete pecados capitales. Éstos a su turno confiesan su labor de perdición terminando por sucumbir ante la presencia divina.
Finalmente, es convocada la compañera inseparable del demonio, la China Supay, que en su afán de tentar al Ángel es recriminada y derrotada al igual que sus secuaces, dando de esta manera fin a la titánica lucha con el triunfo del bien.
De todas maneras queremos reflejar en forma inextensa a continuación el relato de la diablada, publicado en el libro de Alberto Guerra Gutiérrez "Antología del Carnaval de Oruro (Cuentos y leyendas)".



EL RELATO



Son siete virtudes contra siete pecados. Lucifer y el Ángel están colocados, cada cual frente a sus milicianos esperando el poder irse a las manos… 



Fluctúa la ansiedad de la muchedumbre como el fuego que crepita en la lumbre!.. De pronto un pito agudo da la señal para que comience la comedia infernal.



Sobreviene, entonces, la expectativa, contagiándose a los de la comitiva…



Rompe el silencio la voz justiciera infundiendo espanto a la turba fiera: 



- ¿Dónde está la "Lujuria", cuyo sólo nombre al humano injuria?



- Aquí está la "Lujuria". ¡Oh Ángel de luz! – responde un demonio huyendo de la cruz…



Vuelve a llamar el Santo: - ¿La "Pereza"? – A paso lento se presenta la pobreza, simbolizada por un diablo cadencioso, modelo exacto del hombre ocioso…



A requerimiento del saldado celeste se acerca un ser, gordo como un "preste", al verlo, el pueblo prorrumpe en risa pues, la "Gula" devora un jamón a prisa…



Dice Miguel, alzando su puño divino: - Que venga el pecado felino…- La "Envidia" se acerca medrosa a él.



Notándose como todos huyen de aquel: Sombrío maligno de mirada baja que mancha la honra y la moral relaja… y, preséntese la "Soberbia" enseguida de brocado, magníficamente vestida… - Despreciable eres demonio vanidoso - exclama San Miguel, un tantico celoso.



Nuevamente la muchedumbre se agita: En que avanza la "Avaricia" contrita (apenada). Lleva este diablo, linda saya de oro robada, quien sabe, del arca de un moro. – Demonio insaciable, no tienes entrañas…



Sobre tu mísero ser pesarán montañas… En oyendo esta maldición, el perverso se encoge y pasma como un escuerzo…



Mil voces resuenan: "Cuidado Miguel… Mira" da vuelta la espalda el Ángel… La "Ira"… - Va de retro Satán… Dios está conmigo – se enlaza en pugna con el enemigo.



Aquella contienda, mucho rato dura… traidores los demonios, cogen sus tridentes.



"China Supay" lanza chillidos estridentes. "Arr", "arr", "arr", ¡El campo es una batahola! Muévese el público cual ola: Menudean los golpes… La banda suena: Una sarta de cohetes por allí truena…



En medio del bullicio se oyen campanas que mitigan el ardor con suaves hossanas.



Termina el "relato" de la "Diablada" al son de su viva y rítmica tonada!!



¡Tal es la lucha entre el bien y el mal, representada en la farsa del Carnaval!...



Demás está deciros mi dulce amiga que también la Virgen perdona o castiga a los mineros que no acatan su fiesta…



Por eso, la gente, sumisa se apresta a celebrar las tradiciones de la región, bailando ante la "Mamita" del Socavón…



¡Costumbres pintorescas de mi alta tierra! ¡Carnaval alegre… Carnaval de la guerra!
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