PUNO
¿Capital folklorica del Perú?
Escribe: Roberto Valencia Melgar*
Publicado en el periódico peruano Los Andes Puno, Martes,
20 de febrero de 1968
Con motivo de la celebración de las fiestas
patronales del 2 de febrero en homenaje a la Santísima Virgen del a Candelaria,
Puno manifiesta su fervor y alegría a través de diversas danzas. La
concentración de conjuntos en la ya famosa “Octava” es copiosa, transformando a
la ciudad en un vasto escenario por cuyas calles desfilan cientos de danzarines
luciendo fastuosos disfraces. Los que hemos nacido en esta tierra legendaria, y
vivido sus tradiciones y costumbres, hoy, tenemos que lamentar la ausencia de
danzas típicas, sean los primorosos “llameritos”, sean los temibles “chokelas”,
sean los pintorescos “puli-pulis” que con su sincera devoción regocijaban la
ciudad propiciando esplendorosamente un auténtico clima de fiesta puneña. Hoy
se ha dado paso a la cursilería de presentar costosas danzas importadas de la
vecina república de Bolivia, que con la estridencia de sus trompetas
contratadas han apagado el dulce y armonioso sonido de las “pusas”, que, con el
retumbar de sus bajos en tuba han borrado los melódicos lamentos de quenas y
pinquillos. El millonario atuendo de “diablos” y “caporales” de Oruro ha
opacado el original y vistoso traje fiestero, transformando a nuestra querida
ciudad de Puno, a la voceada Capital Folklórica del Perú en un “consulado” o
agencia de folklore boliviano, en cuanto a danza y música se refiere.
La proliferación de esas danzas de año en año es asombrosa: nos remitimos a la
prueba irrebatible de los guarismos, que con su singular elocuencia nos demuestra
la realidad sin apasionamientos ni acomodos sofísticos.
El IV Concurso Folklórico Departamental realizado el 4 de febrero, considerado
como el más importante del Departamento, demuestra fehacientemente el volumen
absorbedor de las danzas extranjeras, pues, de las 33 danzas presentadas 21 han
sido indiscutiblemente bolivianas, confrontación que acusa un 63.6 por ciento o
sea los 7/11 de la totalidad que constituye aproximadamente el doble de las
danzas puneñas; índice elevadísimo, máxime, sí a la ciudad de Puno se le
considera como el representativo folklórico Nacional. Sí a esto agregamos que,
los grupos de danzarines que colman calles y plazas del a ciudad, los días que
suceden a la festividad, en su totalidad son de índole extranjero, la situación
se torna alarmante, porque, no es solamente una manifestación momentánea
motivada por un afán de lucimiento en la competencia, sino que se está
enraizando en el alma del pueblo, apasionándolo peligrosamente al extremo de
desdeñar las expresiones melódicas y rítmicas legítimas de nuestro medio. No
otra explicación puede tener las rechiflas y situaciones incomodas que los
conjuntos nacionales han sufrido en el aludido certamen del 4 de febrero, pese
a que su desenvolvimiento en todo sentido era correcto. De otro lado, a que se
atribuye el abandono del Jurado en las postrimerías del concurso cuando
precisamente debían actuar algunos conjuntos regionales? Y, por último, a que
se debe que en algunas radioemisoras locales, los pedidos de felicitaciones por
cumpleaños en un 80 por ciento son de música de la vecina República del este?
La repuesta fluye sin reparos: Puno se está extranjerizando.
Hace tres años en la fiesta del 2 de febrero, no existía ni una sola “diablada”
de Oruro (Bolivia). En la actualidad existen más de dos que se dan el lujo de
actuar con bandas de música del lugar de origen. Dicha danza no tiene mayor
atractivo que su atuendo; por lo demás, es un baile monótono en su movimiento,
cuyo desplazamiento escénico es desequilibrado. En donde el grupo femenino está
por demás y el complemento de la banda que trata de hacer espectáculo le
imprime un aspecto enteramente circense.
Tenemos danzas hermosas en nuestro ubérrimo folklore que pueden ser ajustadas a
los ritos tradicionales de las fiestas religiosas; sin embargo, se desairan y
desplazan por danzas foráneas. Es que a los representativos de las
instituciones que auspician, conforman y capitalizan estos menesteres les falta
emoción terrígena y, lo que es más, desconocen nuestro bagaje cultural. Lo cierto
es que Puno, el legendario, el tradicional, necesita urgentemente vitalizar sus
íntimas estructuras espirituales en un sentido profundamente nacionalista.
Toca, pues, a las instituciones culturales, sí es que existen, enrumbar,
orientar, conducir el alma colectiva del pueblo, haciendo que sus
manifestaciones anímicas representen lo nuestro y, que sus expresiones
psicológicas exalten al os valores propios de nuestra amada tierra. De otro
modo el título “Puno, Capital Folklórica del Perú”, estará fuera de foco."
*Roberto
Valencia Melgar, pintor y músico puneño, nació el 17 de diciembre de 1909,
falleció el 18 de octubre de 2007. Célebre personaje puneño que criticó
duramente la desaparición de danzas típicas de Puno por la introducción de
cojuntos bolivianos en fistas patronales de la Vírgen de la Candelaria. Un
verdadero problema conceptual que afecta a la música y danza de la Región de
Puno.
Roberto Valencia Melgar, pintor y músico puneño
El artículo en cuestión
fue publicado en el periódico peruano “Los Andes” el 20 de Febrero de 1968
(hace ya 42 años) y su contenido fue reproducido hace un par de años en el
website del Centro de Investigación y Desarrollo de la Música
Peruana (CIDEMP) que
le dedica una sección a Don Roberto Valencia
Melgar (1909 – 2007) en donde le rinden homenaje publicando algunas de sus obras
y escritos entre los cuales está “¿Puno Capital
Folklórica del Perú?”, documento
que viene a convertirse en prueba irrefutable del robo y la apropiación de la
música, folklore y danzas bolivianas por parte del Perú.
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Esa publicacion es un texto de 1968, y hay fotos y textos de periodicos encontrados despues de 1968, donde el señor VALENCIA MELGAR, IGNORO que si habia danza de diablos, morenos, bandas en PUNO (pero en sus comunidades rurales aymaras), por eso queda descartado el texto de Valencia Melgar, es mas es solo una columna de opinion personal, no es la opinion de un experto en danzas o historiador, muchos dicen, que problamente Valencia Melgar escribio asi, porque ademas de desconocer de las danzas aymaras en la parte rural, las odiaba porque al llegar a Puno esas danzas en la decada 50/60, este vio como fueron desplegados la pandilla puneña, a tal punto que desde los 60, miles de mistis o mestizos puneños, dejaron de bailar la pandillada o huayno, para practicar la danza de aymaras peruanos que años atras, los puneños de ciudad calificaron danza de indios.
ResponderEliminarPero esa situacion, no paso solo en Puno ciudad, tambien paso asi en Oruro y La Paz, esas danzas ingresaron recien en el siglo XX a la vida urbana, eran clandestinas o propiamente danza de indios, al ser danza de indios perdia toda oportunidad de presentarse en espectaculos de las capitales...
Diablada, Morenada, Kullawada, Waka Waka son creaciones de aymaras mestizos, lo llevaron desde la parte rural a las ciudades. Y obviamente viene de epoca colonial, del Peru, Bolivia no existia, no habia nacionalidad boliviana, todo era peruano.
Hay Waka Waka En Paucartambo y es más una creación Mestiza, los puli pulis choqelas esos si son danzas tradicionales
EliminarEl señor Valencia fue muy acertado, no es que la morenada y la diablada fueran danzas aymaras eso es una mentira, son representaciones lúdicas creadas en las ciudades de Oruro y Potosí, para posteriormente difundirse en La Paz, estas creaciones con sus transformaciones pertenecen a Bolivia, es por eso que el Señor Valencia hace énfasis, en la importación de trajes y contratación de bandas bolivianas.
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