Había una vez un ciudadano que llevaba en su espalda dos
pequeños baldes, en uno de ellos tenía hormigas procedentes de Santa Cruz, cuyo
recipiente estaba completamente tapado. En el otro recipiente había hormigas
orureñas, pero el balde no estaba tapado y menos sellado.
Cuando el ciudadano caminaba a su destino, se encontró con
un amigo, a quien le llamó la atención al ver que uno de los recipientes estaba
sellado y el otro no. Le preguntó - ¿Por qué llevas un balde tapado y el otro
no? – a lo que respondió: "Tapé uno de ellos porque las hormigas que llevo
de Santa Cruz trabajan en equipo y tengo miedo que se escapen, por ese motivo
cerré el balde, mientras que en el otro recipiente llevo hormigas de Oruro y no
me preocupa taparlas, porque cuando una intenta salir, las otras se oponen y
hacen hasta lo imposible para bajarla".
A este hecho se suman otras reflexiones, de lo que Oruro era
en su momento, una ciudad pujante con ciudadanos que realmente querían a su
tierra y trabajaban por ella.
Por eso quisimos recuperar, las observaciones de un
ciudadano que sin ser nativo de esta tierra, el vivir por décadas hicieron que
quiera a la Alta Tierra de los Urus, como un orureño más, incluso más que un
verdadero orureño.
Nos referimos a don Marcelo Barrero apodado cariñosamente
como "socio", quien constantemente se preocupa por el desarrollo de
la región y quien a través de esos pensamientos dijo:
"Qué bueno es recordar momentos que vivimos en Oruro en
la década del 50, linda ciudad, sus calles limpias, aceras expedidas a los
transeúntes, lujosos escaparates, una plaza principal que adorna a nuestra
ciudad, micros y colectivos que tenían un lugar indicado para recoger a
pasajeros sin causar perjuicio, no teníamos semáforos pero existía un verdadero
orden en el tráfico vehicular, en la calle no se veían vendedores de comida y
de otros, teníamos conteiners para depositar la basura, sus calzadas y aceras
en buenas condiciones, nuestras plazuelas muy bien cuidadas".
También recordó que las fiestas empezaban a las 20:00 horas
y terminaban a la 01:00 horas del día siguiente como máximo.
"Se consumían bebidas alcohólicas pero con mucha
prudencia, al terminar las fiestas podíamos encontrar los rostros asados que se
constituyeron, en una tradición de nuestro querido Oruro. Se bailaba por el
espacio de cuatro a cinco horas, hasta quedar exhaustos pero satisfechos y sin
problemas".
"Cómo no recordar la tradicional mascarada del CAN,
fiesta que recordamos con ganas que vuelva. A esta fiesta se ingresaba con
invitación y sobre todo, bien disfrazado ya en grupo o en forma individual,
quienes después de la calificación de un jurado, recibían premios otorgados por
empresas de nuestra ciudad y casa comerciales ¡qué fiesta! y ¡qué premios!".
Lamentablemente, todos esos recuerdos, quedaron guardados en
el baúl de la historia, porque a la fecha todo, pero todo ha cambiado.
Pero, ¿por qué ha cambiado todo?, existen varias respuestas
y entre ellas, podemos mencionar, la globalización, la influencia de los
comportamientos extranjeros a través de los medios de comunicación; la política
que se instaura en el país, cada vez de menos oportunidades para los muchos y
de beneficio para los pocos.
Los orureños en su mayoría, perdieron el conocimiento de que
viven en una tierra que les ha dado todo, pero que ese todo no se retribuye
debido a la indiferencia que reina en nuestros corazones, porque realmente
somos esas hormigas de uno de los baldes del ciudadano, ya que no dejamos
surgir, ni hacer nada a nadie. Somos egoístas, malos, perversos, destruimos lo
poco que tenemos, nos gusta el desorden y sobre todo, no nos gusta vivir en
armonía, nos gusta crear problemas y sacar beneficio de ello. Eso es lo que
somos ahora y no hablamos en señal de resentimiento, por el contrario, es el
reflejo de lo que el orureño ha sido en esta última etapa de la vida. Ojo y no
es que nos estemos discriminando o estemos actuando en forma racista.
LO POLITICO
Lo político es otro factor que divide a los orureños y de
gran manera, una clara muestra de ello, es lo que pasa entre amigos, y me
imagino que nos sucede a todos, porque al no ser tolerantes con el modo de
pensar de una determinada ideología, preferimos la enemistad que conservar ese
legado y tratamos de defender a "raja tabla" el color
partidario.
"Si tu eres azul, no te puedo hablar porque soy
negro" "Si soy rojo no te puedo hablar, porque soy verde" y
entreverado.
Ese pequeño gran detalle afectó a la unidad. ¿Somos unidos?,
¡pues no!, no lo somos, porque si lo seríamos trabajaríamos para plasmar
grandes proyectos, conseguiríamos de acuerdo a las potencialidades que tenemos
el desarrollo de una ciudad pujante.
Cuando alguien trata de llevar la iniciativa de algo,
rápidamente es observado por los demás que cuestionan: "Seguramente está
haciendo eso por tener protagonismo", "Algo quiere conseguir de lo
que hace", y definitivamente eso no es así, así no debe marchar nuestro
modo de pensar.
Ahora estamos más sometidos que antes por lo político, la
pregunta del millón es ¿hasta cuándo?, al paso que vamos, creemos que será por
mucho tiempo y lo único que nos toca será continuar viviendo en el letargo, en
la indiferencia y otros dirán "ni modo, así somos y así seguiremos, qué
más da".
Eso no puede ser así, dejemos de pensar que nuestra ciudad,
nuestro departamento no tenga autoridades. Ahora las personas que nos gobiernan
son orureñas, y dependerá de ellos, despojarse de sus colores políticos, para
pensar en su tierra y para todos deberá ser lo mismo.
Pensemos que la tierra es nuestra madre que nos engendró y
demos todo por ella, para hacerla feliz. Tomemos el reto de que somos sus hijos
y obviamente a ningún hijo le gustará ver sufrir a su madre, por lo tanto, es
hora de cambiar, pero no el cambio que se habla a nivel nacional, sino un
cambio verdadero y que no sea solo un "proceso".
No es difícil, no es imposible, todo está en nuestras manos
y ojala que de aquí a poco tiempo, con el ánimo siempre optimista, seamos la
ciudad de antes, moderna, pujante, limpia, ordenada y con sus habitantes un
ejemplo de trabajo, unión y armonía.
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