Nota publicada en el
periódico El Deber de Santa Cruz, Enero de 2013.
Paso a paso, al ritmo de los cascabeles de sus botas y del
cadencioso movimiento de sus hombros, se fue encendiendo la emoción en los
rostros de Jorge y Carlos, mientras bailaban la danza que los apasiona desde
jóvenes.
De ese modo, dos de los nueve hermanos paceños Estrada
Pacheco no dudaron en ponerse de inmediato sus trajes y mostrar algunos pasos
del ritmo que los inspiró a crear la danza del caporal hace poco más de 40
años.
Ubicarlos en La Paz no fue difícil. Y es que debido a su
activa participación como defensores y promotores del folclore boliviano,
pasión que dicen haber heredado de sus padres, son muy conocidos en la zona del
Gran Poder y también han sido merecedores de varios reconocimientos a escala
nacional e internacional.
Pese al paso de los años, el entusiasmo de esta familia por
esta danza sigue siendo el mismo.
Hoy, con edades que oscilan entre los 65 y 45 años, los
hermanos Estrada Pacheco, continúan mostrando la belleza de este baile en
eventos a los que son invitados dentro y fuera del país.
Apasionados por el folclore
Eva, Víctor (+), Vicente, Jorge, Carlos, Remy, Lidia, Zenón
y Moisés son los nueve hijos de Víctor Estrada Mariaca (+) y Elena Pacheco
Villegas (+), una pareja apasionada por el folclore boliviano que en vida logró
contagiar esa afición a sus vástagos.
Según indicaron Carlos y Jorge los primeros pasos de los
hermanos Estrada Pacheco en el mundo de las danzas folclóricas los dieron en la
Fraternidad Wacatocoris Rosas de Viacha de la que formaban parte sus padres.
De acuerdo con lo que cuentan, los hermanos mayores se
integraron inicialmente a esa agrupación artística bailando como k’usillos, una
especie de bufón nativo que sin seguir una coreografía determinada se dedica a
moverse de un lado a otro molestando o haciendo mofa de la gente que está en su
entorno.
La creatividad comenzó a surgir entre esos intrépidos
danzarines (que en ese entonces tenían entre 14 y 18 años de edad), ya que,
según cuentan, lograron convertir ese baile improvisado en una danza con pasos
propios que ellos fueron inventando.
Impulsados por la fuerza de la juventud después los hermanos
Estrada Pacheco, junto a algunos de sus amigos del barrio Chijini (actualmente
zona del Gran Poder) donde vivían, decidieron formar un grupo de baile en el
que siguieron mostrando sus destrezas para diversas danzas folclóricas, entre
ellas la diablada, la morenada y la kullawada.
Los caporales recien nacidos
Nacen los Caporales
Recién a fines de los años 60 es cuando los hermanos Estrada
Pacheco sienten la inspiración para crear la danza de los caporales luego de
observar cómo bailaba un grupo de pobladores afrobolivianos de Tocaña
(comunidad de la región Sud Yungas), que fue llevado a la ciudad de La Paz por
el empresario de espectáculos folclóricos Alberto Pacheco Villegas.
Según cuentan Carlos y Jorge, ese empresario viajó hasta esa
comunidad tras enterarse de que en esa región existía un atractivo baile
llamado saya.
Ya en el lugar se cuenta que Alberto Pacheco quedó impactado
con los cadenciosos movimientos de los yungueños y decidió invitarlos a mostrar
su baile en la urbe paceña.
Para ello tuvo que solicitar la autorización de ‘El Capo’,
el caporal, un hombre con un aspecto peculiar: alto, moreno, vestido con
pantalones anchos y un sombrero de ala alta para cubrirse del sol.
Además tenía cascabeles en sus botas que anunciaban su
presencia conforme iba caminando.
A cambio de aprobar la salida de los pobladores de dicha
comunidad, cuentan que pidió unas latas de sardina.
Cuando los hermanos Estrada Pacheco vieron bailar a los
yungueños quedaron tan sorprendidos y entusiasmados que se contagiaron
rápidamente de su alegre ritmo.
Su imaginación nuevamente volvió a volar. Es así que
mezclando un poco de cada uno de los movimientos que sedujeron sus sentidos
hasta ese entonces (como la tuntuna yungueña, el baile del kúsillo y otros)
lograron dar nacimiento a la danza del caporal, inspirada en el vestuario y la
música de la saya afroboliviana. Víctor Estrada Pacheco, que falleció en 2007,
fue el líder que impulsó esa iniciativa, la misma que fue seguida de cerca por
sus otros hermanos mayores y luego por el resto de la familia, que hasta hoy
continúa bailando la danza.
Los vestuarios de los inicios
Inicios
El primer vestuario que los hermanos Estrada Pacheco idearon
para la danza de los caporales no era nada complicado. Jorge y Carlos explican
que el traje para los varones incluía una camisa roja de manga ancha, un buzo
blanco, una faja negra, un sombrero de paja de ala ancha y botas con
cascabeles.
“La primera coreografía que ingeniamos también era simple e
incluía cinco pasos entre saltos, giros y movimientos de los hombros”, explica
Carlos.
En cuanto a la música, Carlos indica que el grupo Los Payas
compuso los primeros ritmos y que luego ya fueron interpretadas por una banda
de música.
Fraternidad. Siete danzantes de Urus del Gran Poder durante
la sesión fotográfica de La Razón, en el mirador de Killi Killi. La mayor parte
de los integrantes son familiares.
Empieza su expansión
Tras crear la coreografía, vestuario y parte de la música
del caporal, los hermanos Estrada Pacheco conformaron en 1969 la fraternidad
Caporales Urus del Gran Poder y luego de presentaciones eventuales, en 1972
decidieron dar a conocer esa flamante danza en el evento folclórico más
importante de la ciudad de La Paz: la fastuosa entrada del Señor del Gran
Poder.
Su presentación causó tal sensación que lograron llevarse el
premio mayor de esa festividad folclórica. A partir de ese momento, los
hermanos Estrada Pacheco y su grupo comenzaron a cosechar más éxitos. Su fama
rebasó las fronteras de Bolivia y fueron invitados a participar de varios eventos
internacionales.
Emoción y orgullo
Jorge, Carlos, Lidia y Moisés Estrada Pacheco observan con
alegría y emoción el impacto nacional e internacional de la danza, una de las
más importantes del folclore boliviano.
“Me siento feliz y honrado de haber contribuido al
nacimiento de una danza boliviana que ha tenido tanto éxito. Siento mucho
cariño y respeto por el folclore nacional”, afirma Jorge Estrada Pacheco, uno
de los hermanos mayores, actualmente jubilado.
Carlos, que se dedica al comercio, asegura sentirse muy
orgulloso cada vez que escucha el ritmo de los caporales. “Es muy bonito ver a
los jóvenes disfrutar de la música nacional. Queremos que se siga promocionando
esta danza y reconociendo que su origen es boliviano”, comenta este
folclorista, que hoy es presidente del directorio de la morenada, que ya tiene
25 años de actividad en la ciudad de La Paz.
Moisés, el más joven de los hermanos y actualmente dedicado
a la docencia, resalta la alegría que contagia esta danza y cree que hay que
revalorizarla más. Con el gusto por el folclore en sus venas fundó una
fraternidad que baila la danza de los tobas desde hace 25 años.
Lidia, que se dedica a las labores de casa, recuerda con
nostalgia y emoción los años que bailó como ‘macho caporal’.
Si bien se sorprenden por el lujo que ahora incorpora la
vestimenta de los centenares de grupos que bailan caporales, también se admiran
de los cambios que ha tenido el vestuario de las mujeres que son parte de la
danza y van junto al caporal.
Pese al paso de los años, los Estrada Pacheco siguen
bailando y tienen listas para lucir su camisa blanca con mangas de tul rojo, su
pantalón blanco con colán, su faja con los colores de la bandera boliviana,
además de su infaltable sombrero, un látigo y sus botas con cascabeles.
La
mujer, presente en la danza.- Vestida de
caporal Lidia Estrada Pacheco optó por usar el traje del hombre caporal durante
una de las presentaciones de antaño
Bailando al ritmo de
los caporales
Mantienen la alegría Jorge y Carlos Estrada Pacheco aseguran
sentirse emocionados y orgullosos de haber contribuido a la creación de la danza
de los caporales. En su ciudad natal, mostraron el vestuario y parte de los
pasos de este contagiante ritmo folclórico.
La
vestimenta tiene su origen en los Yungas
Por: Erick Ortega / La Razón 1 de junio de 2012.
Cuando estaba en Tocaña, Vicente Estrada observó a los
“caporales”, que son dirigentes de la comunidad afroboliviana en este poblado
paceño de Nor Yungas. Ellos fueron su inspiración para crear al personaje que
en la actualidad mantiene algunos elementos básicos del actor original.
El silbato, por ejemplo, se utilizaba para despertar a los
pobladores antes de ir a trabajar al campo. Después, el caporal en Tocaña
caminaba con sus botas con cascabeles para despertar a los más dormilones. El
ruido era una señal de su autoridad.
Aquella faja que está en el vestuario de los caporales era
em- pleada por los mandamaces en Tocaña; éstos la usaban como un elemento que
era parte de su trabajo, en sus tareas en el campo.
El sombrero en Tocaña se usaba para aminorar los efectos del
sol. En la década del 70, en Tocaña, la mayor parte de sus pobladores salían a
sus cultivos de coca y pasaban allí gran parte del día.
Según Estrada, la vestimenta de las mujeres era muy similar
a la que usaban las afrobolivianas en Tocaña. Las mangas de los brazos eran
largas y el color predominante de los trajes era el blanco. La pollera bajaba
hasta las rodillas y, es más, en los primeros trajes se usaban bombachas.
Las trenzas y el sombrero son parte de la vestimenta que
usaban las mujeres de aquel poblado. Los primeros zapatos de baile eran planos
y no tenían tacones.El traje original de hombres y mujeres está en dos
fotografías de la página anterior.
Respecto a los cambios en la indumentaria, Estrada niega que
esté en desacuerdo con la moda. “Cuando miro en la calle imagino a la gente
vestida de caporal, me gustan sus trajes”. Está a favor de que las mujeres
asuman, en el baile, el papel de los varones, “además, ellas lo interpretan muy
bien”, finaliza.
Reconocimiento a Vicente Estrada por Oruro
Un baile que es
patrimonio
El presidente del Estado Plurinacional, Evo Morales Ayma,
promulgó en junio de 2011 la Ley de Declaratoria de Patrimonio Cultural e
Inmaterial del Estado Plurinacional de Bolivia a la morenada, llamerada,
kullawada, caporales y saya afroboliviana.
Apasionado
por la danza boliviana.- Folclorista de
corazón Víctor Estrada Pacheco en una de sus presentaciones. Sus hermanos
recuerdan con nostalgia su partida.
Vestuario
para la mujer.- Con detalles propios.
Este es el vestuario que Remy Estrada Pacheco lució en una de las entradas
folclóricas.
La
mujer, presente en la danza.- Vestida de
caporal Lidia Estrada Pacheco optó por usar el traje del hombre caporal durante
una de las presentaciones de antaño
Reconocimiento por el estado boliviano
Reconocimiento en La Paz
El primer vestuario del caporal.- Logró gran impacto.
Esta es la vestimenta que se usó inicialmente en la danza de los caporales. No
tenía detalles muy pomposos.
Es hora de desmentir esta impostura de los Estrada Pacheco, ellos mismos desnaturalizaron y desenmascararon todo ese argumento falaz de haber "creado" la danza del Caporal. hay suficientes elementos que nos permiten aseverar que tal iniciativa nación en Oruro y se consolidó en Oruro, reitero, es momento de iniciar el debate serio, textual y documentado...
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