EL FALLECIMIENTO DE VÍCTOR ESTRADA,
EL CREADOR DE LA DANZA DE LOS CAPORALES
La Razón de La Paz, 18 de Mayo
de 2007
Víctima de una grave enfermedad renal, el
viernes 11 de mayo falleció, a sus 58 años, el folklorista paceño Víctor
Estrada Pacheco, creador de la coreografía, la música y la vestimenta de
la danza de los caporales. “Tenía insuficiencia renal crónica desde hace cuatro
años y en los últimos seis meses empeoró. Él ya sabía que se iba a
ir, por eso pidió que lo saquemos del hospital y que lo llevemos a la
casa”, cuenta Carmen Estrada, viuda del confeccionista. Hoy, a las 19.00, se
celebrará la misa de ocho días en la iglesia de la Pompeya (c. Jamaica,
Miraflores). Nacido en el barrio de Chijini, Víctor Estrada heredó el amor
al folklore boliviano de sus padres, conocidos impulsores del Gran Poder.
En los años 60, junto a sus hermanos, creó un grupo de baile
para presentar en Peñas las danzas del kusillo, kullawada y kallawaya. “Él
amaba el folklore, desde joven. Empezó bailando de kusillo a sus 16 años en el
Gran Poder”, recuerda Carmen A fines de los 60, los hermanos Estrada Pacheco se
inspiraron en el baile de la saya para crear un nueva danza. Víctor fue
encargado de diseñar el vestuario —en principio sencillo— y junto a su hermano
Vicente armaron la coreografía con pasos saltados,volapiés y vistosas
piruetas. En 1972, junto a cien folkloristas, los hermanos Estrada crearon
la Fraternidad Urus que estrenó su novísimo baile en la Entrada del Gran
Poder. “Víctor quería mucho a la fraternidad, le entregó los mejores
años”, comenta la esposa del folklorista que no dejó de bailar sino
hasta que su estado de salud se lo impidió.
“Bailó hasta el 2003 y los últimos años
igual iba a las graderías y apoyó a la Fraternidad de los caporales Shopistas”.
El 2005 participó en el encuentro de 5.000 caporales para crear un nuevo récord
Guinness, que continúa en tramitación. El 2001, Víctor Estrada recibió un diploma
del Municipio de La Paz “por su aporte a la cultura paceña con la creación
de la danza de los caporales”. Sin embargo, nunca contó con seguro médico ni
ningún apoyo estatal. “Él sólo quería que las actuales fraternidades no olviden
el origen del caporal”, concluye su esposa.
El
baile inspirado en la saya
Inspirado en la saya afro boliviana,
Víctor Estrada creó la primera vestimenta del baile del caporal que
consistía en un buzo blanco y una blusa roja de manga ancha, ambos adornados
apenas con lentejuelas. Desde su primera aparición en la festividad del Gran
Poder en 1972, la danza interpretada por la Danza Urus fue rápidamente
aceptada y su popularidad reclutó jóvenes adeptos, entre ellos el famoso
boxeador Wálter “Tatake” Quisbert, quien bailó en la entrada de1975.A partir de
1977, la fiesta del Gran Poder contó con la inclusión de nuevos grupos de caporales
como la fraternidad de los Hermanos Escalier, Chuquiago Production y Bolivia joven 77.En 1980, la
danza adquirió total soberanía al presentarse en la Entrada del Carnaval de Oruro.
Desde el 2004 ostenta el título de patrimonio cultural paceño.
Breve
historia de los caporales
Por la década de los
70, un grupo de jóvenes hace una primera presentación al público en la fiesta
de Jesús del Gran Poder. La danza de los caporales decide tomar un
grupo de danzantes CAPORALES, separándose de la Saya y el Tunduqui; aportando
de esta manera nace una nueva expresión al Folklore Boliviano. En ese tiempo,
la vestimenta del Caporal eran las guaracheras cubanas, un pantalón ancho parecido
al estilo del gaucho argentino, el sonido de los cascabeles en las botas, sombrero
de paja y tenían en una mano el látigo y en la otra una máscara de negro. Posteriormente,
los trajes de los caporales han sido modificados hasta finalmente llegar a
un uniforme que adoptaron todos los grupos y fraternidades de esta danza. En cuestión
de la Música, este también tuvo sus cambios. A los comienzos de esta nueva
danza, los caporales bailaban el ritmo de la TUNTUNA, la cual es música andina
originada en la danza afroyungueña Tundiqui. Al final se llegó a componer
un huayno con ritmo de SAYA, que es otro ritmo afroyungueno. La danza de
los Caporales representa a el hombre mulato en el tiempo de la colonia, El
Caporal ( capataz ) al sentirse el preferido por su patrón, hace que su
presencia sea temida por el pueblo de piel oscura en las plantaciones Yungueñas
y en los obrajes.
Controla la producción de los Cítricos y cocales en la zona de Los
Yungas. Con látigo en mano martiriza a peones negros sometidos a estar
encadenados, siendo estas las que producen esos sonidos acompasados. El
Viceministerio de la Cultura señala que "sobre los caporales existen
varios estudios especializados. Lo evidente es que la danza aproximó a la
ciudad aymaro-mestiza con el otro lado: la ciudad de la pequeña e incipiente
burguesía. Las contradicciones no dejan de estar presentes. De origen netamente
aymaro-mestizo-urbano, los Caporales pasaron de Chivín (zona del Gran Poder) a
asentarse en los barrios de clase media y las residenciales de la zona sur.
Nada niega su importancia en el proceso de reconocimiento histórico y
cultural ocurrido en la década de 1970 y que fortaleció la identidad de la urbanidad
accidental del país. Otras investigaciones identifican un simbolismo erótico y
una superposición de géneros y poder. Bolivia atravesó entre los años
sesenta y setenta un período de gobiernos de facto que negaron libertad
política al pueblo; el Caporal en tiempos dela colonia era quien decidía la
suerte de los negros de la barraca, igual papel le cupo jugar al
militar boliviano durante las dictaduras; la agilidad de los varones, sus
saltos acrobáticos, sus patadas al aire, sus gritos, podrían ser parte de
un lenguaje machista. Mientras la mujer de los Caporales estaría
descubriendo su cuerpo a la vista de una ciudad arropada no sólo por el frío
andino, sino también por preconceptos". La danza de los Caporales hoy en
día es el favorito entre la juventud de todas las clases sociales. Esta danza
es bailada tanto por jóvenes de zonas residenciales como por migrantes
aymaras residentes en los barrios más populares de la ciudad.
En esta foto del 2005, Víctor Estrada enseña los primeros trajes de caporal que él confeccionó/ La Razón
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