LA DIABLADA, SINÓNIMO DE ORUREÑIDAD

Por: Roger Milton Frontanilla Ch. – Periodista / La Patria de Oruro, 1 de Noviembre de 2017.

Hablar de diablada es hablar de orureñidad, porque solo el buen orureño tiene el ritmo y la fuerza necesaria para aguantar dentro de esos aparatosos trajes y ostentosas caretas, adornadas con sapos, víboras, lagartos y hormigas; haciendo el sonido del "chill chall" o "chull" que provoca la faja de monedas que circunda su vientre, cual si fueran gotas de lluvia, y recorren la ciudad con imponentes pasos de baile.
Soportar eso no significa nada, cuando de fe y devoción a la Virgen del Socavón se trata, eso piensan hoy en día los fieles devotos a la "Virgen Morena", y eso pensaron los mineros de esta región cuando se disfrazaron de diablos para parecerse al "Tío" de la mina, y rendir homenaje a su protectora.
En el siglo XVII, tras la fundación de Oruro, la imagen de la Virgen de la Candelaria fue pintada en yeso, en la pared de adobe, en una ermita en los pies del cerro Pie de Gallo, ese lugar era especial para los mineros de la villa, pues los acogía para un pequeño descanso y oración antes de entrar a interior mina; ese panorama cambió a finales de ese siglo por la decadencia de la minería, pues el silencio y la soledad se adueñó del lugar, ya que solo servía para el pernocte de aquellas personas que no tenían un techo que los cobijara en las frías noches de invierno.
Nada fuera de lo normal pasaba en ese sector, hasta que en 1789 toda la villa se enteró que el Nina Nina, un hombre temido por su fama de agresivo, pero también un enamorado empedernido de la hija de un acaudalado comerciante, yacía inerte a los pies de la "Candelaria"; a partir de ese entonces la devoción a tan inmaculada imagen se acrecentó, pues toda la villa empezó a hablar de ella, desde los barrios de alcurnia hasta la última casita del pueblo.
La costumbre de la época, de colocar epígrafes religiosos, hizo que la mina lleve el nombre de "El Socavón de la Virgen", y luego, por ideología e inversión gramatical alcanzó la denominación de "Virgen del Socavón".
El sentimiento de gratitud, respeto y admiración, se acrecentó en los mineros; la "Virgen Morena" llegó a ser su patrona y protectora, en ese afán de rendirle pleitesía, un 2 de febrero en la fiesta de la Candelaria, un grupo de trabajadores del subsuelo se organizó y disfrazados de diablos salieron de sus parajes de trabajo vestidos a semejanza del "Tío" y bailaron para ella, a partir de ese momento estos hombres establecen tres días al año para rendir reverencia a la Virgen, haciendo un binomio nunca antes visto en la faz de la tierra.
La danza alegre y colorida solamente era para sectores aledaños a la ciudad, pues las autoridades prohibieron su ingreso al centro, por ello para entrar al templo del Socavón lo hacían por calles adyacentes; para 1896 el baile de los diablos en Oruro estaba en decadencia, y al mismo tiempo la iglesia del Socavón fue remodelada en la presidencia de Severo Fernández Alonzo; la danza que nació entre los trabajadores mineros se abrió a los artesanos y trabajadores de los camales, y en 1904 jóvenes entusiastas y fieles devotos de la Virgen del Socavón deciden conjuncionar su amor y respeto a la imagen sagrada junto a las deseosas ganas de bailarle, fundándose así la primera Comparsa de Diablos hoy "Diablada Auténtica", quienes de manera más organizada ya hacían sus presentaciones del relato en el patio principal del edificio prefectural.
En la época de la Primera Guerra Mundial se hace un alto a sus demostraciones devotas; y en 1940 la institución se divide, naciendo así la Fraternidad Artística y Cultural "La Diablada", ese aspecto origina otros desacuerdos por lo que en las dos décadas de los cuarentas se forman otras diabladas como la Tradicional Diablada "Oruro", la "Diablada del Círculo de Artes y Letras", la Diablada "Ferroviaria", y por último la Diablada Artística "Urus", esta última se funda por motivación de los jóvenes de ese entonces.
Hoy en día todos éstos conjuntos albergan en su interior miles de devotos, mujeres y hombres, niños, jóvenes y adultos, quienes continúan vistiéndose de diablos para bailarle a la protectora de los Orureños.
Sólo en Oruro los diablos se pasean alegremente en la Casa de Dios, sólo en Oruro los diablos le lloran a la Virgen María, y sólo en Oruro la devoción del diablo a la "Mamita del Socavón" se manifiesta en el baile.

FUENTE:

El Carnaval de Oruro I (Aproximaciones), por Casa Municipal de la Cultura.

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