ORURO, DE UN CIELO AZUL Y LÍMPIDO

Bajo un cielo azul y pleno de sol, corría el 1 de noviembre de 1606, arrodillado en un almohadón de terciopelo carmesí, el licenciado Manuel de Castro Castillo y Padilla juró ante el Libro de los Evangelios, que el vicario Martín Usúnsulo tenía sobre la mesa, cuando tomó juramento al oidor llegado de Charcas.
Y estas fueron sus palabras: "Señor Licenciado don Manuel de Castro, Oidor en la Real Audiencia de La Plata, poblador en nombre del Rey, nuestro Señor, é por Sancta María su bendita madre, é por las palabras de los santos cuatro Evangelios é por esta señal de cruz, que hará la población de la Villa que al presente se funda en este asiento como más convenga al servicio de Dios nuestro Señor i de su majestad, bien i conservación de los vecinos i moradores i naturales, conforme á su obligación i hará i guardará todo lo que por rrazon de dicho cargo de poblador debe hacer i cumplir i si asi hiciere Dios le ayude", Manuel de Castro respondió: "sí juro i amén".
Después del juramento se procedió a la bendición del estandarte real, de damasco carmesí, que fue bendecido por el preste y entregado a de Castro y Padilla, quien lo tomó en sus manos y salió a la plaza, flanqueado por Gerónimo de Ondegardo y Francisco de Medrano, quienes tomaron cada uno, una de las puntas del pendón.
Al llegar a la plaza de armas, hoy plaza 10 de Febrero, ante la maravillada multitud el oidor de Charcas levantó el estandarte tres veces seguidas pronunciando en cada ocasión las siguientes palabras: "la mui noble y mui leal Villa de San Felipe de Austria, por el Rey don Felipe, nuestro señor, i por sus sucesores en la Corona de Castilla i León i el Pirú", añadiendo la última vez "¡que Dios guarde por muchos años!"
Fue así como la "mui noble y leal Villa de Sant Felipe de Austria" se fundó en el asiento de minas de Oruro, y hubo regocijo general por 8 días seguidos, el primer día, corría la comida y la bebida que fueron compartidas por todos los pobladores, estantes y habitantes de esta noble ciudad.
Luego del acto de fundación se procedió a la delimitación de la jurisdicción de la Villa. El mismo día se eligió a las autoridades como son los alcaldes ordinarios, el alférez real o custodio del estandarte, el alguacil mayor, fiel ejecutor y los regidores, además se designó al Escribano Público y del Cabildo, también al Procurador General y al Mayordomo de Rentas.
Posteriormente se procedió a la edificación de hospitales, iglesias y otras dependencias que eran necesarias para la vida de las personas, siendo la ciudad organizada por Álvaro de Moya y Pedro Maleto, quienes la dispusieron en forma de tablero de ajedrez o damero, disposición que se mantiene hasta la actualidad, al menos en el casco viejo de la urbe.

CONFIRMACIÓN

Manuel de Castro y Padilla se quedó viviendo en Oruro por algunos meses más, para organizarlo todo, después de los días de regocijo, el Cabildo ejerció su derecho a petición y reunidos el 9 de noviembre se hizo un memorial de 17 peticiones a favor de la Villa ante el oidor enviado desde la villa charquina.
Cuando aquél regresó a la Villa de La Plata informó de su cometido a la Audiencia de Charcas el 6 de marzo de 1607, e hizo lo propio ante Felipe III el 13 de marzo del mismo año.
El nuevo virrey o gobernador del Perú lo primero que hizo fue ordenar la anulación de la fundación de la villa de San Felipe de Austria, imponer multas de a mil pesos al presidente y miembros de la Audiencia charquina que habían autorizado la fundación, lo que dio lugar a un largo proceso judicial.
Se destacó a la villa a un Visitador, Diego Portugal, nombrado antes Corregidor de La Paz, con la misión de verificar si se justificaba o no la fundación. Portugal permaneció en la villa hasta 1608 y concluyó que debía mantenerse la fundación porque las minas eran muy rendidoras y provechosas para la Corona, el Virrey confirmó la fundación el 25 de octubre de 1610.

ANTECEDENTES

Antes de la fundación de Oruro como Villa de San Felipe de Austria, la región era un asiento de minas, pues se encontraron vetas de plata de considerable grosor, lo que llamó la atención de muchos forasteros que llegaron a este lugar con la ambición de mejores días.
Los primeros pobladores no nativos fueron los hermanos Medrano, Francisco, que era cura, Diego y Juan, se dice del último que era diestro cateador de riquezas minerales, y una vez que descubrieron las ricas minas del mineral argentífero decidieron asentarse en lo que el sacerdote llamó el asiento de minas de San Miguel.
Aunque los hermanos Medrano fueron los primeros pobladores forasteros del asiento de minas, el mismo comenzó a poblarse gracias a Alonzo Álvarez de Nava Revolledo, quien contaba con miles de pesos cuando se enteró de la fama que tenía dicho asentamiento y, al descubrir la riqueza de plata que contenía el suelo orureño comenzó a contratar a la gente ofreciendo buena paga, agasajos, buen trato y fácil trabajo, cosa que no existía ni siquiera en las ricas minas de Potosí, por lo que mitayos de diferentes asientos mineros, inclusive de la Real Villa Imperial de Carlos V, llegaron hasta el asiento de Oruro para trabajar en sus minas.
Gracias a la situación de bonanza que había en Oruro, comenzó a poblarse rápidamente, por lo que se vio conveniente la fundación de una villa ya que como tal "los requerimientos serían oportunamente atendidos, tendrían autoridades administrativas propias y serían fundadores", por lo que se comisionó a Diego de Medrano, "como principal descubridor y pobladores de estas minas", para que realice la respectiva solicitud ante la Audiencia de Charcas, quien solicitó además de la autorización para fundar la villa, que se les proveyese de indios mitayos y de azogue.
Antes de autorizar la fundación de la villa, la Audiencia envió al Corregidor y Justicia Mayor de la Villa de Salinas del Río Pisuerga, capitán Gonzalo de Paredes Hinojosa, quien llegó acompañado por el experto en reconocimiento de la calidad de los minerales, Diego de Velasco, para que confirmaran la necesidad de realizar la creación de una ciudad.
El enviado hizo llegar a la Audiencia de Charcas, alentadoras noticias sobre la riqueza del suelo orureño, por lo que se decidió dar curso a la fundación, por lo que se comicionó al oidor licenciado Manuel de Castro Castillo y Padilla para verificar la información y proceder a la fundación de ser necesario, encargo que cumplió la autoridad de La Plata, como se relató al principio de esta nota. 

CONCLUSIÓN

Si bien la Villa de San Felipe de Austria, antes asiento de minas de San Miguel, hoy Oruro, basó su fundación y su principal actividad económica en los minerales. Se puede decir que aunque en menor magnitud, la minería sigue constituyéndose en el principal medio de sustento no sólo de la ciudad, sino también del departamento homónimo de Oruro.
No obstante, ante las dificultades que se presentan en la economía de la región los pobladores son gente trabajadora y no se rinde tan fácil, por lo que se diversificó la producción hacia la agropecuaria y el comercio, y recientemente también se potencia el turismo.
Una de sus características más sobresalientes, además de su fastuoso Carnaval, sus míticos lugares y otros atractivos, tiene un cielo azul y límpido que sobrecoge el alma de propios y extraños.

FUENTES:

ORURO EN SU HISTORIA, Ángel Torres Sejas, Editorial Juventud, 1994
NOTICIA Y PROCESO DE LA VILLA DE SAN FELIPE DE AUSTRIA LA REAL DE ORURO, Adolfo Mier, colección Cuarto Centenario de la Fundación de Oruro, 2006
Revista CUARTO CENTENARIO DE LA FUNDACIÓN DE ORURO, Editorial LA PATRIA Ltda., 2006
Libro 2, CAPÍTULOS DE LA HISTORIA COLONIAL DE ORURO, Marcos Beltrán Ávila, Colección Cuarto Centenario de la Fundación de Oruro, Editorial Sierpe.

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