El presidente Manuel Isidoro Belzu, objetiva y
subjetivamente, siempre tuvo predilección por Oruro. De ahí que algunos
investigadores afirman que el "Mahoma boliviano", habría nacido en la
cercana localidad de Poopó, aunque hay otros que sostienen que vio la primera luz
en La Paz.
El hecho es que, fruto de estas sus bienquerencias, por
ejemplo, mandó levantar el Pilar de Conchupata, donde lucía una plaqueta de
reconocimiento al pueblo orureño, por su total identificación con la causa
política belcista.
Allí también izó por primera vez la actual tricolor nacional
reformada y en Oruro reunió al Congreso Nacional, para deliberar temas
candentes de la época en que gobernó al país, enfervorizando al cholaje y las
masas obreras y campesinas.
En este marco de coherente administración, en 1849 aceptó de
buen grado la instalación de una Casa de la Moneda en nuestra ciudad,
atendiendo la sugestión del Prefecto de entonces, Fermín Eyzaguirre, "para
promover la decaída actividad minera de Oruro y La Paz".
En realidad autorizó al mismo tiempo, la creación de otra
ceca en La Paz, que funcionó con altibajos de 1851 al 59. Pero Funcionó.
Arnaldo J. Cunietti-Ferrando, publicó en Buenos Aires un
brevísimo opúsculo, detallando pormenores de la efímera vida de la casa de amonedación
orureña, graficando la única labración que quedó para la posteridad, dos de
cuyos ejemplares figuran en la colección particular del industrial minero, don
Nicolás Papic Eterovic, muy conocido en nuestro medio.
Papic, acendrado coleccionista y bibliómano empedernido, nos
mostró dos pequeñas monedas de esa época, naturalmente que troquelada en la
ceca de Oruro, con inscripciones inconfundiblemente alusivas a la actividad
minera y a la Virgen del Socavón.
Una della en el anverso reza: "REPUBLICA BOLIVIANA.-
GRATITUD AL SOR. PTE. M.I.B. 1849.- 1 S.P." (la interpretación de esta
inscripción sería: GRATITUD AL SEÑOR PRESIDENTE MANUEL ISIDORO BELZU.- J.M.
1849.- UN PESO DE PLATA).
El reverso de esta moneda es mucho más significativo para la
orureñidad. Lleva la inscripción semicircular que dice: CERRO DEL SOCABON (así
como b labial). Completan en la parte inferior, dos ramas de laurel y olivo
sujetadas por un moño y en la parte central el cerro "Pie de Gallo".
En su base la primigenia capillita del Socavón con su campanario, flanqueada a
un costado por un árbol del pan y una llama sentada.
No hay perfección en la obra, porque se trataba de los
primeros escarceos de la ceca de Oruro, que seguramente tenía la mira de hacer
un tiraje largo de dichas monedas, que tienen un peso de 3 y medio gramos de
plata.
El Presidente Belzu autorizó al Prefecto de Oruro la
inversión de 2.000 pesos para dicho cometido. La maquinaria de amonedación fue
adquirida en 1.500 pesos del súbdito inglés David Douglas, ingeniero residente
en Cochabamba. El autor de esta investigación ignora de cómo ingresó al país
dicha maquinaria en aquella época.
En el Archivo Nacional de Bolivia existente en Sucre, se
habla poco de esta "desconocida Casa de Moneda en Oruro", que pudo
tener una capacidad de acuñación de 800 pesos diarios, en monedas de medio
peso.
Nuestras indagaciones nos llevan a la conclusión de que este
cuño, desarrolló su corta vida en un ambiente del actual Palacio Prefectural de
la Plaza "10 de Febrero".
Al respecto Arnaldo J. Cunietti-Ferrando en su escueta
monografía dice: "En Enero de 1850 la dotación de la Casa de Moneda se
componía solamente de dos funcionarios, el administrador don Joaquín Zemborain,
quien hacía a la vez las funciones de ensayador, fundidor y balanzario y el Talla
don José Espada, ambos naturales de Potosí".
El investigador detalla que los mineros preferían vender sus
pastas de plata al exterior, vía contrabando. Por eso que entre sus
justificativos al Prefecto Eyzaguirre, proponente de la instalación de la amonedera
afirmaba: "Este contrabando que afecta a la minería de los distritos de La
Paz y Oruro podría ser reducido a niveles mínimos, donde los productores
encontrarían un lugar seguro y un medio rápido de colocar mineral de plata.
En otro párrafo, el Prefecto orureño apuntaba: "la
facilidad para vender o sellar plata en esta plaza, animaría a duplicar los
esfuerzos de la minería local, al tener asegurada una demanda regular y
sostenida de las pastas".
Este es un hito significativo de la vigorosa historia económica
de Oruro, que si bien no produjo réditos a futuro, empero quedaron las monedas
acuñadas, con el homenaje al Presidente Belzu y sobre todo, a ese portento
físico que es la argentada montaña que todos los días admiramos y la antigua
capillita de nuestra Virgen Patrona, vivo leit motiv de nuestro milenario
Carnaval, que hoy por hoy, ostenta un título universal.
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