Recorte de la nota escrita por el peruano Roberto Valencia M.
Por: José Luis Bernabé C. /Guárico, Venezuela 27 de
Agosto de 2017.
De un tiempo a esta parte se ve paulatinamente y con
mayor frecuencia a peruanos, chilenos y algunos de nuestros vecinos interpretar, bailar y saborear nuestra rica
cultura boliviana. Hasta ahí no hay nada de malo ¿pero qué pasa si tratan de
apropiarse? En algunos como es el caso concreto del Perú, existen instituciones
y personas que se dedican a pregonar mentiras e historias fantasiosas para
tratar de explicar o en todo caso apropiarse de una cultura auténticamente
boliviana. Ya no es extraño encontrar en internet sitios, blogs y hasta diarios
peruanos afirmando que danzas como La Diablada, La Morenada, Los Caprales, Los
Tinkus, etc. Etc. Y muchas otras siendo presentadas como danzas autóctonas o
propias del Perú. Ese tipo de acciones, actitudes groseras, descaradas y
mentirosas no traen nada bueno, ellos saben y están conscientes de ello. En
algunos casos llegan al colmo de utilizar imágenes de la obra maestra del
patrimonio oral e intangible de la humanidad - Carnaval de Oruro para elaborar
sus spots publicitarios invitando a sus fiestas supuestamente folclóricas propias
peruanas. Por ello me vi en la necesidad de elaborar este pequeño artículo.
Es necesario recordares a nuestros vecinos peruanos que
su puneñisima festividad Virgen de la Candelaria fue declarada Patrimonio Cultural
Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en uno de sus puntos más importantes
señala que: "la inscripción en la Lista Representativa no implica
exclusividad" y que "las danzas, música y vestuarios del pueblo de
Puno son acompañadas por las danzas, música y vestuarios del pueblo de
Bolivia" Por lo tanto los bolivianos aceptamos que bailen, canten se
deleiten, disfruten y saboreen nuestra cultura pero no aceptamos que intenten
apropiarse de algo que no es suyo.
Con esto también intento hacer un llamado a las autoridades orureñas a
los directivos de las instituciones de danza y música que intervienen en el
Gran Carnaval de Oruro a defender lo nuestro. No es posible que por mezquindad
y ambición de algunos pocos malos dirigentes, nuestra identidad cultural se
ponga en duda.
Como complemento de este pequeño articulo adjunto una
nota periodística escrita por el Pintor músico y maestro puneño don Roberto
Valencia Melgar (Nacido en Puno el 17 de diciembre de 1909 – fallecido en Lima
el 18 de Octubre de 2007) donde hacía hincapié y reclamaba a la sociedad puneña
de esos años que el folclore puneño se perdía y estaba sufriendo una invasión
cultural de danzas y músicas propias de Oruro y Bolivia.
Puno: Capital Folklórica del Perú?
Roberto Valencia Melgar
Publicado en Los Andes
Puno, Martes, 20 de Febrero de 1968
Con motivo de la celebración de las fiestas patronales
del 2 de febrero en homenaje a la Santísima Virgen del a Candelaria, Puno
manifiesta su fervor y alegría a través de diversas danzas. La concentración de
conjuntos en la ya famosa “Octava” es copiosa, transformando a la ciudad en un
vasto escenario por cuyas calles desfilan cientos de danzarines luciendo
fastuosos disfraces.
Los que hemos nacido en esta tierra legendaria, y
vivido sus tradiciones y costumbres, hoy, tenemos que lamentar la ausencia de
danzas típicas, sean los primorosos “llameritos”, sean los temibles “chokelas”,
sean los pintorescos “puli-pulis” que con su sincera devoción regocijaban la
ciudad propiciando esplendorosamente un auténtico clima de fiesta puneña. Hoy
se ha dado paso a la cursilería de presentar costosas danzas importadas de la
vecina república de Bolivia, que con la estridencia de sus trompetas
contratadas han apagado el dulce y armonioso sonido de las “pusas”, que, con el
retumbar de sus bajos en tuba han borrado los melódicos lamentos de quenas y
pinquillos. El millonario atuendo de “diablos” y “caporales” de Oruro ha
opacado el original y vistoso traje fiestero, transformando a nuestra querida
ciudad de Puno, a la voceada Capital Folklórica del Perú en un “consulado” o
agencia de folklore boliviano, en cuanto a danza y música se refiere.
La proliferación de esas danzas de año en año es
asombrosa: nos remitimos a la prueba irrebatible de los guarismos, que con su
singular elocuencia nos demuestra la realidad sin apasionamientos ni acomodos
sofísticos.
El IV Concurso Folklórico Departamental realizado el 4
de febrero, considerado como el más importante del Departamento, demuestra
fehacientemente el volumen absorbedor de las danzas extranjeras, pues, de las
33 danzas presentadas 21 han sido indiscutiblemente bolivianas, confrontación
que acusa un 63.6 por ciento o sea los 7/11 de la totalidad que constituye aproximadamente
el doble de las danzas puneñas; índice elevadísimo, máxime, sí a la ciudad de
Puno se le considera como el representativo folklórico Nacional. Sí a esto
agregamos que, los grupos de danzarines que colman calles y plazas del a
ciudad, los días que suceden a la festividad, en su totalidad son de índole
extranjero, la situación se torna alarmante, porque, no es solamente una
manifestación momentánea motivada por un afán de lucimiento en la competencia,
sino que se está enraizando en el alma del pueblo, apasionándolo peligrosamente
al extremo de desdeñar las expresiones melódicas y rítmicas legítimas de
nuestro medio. No otra explicación puede tener las rechiflas y situaciones
incomodas que los conjuntos nacionales han sufrido en el aludido certamen del 4
de febrero, pese a que su desenvolvimiento en todo sentido era correcto. De
otro lado, a que se atribuye el abandono del Jurado en las postrimerías del
concurso cuando precisamente debían actuar algunos conjuntos regionales? Y, por
último, a que se debe que en algunas radioemisoras locales, los pedidos de
felicitaciones por cumpleaños en un 80 por ciento son de música de la vecina
República del este? La repuesta fluye sin reparos: Puno se está
extranjerizando.
Hace tres años en la fiesta del 2 de febrero, no
existía ni una sola “diablada” de Oruro (Bolivia). En la actualidad existen mas
de dos que se dan el lujo de actuar con bandas de música del lugar de origen.
Dicha danza no tiene mayor atractivo que su atuendo; por lo demás, es un baile
monótono en su movimiento, cuyo desplazamiento escénico es desequilibrado. En
donde el grupo femenino está por demás y el complemento de la banda que trata
de hacer espectáculo le imprime un aspecto enteramente circense.
Tenemos danzas hermosas en nuestro ubérrimo folklore
que pueden ser ajustadas a los ritos tradicionales de las fiestas religiosas;
sin embargo, se desairan y desplazan por danzas foráneas. Es que a los
representativos de las instituciones que auspician, conforman y capitalizan
estos menesteres les falta emoción terrígena y, lo que es más, desconocen
nuestro bagaje cultural.
Lo cierto es que Puno, el legendario, el tradicional,
necesita urgentemente vitalizar sus íntimas estructuras espirituales en un
sentido profundamente nacionalista.
Toca, pues, a las instituciones culturales, sí es que
existen, enrumbar, orientar, conducir el alma colectiva del pueblo, haciendo
que sus manifestaciones anímicas representen lo nuestro y, que sus expresiones
psicológicas exalten al os valores propios de nuestra amada tierra. De otro
modo el título “Puno, Capital Folklórica del Perú”, estará fuera de foco.
Puno, febrero de 1968.
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excelente aporte para aclarar las cosas, ojala todos leeran este articulo.
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