Foto: Oruro Royal en 1915
El lenguaje popular ha convertido al Oruro Royal en sinónimo
de antigüedad, en un implícito reconocimiento a los 109 años de existencia que
este 26 de mayo, cumplirá la entidad que nació a finales del siglo XIX para
impulsar el deporte en Oruro.
El Oruro Foot Ball Club fue fundado en 1896, después de comenzar a practicarse
unos cinco años antes, cuando la compañía inglesa The Bolivian Railway Limited
empezó a tender los rieles del ferrocarril Oruro-Uyuni, según relatan Eddy
Paravicini y Carlos Borja en el libro que, sobre este club, publicaron como un
aporte a la recuperación de la memoria colectiva.
Importación británica
Los ingleses trajeron, junto con el ferrocarril, este nuevo deporte que se
practicaba en las horas de descanso a unos 4.000 metros de altura, tras una
jornada de trabajo en el tendido de los rieles.
La atracción por este deporte, que admite sólo el juego con los pies y disputa
un balón, era muy fuerte entre los obreros indígenas, que aspiraban a recibir
de los ingleses las camisetas y pantalones tres cuartos para la práctica.
Los indígenas "son los mejores discípulos para manejar con las
extremidades inferiores el balón de cuero, extraño esférico que recibe
puntapiés por doquier, hasta que se produce el delirio de los espectadores
cuando se lo introduce a uno de los dos arcos".
El entusiasmo de los ingleses que organizaron equipos,
repartieron uniformes y ellos mismos, vestidos con casacas rojo, blanco y azul,
disputaban partidos en varias zonas entre Oruro y Uyuni, primero, y en otros
lugares después— hicieron que el fútbol despertase una enorme curiosidad y bastante
polémica entre los ciudadanos de ese tiempo.
Un partido de exhibición, en un campo cercano al cementerio general de Oruro,
ahonda la polémica. "Después de la demostración, el escepticismo persiste,
ya que los asistentes piensan que será imposible dominar un balón con las
piernas sin sufrir algunas lesiones graves", cuentan Paravicini y Borja.
Por supuesto que el fútbol atrae principalmente a los jóvenes y, ante esta
situación, las madres piden a los sacerdotes que, desde los púlpitos,
reflexionen a la ciudadanía y, como consecuencia, la gente escucha cada domingo
un sermón antifútbol que aviva más el deseo y la tentación de darle de patadas
al esférico de cuero. De este modo, con improvisadas pelotas de trapo los
jóvenes orureños ocupan las calles para intentar el juego pese a las
advertencias de madres, médicos y sacerdotes.
La fundación
Los ingleses habían animado a los futbolistas locales a formar un club, pero no
hubo el ánimo suficiente. En la ciudad de Oruro, un grupo de jóvenes optan por
consolidar su organización. "El 22 de mayo —dicen los autores— en
el domicilio de don Enrique Bohrt se da por concluída la cadena de
consultas e intercambio de opiniones previas a la fundación y se prepara la
documentación que enseñará nueva luz a generaciones de jóvenes
deportistas".
Cuatro días más tarde, esta vez en casa de don Leoncio
Suaznábar, los jóvenes suscriben un acta de fundación en la que dejan
constancia de su voluntad de "formar una sociedad denominada Oruro Foot
Ball Club, que tiene por objeto buscar una distracción útil y provechosa para
la juventud e instalar más tarde un gimnasio". Los socios acuerdan una
cuota de entrada de cinco pesos y una mensual de un peso. El directorio está
integrado por Ricardo Ramos, como presidente; Ulises Ramos, como vicepresidente;
Leoncio Suaznábar, tesorero; Enrique Bohrt, secretario; Jorge Arce, Máximo
Montecinos y Darío Aramayo, como vocales.
El partido para celebrar el primer aniversario de la
fundación del club se cumplió en la plaza 10 de Febrero, tras el cual se dio un
significativo aumento en el registro de socios del club.
Un numeroso grupo de ciudadanos, munidos de sillas, sillones
y bancas, observaron el partido y, por primera vez, a dos grupos de 11 jóvenes
—entre éstos varios ingleses—, con camisetas deportivas y pantalones cortos, y
a un juez vestido de íntegramente de blanco (pantalones largos, zapatillas
blancas, camisa de manga larga y gorra) encargado de regular las acciones
y evitar acciones fuertes.
Ese fue el principio. El año 1907, el club que empezó a dar triunfos al fútbol
orureño, se reorganizó como Oruro Royal Club que no solamente abarcó el
balompié, sino que los socios "además de cuidar con esmero su refinamiento
espiritual", impulsaron otras prácticas deportivas como el golf y el
tenis, ciclismo, motociclismo, pelota al canasto (básquetbol), pelota de mano
(k'ajcha), atletismo y boxeo, además del fútbol femenino a comienzos del siglo
XX.
Su disciplina y el amor a la camiseta fueron las características del Club Oruro
Royal, cuyos jugadores compraban su uniforme y se ideaban "escudos"
para proteger su integridad física como las canilleras, las rodilleras y otros
protectores.
El historial de este club, que tiene una larga lista de triunfos tras sembrar
la semilla del fútbol en el resto del país, trasciende fronteras cuando, sobre
la base del equipo del Oruro Royal, se forma una selección para participar, en
1930, en la primera Copa del Mundo que se celebró en Uruguay. Detrás del Oruro
Royal está una larga lista de jóvenes generosos que dieron de sí y aportaron
económicamente para llevar adelante un club que, con parte de su patrimonio
enajenado por la ambición, guarda todavía la vieja cancha de grandes glorias
para levantar un estadio como homenaje al deporte en Oruro.
Oruro Royal en 1934
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