¿QUÉ NOS PASA A LOS ORUREÑOS? ¿POR
QUÉ NO REACCIONAMOS?
El artículo que leerán a continuación fue publicado originalmente por el
periodista Dehymar J.
Antezana del periódico La Patria en agosto de
2010 donde hace un pertinente reclamo a la orureñidad en general por esa
actitud de a los orureños no nos interesa nada. Desgraciadamente este artículo
escrito hace más de 7 años atrás continua estando muy vigente.
El progreso de Oruro depende de nosotros pero cuando alguien trata de
hacer algo todos los orureños al unísono nos oponemos fervientemente. Cuando el
gobierno central no hace nada por este departamento no decimos ni reclamamos,
pareciera que estamos de acuerdo en destruir a Oruro. ¡¡¡Orureños reaccionemos¡¡¡
¿dónde quedaron esos años donde la ciudad de Oruro era la más moderna del país…?
¿Acaso dejamos de ser orureños en algún momento de nuestra vida…? ¿Cuándo dejamos
de querer a Oruro? Pareciera que todos estamos empeñados en contribuir al
estancamiento de Oruro.
El emprendimiento de un grupo de empresarios privados que construyeron
la nueva terminal, muy moderna por cierto. Hoy por hoy pareciera que los
orureños despreciamos ese gran emprendimiento. Sabemos muy bien que los cambios
son algo difíciles ¿pero por qué no intentar? ¿porque no darle a Oruro una cara
mejor que la que actualmente mostramos a los visitantes? Los orureños debemos
contribuir al progreso de Oruro apoyando a todo emprendimiento nuevo que surja
en la ciudad o el departamento, así y solo así lograremos progresar.
Por: Dehymar J.
Antezana A. - Periodista / La Patria 22 de agosto de 2010
En el último tiempo, por no decirlo desde hace un par de décadas, los
orureños viven en un estado de adormecimiento y letargo, por muchas
situaciones, como la falta de oportunidades para surgir debido a los recortes
económicos que los gobiernos de turno hicieron con esta región.
Otro fenómeno de los últimos años es que desde
1985, cuando se dio la relocalización de los mineros por la política de Víctor
Paz Estenssoro, el orureño ha sido contagiado con ciertas idiosincrasias extra
urbanas, que nada bien le han hecho, ya que sólo vive para no dejar vivir y
hacer.
Los orureños muy envidiados en décadas pasadas del
siglo XX por su trabajo, por su unidad, por su iniciativa, por el amor que le
tenían a esta tierra, hoy simplemente quedan despojos y ruinas de ese tipo de
pensamientos y acciones.
Pero, no vale llorar sobre la leche derramada, si
bien en los últimos años Oruro ha sido uno de los departamentos más
postergados, se debe a la falta de amor a esta tierra de los mismos orureños.
No hemos tenido la suerte de tener buenos gobernantes locales que defiendan los
intereses de la región.
Si bien existe el dicho popular, que "el
orureño nace donde quiere", a la hora de la verdad esa afirmación no se
cumple y lo podemos demostrar a través de las acciones y gestiones de los
eventuales gobernadores que hemos tenido, nacidos en otros terruños, como
Potosí, Cochabamba, La Paz y otros departamentos del país. Prefectos, alcaldes
y otras autoridades que nada o poco hicieron por esta región, más al contrario
se sirvieron de ella para enriquecerse y después de hacer fortuna en Oruro,
simplemente abandonaron la tierra que les dio la oportunidad para ser alguien,
sin devolver nada a cambio.
Obviamente, tampoco podemos generalizar ya que
ciudadanos foráneos que ocuparon cargos públicos administrativos hicieron buena
labor, pero son contados con los dedos de la mano.
A qué queremos llegar con todo lo que mencionamos,
que creemos que más que una ofensa, debe servir como una reflexión para
preguntarnos ¿Qué estamos haciendo por Oruro? ¿Cuál es el aporte que estamos
dejando con el paso de los años?
Aquí no interesa qué tipo de profesión tenga el
ciudadano o qué tipo de formación cultural, ideológica, política o creencia
religiosa predomine en las convicciones del orureño. Lo que interesa saber es
qué estamos haciendo por la Alta Tierra de los Urus, redundamos en este
aspecto, porque consideramos que si nos ponemos la mano al pecho, llegaremos a
concluir que hacemos muy poco por ella.
Por el contrario, sólo nos servimos de la nuestra
tierra y si no tenemos las oportunidades que tenemos para crecer, simplemente,
la abandonamos y nos vamos al exterior, para lo peor, criticamos desde allá,
sin conocer la realidad en la que vivimos.
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