Por: Mauricio Frías Aliaga – Periodista / La Patria de
Oruro, 1 de Noviembre de 2017.
El Palacio de Justicia, aquella edificación que es el
referente del ámbito judicial en Oruro, ubicada en las céntricas calles La
Plata y Ayacucho no siempre fue un lugar que impartía justicia, antes de
constituirse como tal, en esos terrenos funcionó una escuela y albergó varios
años a la Biblioteca Municipal de Oruro.
Su historia se remonta a la época de 1879, una época caracterizada por la
Guerra del Pacífico, recuerdo nefasto para el país, ya que en esta contienda
perdimos el mar; cuenta la historia y los datos del Archivo del Concejo
Municipal, que estos terrenos baldíos pertenecían al Estado, quienes al
necesitar recursos económicos para la movilización de tropas, solicitaron
dinero al Tesoro de la Alcaldía de Oruro, quienes luego de la guerra ya en el
año 1881 determinaron cobrar la deuda que fue saldada con la otorgación del
terreno por parte del Estado para que se condone el cuantioso crédito del cual
no se conoce su monto exacto.
La Alcaldía, un par de años después, determinó que este terreno tenga un uso en
beneficio de la educación, por lo cual se construyó la que se denominó Escuela
Medrano, que no funcionó mucho tiempo por diversos factores que impidieron que
se consolide más allá de 1920 como un lugar que impartía educación de los más
recordados de Oruro, pero en este espacio un par de años estudiaron los jóvenes
del Colegio Bolívar, antes que estos se trasladaran a su actual ubicación.
La característica de la infraestructura era sencilla, solamente un piso de
altura, la clásica pared de adobe, balcones abiertos, el techo de dos aguas y
tenía por lugar contiguo el Teatro Municipal.
Luego que la Escuela Medrano dejara de funcionar como tal, este espacio fue el
lugar en el que muchos años funcionaría la Biblioteca Municipal, que tuvo
diversas ubicaciones en la ciudad, pero precisamente esta esquina albergó a la
historia del país y el departamento durante muchos años, periodo en el que
también diversos bibliotecarios fueron los fieles guardianes de la rica
historia que contenían los libros, es por eso que se recuerda a este sitio como
aquel que reunió gran parte de la rica historia que hasta hoy se conserva
documentada.
Pasarían varios años para que la Biblioteca Municipal se traslade de ubicación
y por gestiones del Órgano Judicial este espacio pasó a su propiedad, cabe
recordar que el Palacio de Justicia funcionaba justo al frente de su actual
ubicación, lugar que antes era conocido como las Cajas Reales, en este espacio
varios años se impartía la justicia en la ciudad. Llegaría la década de los 60
para que finalmente se realice la construcción de la actual edificación y se
consolide como el "Juzgado" conocido popularmente bajo este
denominativo.
El historiador e investigador, Miguel Salas Aguilar, relata una anécdota
interesante que surgió en el momento de la inauguración de la obra que
albergaría al Órgano Judicial en Oruro: "Los años de 1960 y 1970 en medio
de la corriente de la Guerra Fría, los docentes eran influenciados por la
tendencia ideológica de la época, fue precisamente un fiscal que inauguró la
obra, una edificación muy bien hecha para la época, este tenía una fuerte
tendencia comunista lo que implicaba que no creía en Dios, en la religión, es
decir en nada tal cual era la ideología del comunismo de la época, él fue quien
cortó la cinta en la inauguración y a regañadientes porque no estaba de acuerdo
con las tradiciones de la gente que quiso ofrecer una mesa a la Pachamama como
mandan nuestras costumbres, él los llamó ignorantes y atrasados
inclusive".
Salas relata además que pasado este hecho de la inauguración del Palacio de
Justicia, aquel fiscal del que el nombre se perdió en la historia, recorrió
días después el nuevo edificio y en un momento, al estar en las escaleras,
resbaló repentinamente y se rompió la cabeza en una de las escalinatas, lo que
provocó su muerte, la gente al ver la sangre recorrer las gradas, murmuraba que
había sido un castigo de la Pachamama, contra aquella persona que no permitió
que sus creyentes le rindieran tributo, asumiendo que su rechazo a las
tradiciones provocó su deceso.
Hoy, aquel edificio que reunió a la educación y a la historia en algún momento,
continúa imponente afrontando el paso de los años, pese a la llegada de las
nuevas construcciones, que van disipando a espacios arquitectónicos
circundantes que fueron parte de la historia de la "Tierra de
Pagador".
FUENTE: Miguel Salas Aguilar, miembro de la Sociedad de Historia y Geografía de
Oruro.
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