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Zulma
Yugar Parraga vino al mundo el 6 de enero de 1952 en la ciudad
boliviana de Oruro, cuna de tantos y tantos artistas. Su padre, Agustín
Yugar, también orureño, fue fundador del Conjunto Típico Sajama, que junto con
su madre Vilma le inculcaron la afición por la música. Parece ser que ya de
niña empezó a componer sus primeras canciones, cuando tenía 7 años ofreció su
primer recital en el Teatro Municipal de Oruro, donde estreno su primera composición
llamada Tierra
sin Mar.
Siendo aún niña estudió piano, ballet clásico y folclórico en la
Academia de Bellas Artes. Cuando apenas contaba con diez años, Zulma recorrió
todos los rincones de Bolivia en gira organizada por su padre. Pisó los
escenarios más humildes, en provincias y centros mineros, con el fin de conocer
de cerca la realidad de su patria, sus tradiciones y costumbres.
Su carrera profesional en el canto
se inicia a los 13 años, cuando asiste en representación de Oruro al II
Festival Lauro de la Canción, obteniendo el premio a la mejor vocalista
boliviana. Un año después es nombrada Reina del Folklore Boliviano, y asiste al
Festival Latinoamericano en Salta, Argentina trayendo para Bolivia el Primer
Premio. A partir de ese momento, su arte trasciende fronteras bolivianas para
triunfar internacionalmente.
Zulma Yugar fue invitada por la
UNESCO para ser parte del Jurado Internacional para las Obras Maestras del
Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad en representación de América
Latina y Caribe, también fue nombrada Embajadora por la Paz Mundial.
Desempeñó el cargo de Directora
General de Promoción Cultural, del Vice Ministerio de Cultura (1997-2000). En
su gestión elaboró el anteproyecto de ley de Revalorización de los Símbolos
Patrios, institucionalizó el Día del Himno Nacional, los Festivales Itinerantes
en las Fronteras, y los Festivales Artísticos en las Efemérides
Departamentales. Creó las Casas Comunales de Cultura en la ciudad de El Alto,
como un espacio para promover y difundir la cultura popular, organizó el
Encuentro La Paz del Chaco donde excombatientes paraguayos y bolivianos se
dieron la mano y se unieron con el arte, inaugurando un museo y un monumento
recordatorio. Gestora incansable en la postulación del Carnaval de Oruro como
Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad y la Cultura
Kallawaya.
En su condición de Presidenta
Honoraria de la Fundación Cultural que lleva su nombre, crea la Escuela
Superior de Música Popular AVEZUL, en su tierra Oruro como un aporte a la formación
de recursos humanos de música, objetivo fundamental que busca enaltecer y
profesionalizar las Bandas Musicales, bandas escolares, militares y músicos en
general. En la actualidad es además Ministra de Cultura del estado
plurinacional de Bolivia.
En reconocimiento por todo este
accionar en el campo social y en su lucha permanente por consolidar la defensa
de las culturas populares y tradicionales a lo largo de toda su vida artística,
Zulma es galardonada por múltiples organizaciones, políticas, cívicas,
culturales, militares, nacionales como internacionales.
Es artífice de numerosas piezas clásicas de la música andina como veremos en su
discografía, y desde luego que no se puede eludir su increíble voz, ideal para
interpretar temas románticos y con sentimiento. Ha mantenido una especial
colaboración con Savia Andina,
quien ha interpretado algunas de sus canciones más célebres, e incluso ha
llegado a grabar algún disco a dúo con su director: nuestro
querido Gerardo Arias.
Entrevista a Zulma Yugar por: Alejandra león, Jhoana Berazaín
y Galia Herrera, con la tutoría del profesor Guillermo Gandarillas - colegio
Ave María - La Paz
Zulma Yugar es cantautora, presidenta honoraria del Consejo Nacional de
Cultura Tradicional y Popular de Bolivia, creadora de la Fundación Zulma Yugar
para la Cultura Tradicional, reina del Folklore Boliviano y exministra de
Culturas.
Además es una de las mejores voces de la música
boliviana y una mujer de gran compromiso con la cultura y el folclore del país.
Dicen que canta como "una diosa" y esa fue la razón por la que
quisimos entrevistarla.
¿Cómo fueron los inicios en el campo del canto de
Zulma Yugar?
Pisando escenarios fue a mis 4 años con el arte de
la declamación; con la música a mis 10 años, en mi tierra natal Oruro. A los
11, mi padre organizó una gira por todo el territorio nacional que duró un año;
ahí adquirí un compromiso de vida para difundir nuestra música.
¿Para Ud. el artista nace o se hace?
El artista nace por un talento innato que Dios nos
concede.
¿En 1966 la nombran "reina del folklore
boliviano", cómo recibió tal distinción?
Con una responsabilidad muy grande considerando mi
corta edad y sorprendida por el cambio de vida que me tocó asumir.
¿Cuál es el ritmo con el que más se identifica?
Tengo como norma transmitir un canto de
integración, de unidad entre todos los bolivianos por consiguiente me
identifico con todos los ritmos del país: occidente, valles y oriente.
¿De su vasto repertorio nos encanta el tema
"Mi Escuelita" de Willy Alfaro y de Ud. cuál es el tema preferido?
La Escuelita es una de las pocas canciones
dedicada a los niños de Bolivia donde expresamos palabras costumbristas como
Pata pila (descalzo), misky bola (pastilla), y otras que hacen que los niños y
mayores gusten de este tema. A mí también me gusta y lo disfruto, más aun
cuando escucho cantar a niños en aymara o quechua.
¿Qué sugerencias daría Ud. a las autoridades de
turno para salvaguardar el patrimonio artístico boliviano que es continuamente
usurpado por países vecinos?
Desarrollar verdaderas políticas de preservación y
difusión de nuestro patrimonio artístico cultural, principalmente del
patrimonio Intangible que abarca a las Culturas Tradicionales y Populares entre
ellas la música, danzas, instrumentos, lenguas, tradiciones y costumbres.
La preservación a través de acuerdos y convenios
bilaterales y regionales, formular leyes de protección al patrimonio como
también retomar los acuerdos como el de Berna, OMPI, Unesco etc.
En cuanto a la promoción de nuestra música se
precisa una amplia promoción internacional a través del Tv cable, revistas
informativas, programas televisivos y radiales como también la fuerte promoción
de nuestros artistas a nivel internacional.
¿Alguna vez se le pasó por la cabeza dejar el país
e irse a vivir en el extranjero?
Fui tentada en muchas ocasiones con muy buenas
ofertas, sin embargo donde me siento como en el paraíso es aquí en mi Bolivia.
¿Qué opina de la política?
La política en el buen sentido de la palabra es
importante para asumir responsabilidades sobre los destinos de nuestra Patria,
pero cuando se la usa como politiquería deja mucho que desear.
¿Como boliviana, qué opina sobre el
enclaustramiento marítimo al que estamos sometidos?
Al margen de mis actividades como artista
profesional, uno de los roles que está engarzado en mi vida, es el compromiso
social ante mi pueblo, y por supuesto soy una ferviente activista para llegar
con mi voz a los pueblos del mundo sobre este reclamo de retorno a nuestro
litoral por la vía del diálogo dentro de una cultura de paz.
¿Zulma Yugar se ha realizado como persona y mujer?
Como todo ser humano ansío un equilibrio
espiritual y material y voy camino en esa dirección, agradecida por todo el
cariño y calor humano que me brinda mi público. Me siento realizada, pero creo
que todavía hay mucho por hacer.
¿Qué es ser cantante?
Es un privilegio que nos permite a través del
canto llegar al espíritu y al corazón del ser humano.
¿Cuál sería la forma efectiva de incentivar la
cultura musical de nuestro país a los jóvenes?
Dándoles a conocer nuestra historia y memoria
cultural desde las escuelas y colegios, donde los artistas podamos desarrollar
un diálogo directo con el alumno para transmitirles todas nuestras vivencias.
Particularmente en este año estoy dando todo mi tiempo y esfuerzo junto a
destacadas personalidades con la Fundación Cultural que presido y cuya filosofía
trata sobre la defensa del patrimonio cultural, y este trabajo en particular va
dirigido a la niñez y juventud.
¿Cree que las personas extranjeras encuentran más
rica nuestra música y cultura que muchos de los bolivianos?
Sí, lo he comprobado personalmente en la giras
artísticas que me ha tocado realizar. En los países asiáticos, Japón, Corea y
China hay jóvenes que tocan y cantan nuestra música con mucha admiración y
cariño; los bolivianos aprecian más cuando viven en el exterior. Un mensaje a toda
la juventud boliviana y en especial a los estudiantes
En principio, agradecerles por esta entrevista y
sólo decirles que debemos amar y sentirnos orgullosos de ser bolivianos, todos
somos capaces de lograr nuestros proyectos, tan solo hay que mantener y elevar
nuestra autoestima. Como la letra de esta canción que dice: "primero lo
nuestro".
Zulma desde la óptica de Wilson
García Mérida
Le decían
"la nenita Yugar", procoz declamadora que, a los cuatro años, aún sin
saber leer ni escribir, entonaba poemas de Juana de Ibarborou que su madre,
Vilma Párraga, una guapa cruceña que inspiraba irrefrenables serenatas, le
enseñaba a memorizar con un inusitado despliegue de paciente amor maternal.
El esplendor de Oruro, en la
República del Estaño, dio al país un talento que se forjó en la fragua de un
hogar bendecido por las musas. "Yo me debo a mis padres, a los sacrificios
que ofrendaron para abrirme caminos que he andado siempre de la mano de
ellos", dice la artista.
Vilma de Yugar falleció en el
2002 y a causa de esa ausencia Agustín Yugar Vargas se enfermó de irremediable
pena. "Mi padre la amaba tanto que no pudo soportar la muerte de mi madre...
se conocieron en Tarija después de la guerra del Chaco, cuando él terminaba su
servicio militar. Tocaba con maestría la bandolina, además de guitarra y
charango; y un cierto día un capitán le ordenó acompañarle para ofrecer una
serenata a una linda cambita, de quien ese capitán andaba enamorado. Pero la
cambita terminó enamorándose del soldadito que tocaba la bandolina. Se casaron
en la misma Tarija y allí nació mi hermano mayor, Raúl. Mi padre los llevó a
Buenos Aires, allí vio la posesión de Perón y se quedaron dos años viviendo en
Argentina".
A Zulema, la hija menor, le
tocó nacer en Oruro cuando sus padres trabajaban como profesores rurales en las
comunidades andinas del altiplano. "Entre ambos me construyeron, primero
poéticamente y después con música... Mi madre se encargaba de enseñarme a
memorizar poemas y mi padre me daba clases de expresión corporal. Y después
comencé a estudiar piano, a mis seis años, en la Escuela de Bellas Artes".
Cuando cumplía siete años, en
1959, ofreció su primer recital de declamación con un repertorio de 35 poemas.
"Me invitaron al auditorio de Radio El Cóndor y fui presentada por el
inolvidable Abel Flores Mujica. Declamé versos del poeta tupiceño Oscar Vargas
del Carpio y del gran peruano José Santos Chocano, entre otros. Y también
recité mi primera composición, 'Tierra sin mar'. Ahora que lo recuerdo, ya
entonces me asaltaban las cavilaciones concienciales. Sentí la tristeza que
creo aún hoy sienten los niños de Bolivia ante el injusto
enclaustramiento".
Recuerdos de Punata sin luz.-
La niña Yugar era ya una
institución antes de cumplir 10 años de edad. Cierto día ocurrió un incendio y
la familia perdió su casa de Oruro, el padre sufrió quemaduras y el dinero no
alcanzaba para la curación. "Fue cuando mi mamá aceptó un contrato pagado
para hacer un recital poético en Challapata, era el aniversario del Club
Independiente, y con el dinero que ganamos se pagaron los gastos del
hospital".
Los recitales de la precoz
declamadora se hacían más frecuentes. "Comencé a cantar a los diez años, y
en mis presentaciones combinaba el canto y la declamación. Me fui fogueando
ante rudos públicos como era aquel que asistía al auditorio de Radio San José;
estaba claro que necesitaba ganar experiencia y entonces fue cuando mi padre,
con una sabia visión, decide convertirse en empresario de espectáculos; deja su
trabajo como funcionario administrativo de la Policía durante un año y organiza
una compañía conformada por once artistas, con la presencia estelar de María
Luisa Tirado. Yo hacía de talonera, presentando números de fonomímica,
declamando, bailando y tocando el charango. Hice un dúo con otra niña para
imitar a las hermanas Saldaña".
La compañía organizada por los
esposos Yugar, al estilo gitano, lleva a la pequeña Zulema por todos los
rincones de Bolivia. "Llegamos a las zonas más recónditas del país,
entramos a pueblos sin caminos cruzando ríos y tramontando montañas para actuar
en escenarios de adobe y con luz de vela. Cubrimos el altiplano y salimos al
sur llegando a Tupiza, luego de Sucre a Vallegrande, Mairana, Samaipata,
pasamos por Totora, después Aiquile, hasta que una tragedia nos frenó en
Punata...".
El hermoso pueblo del valle
alto dejó un triste recuerdo en la memoria de la precoz artista:
"Sólo podíamos actuar
hasta las diez la noche porque, como en otros pueblos rurales, a esa hora se
apagaba el generador de luz eléctrica. Cuando volvíamos con mis padres a
nuestro hotel, Sergio Martel, artista del grupo, decide separarse de nosotros
para ir a la plaza en busca de un plato de sillpancho, que es tan delicioso en
Punata. Pero a menos de una cuadra fue apresado, en medio de un griterío, por
dos milicianos del MNR que lo habían confundido con algún falangista. Mi padre,
que hablaba muy bien el quechua, trataba de explicar que Sergio Martel era un
artista de nuestra compañía y que nada teníamos que ver con política. Mientras
mi padre intercedía, alguien de nuestro mismo grupo, con muy mal tino, le
aconsejó a Sergio que huya, aprovechando que mi padre hablaba con los
milicianos. Sergio Martel comenzó a correr, los milicianos le dispararon en la
espalda y la bala le salió por el abdomen. Tuvimos que velarlo a oscuras. Ahí
acabó la gira".
El gran salto latinoamericano.-
Su carrera profesional como
cantante comienza cuando tiene 13 años. En 1965 la Prefectura de Oruro le
designa para representar a su ciudad en el prestigioso Festival Lauro de la
Canción, donde gana un primer premio como la "Mejor voz de Bolivia".
El premio consistía en la grabación de un disco. "Pero a don Laureano
Rojas le gustó mi voz de tal manera que duplicó el premio haciéndome grabar dos
discos, producidos personalmente por él. Él se encargaba de todo: me vistió de
cholita, me tomó las fotos, diseñó las tapas de los discos y supervisó
rigurosamente el trabajo técnico en el estudio de grabación".
Un año después se convocó a la
elección de la Reina del Folclore Boliviano, en La Paz, donde participaron
artistas niñas y adolescentes disputando aquel cetro que además daba un pasaje
para intervenir en el Festival Latinoamericano de Salta. Zulema gana la
elección con creces:
"Me ayudó muchísimo
aquella gira que acabó en Punata, esa que organizó mi padre, además de la
esmerada educación que me brindaban papá y mamá. Fui la única concursante que
subió al escenario tocando piano, charango, zampoña y quena, además de cantar y
bailar. Todavía suenan en mi mente aquellas voces de aclamación y aplausos que
cambiaron mi vida. Fui recibido por el presidente Barrientos que me tendió una
alfombra roja para entrar al Palacio Quemado. Y fue entonces que mi madre
diseñó e instituyó un traje de ñusta, que es el vestuario con el cual preparaba
mis próximas giras y mi participación en el Festival de Salta. Es bueno aclarar
que la figura de la ñusta aparece en este momento dentro el ámbito de la
canción boliviana, como una creación de mi madre".
La delegación boliviana ante el
Festival de Salta era como la delantera de la selección de Azkargorta: Mauro
Nuñez, Los Caminantes, Nilo Soruco y Los Montoneros de Méndez, la Diablada
Ferroviaria de Oruro y Zulema Yugar. Obtuvo esta vanguardia el Primer Lugar del
Festival, e incluso el jurado había decidido elegir a Zulema como Reina de la
Canción Latinoamericana. "Pero esa decisión fue sometida a un criterio político:
había una presión de Chile para impedir la hegemonía boliviana en este
escenario cultural y se tuvo que negociar: el primer lugar para la delegación
boliviana o el cetro individual para mí; pero no ambos. Nuestra delegación
cedió el cetro para quedarse con el primer premio; y el cetro de la reina se
otorgó a la representante chilena".
Aquella injusticia despertó el
espíritu rebelde de la joven artista, quien se negó a retornar con el resto de
la delegación. Sin embargo fue recibida con homenajes en todo el país:
"Aquel triunfo de nuestra
delegación levantó la auto-estima de los bolivianos. Nuestra música nacional
comenzó a invadir las ciudades, se pusieron de moda las peñas folclóricas y se
lanzaron los éxitos de Los Jairas".
El compositor argentino Hernán
Figueroa Reyes, que entonces es personero de la CBS, "habla con mi madre y
nos ofrece grabar un disco y realizar una gira por varias ciudades argentinas
que duró un año y medio. Allí compartí escenario con la Negra Sosa, con Jorge
Cafrune, Horacio Guaraní y Eduardo Falú. Y ahí es cuando surge mi nombre
artístico de Zulma. Hernán Figueroa decía que Zulema Yugar no tenía rima;
querían transformar hasta mi apellido pero me opuse tenazmente a que me
destruyan la identidad. Por esas épocas estaba de moda en Argentina exagerar
con nombres artísticos como los de Leo Dan, Sandro y tantos otros".
Letras grandes en la marquesina
Cuando retorna de Buenos Aires
a Oruro, su pueblo natal la recibe apoteósicamente en el viejo andén. Y luego
llega una invitación de México para rodar un musical con PelMex:
"Viví dos años en el
Distrito Federal con la generosa compañía de mi madre, actué en el Palacio de
Bellas Artes y ofrecí recitales en lugares como Querétaro y Guadalajara. Y
fueron inolvidables mis presentaciones en el teatro de la ANDA (la Asociación
Nacional de Actores); el telonero era Vicente Fernández y mi nombre aparecía en
marquesina con enormes letras".
Un terremoto que hizo caer al
Ángel de la Libertad fue el pretexto que Zulma aprovecha para volver a Bolivia.
"No podía soportar el sacrificio que mis padres hacían por mí, a tal punto
de tener que separarse. Mientras yo estaba en México con mi mami, mi papá quedó
solo en Oruro y en esa época no habían las facilidades de comunicación como hoy
con el teléfono satelital o el internet".
La artista vive agradeciendo la
constancia de sus padres en su realización personal y profesional. Después de
la muerte de su madre, hace menos de un lustro, don Agustín Yugar decayó en
salud y Zulma decidió traerlo a vivir sus últimos días en Cochabamba:
"Compré una casa cerca de
Cala Cala e hice todo lo posible para que mi noble padre reciba el mejor
tratamiento médico en esta ciudad, hasta que murió prácticamente en mis brazos,
un día de septiembre en que estuve a punto de partir a Australia para cumplir
una gira. No me habría perdonado jamás si lo abandonaba en ese momento. Él y mi
madre siempre estuvieron a mi lado. Por eso yo estuve hasta lo último con
ellos".
El de Zulma Yugar es un ejemplo
de auténtica honestidad labrada en una vida de amor filial que, al convertirse
en arte, sonará como la dulce voz de aquella niña que empezó a escribir su
historia declamando los poemas le enseñó su madre.